El presidente ruso, Vladimir Putin, recibe durante esta semana a una veintena de dirigentes extranjeros en la cumbre anual del BRICS. Tras la invasión rusa de Ucrania en 2022 y las posteriores sanciones y condenas de Estados Unidos y la Unión Europea, Occidente ha tratado de mostrar al mandatario ruso como un paria a nivel internacional. La cita del BRICS le permite a Putin fotografiarse con una larga lista de países que quieren unirse a este conglomerado de economías emergentes y asisten a la reunión acogida en la ciudad rusa de Kazán.
Qué es el BRICS
El origen del grupo se atribuye al economista Jim O’Neill, quien en 2001 se refirió a Brasil, Rusia, India y China como “BRIC” (por las iniciales de cada país) en un informe del grupo de banca de inversión Goldman Sachs. Los ministros de Asuntos Exteriores de estos países empezaron a reunirse en 2006, llevando a la realidad al grupo BRIC. Su objetivo era unir países con economías emergentes para desafiar el poder político y económico de las naciones más ricas de América del Norte y Europa Occidental. A este conglomerado de países se unió Sudáfrica en 2010, rebautizándolo como BRICS.
Para conseguir su objetivo de convertirse en un grupo potencia en cuanto a economía, los BRICS crearon en 2015 el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB). Su meta era competir con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, para así hacer frente a Occidente. Desde su creación, ha proporcionado casi 32.000 millones de dólares a países emergentes para nuevos proyectos de carreteras, puentes, ferrocarriles y suministro de agua.
Las nuevas incorporaciones
Desde la adhesión de Sudáfrica, el grupo únicamente había contado con esos cinco miembros. En 2023 anunciaron una expansión: invitaron a Argentina, Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán a unirse. Argentina finalmente declinó el ingreso y Arabia Saudí no lo ha confirmado, pero el resto de países entraron a principios de 2024. Desde entonces se les conoce como BRICS+.
De acuerdo con los datos del Banco Mundial, el grupo ampliado de los BRICS representa al 45% de la población y más del 35% del PIB global, cifras que están por encima de las del G7 (grupo conformado por Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos). Se espera que el grupo de economías emergentes aumente su peso en los próximos años, ya que los países BRICS producen alrededor del 44% del petróleo crudo del mundo.
La diversidad del grupo
Uno de los principales desafíos de los BRICS+ es la coordinación de políticas y agendas entre países con economías y sistemas políticos tan diversos. La disparidad en sus estructuras económicas, niveles de desarrollo y políticas internas es un obstáculo para su acción conjunta. Además, las tensiones geopolíticas internas, las disputas fronterizas y las alianzas con potencias fuera del grupo plantean retos para la cohesión del bloque. En términos económicos, enfrentan la dependencia de los mercados de materias primas, la volatilidad de los mercados financieros globales y la necesidad de diversificación. También la gestión de las relaciones con el resto de potencias y la reforma de las instituciones financieras internacionales.
Una moneda BRICS reemplazar al dólar
Los países BRICS han tratado de reducir la primacía del dólar estadounidense en el comercio internacional durante más de una década, principalmente aumentando el uso de sus propias monedas para el comercio, especialmente el renminbi chino. También existe un impulso para introducir una nueva moneda para todo el BRICS, de la que el presidente de Brasil, Lula da Silva, es un importante defensor. Otras propuestas monetarias presentadas en la cumbre de 2023 incluyeron la fundación de una nueva criptomoneda o el uso de una canasta combinada de monedas del BRICS.
Sin embargo, una moneda BRICS requeriría importantes compromisos políticos, incluida una unión bancaria, una unión fiscal y una convergencia macroeconómica general. El dólar, durante mucho tiempo la principal moneda de reserva del mundo, todavía se utiliza en más del 80% del comercio global, y muchos expertos dudan de que una nueva moneda de reserva BRICS sea lo suficientemente estable o confiable como para que se confíe ampliamente en ella para las transacciones globales.
De Erdogan a Maduro, los otros asistentes a la cumbre
A los miembros de los BRICS se le sumaron los líderes o representantes de los países que se postulan a una adhesión. En total han asistido 20 dirigentes mundiales. Este miércoles ha sido el día elegido para llevar a cabo el debate de unión al grupo. Algunos de los asistentes han sido el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, el primer ministro vietnamita, Pham Minh Chinh o el presidente de Irán, Masud Pezeshkian. Otro líder destacado para Putin ha sido el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a quien ha calificado como “socio fiable” de Rusia.
El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, también asistirá a la cumbre y se reunirá con Putin el jueves. El lunes pasado, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania criticó a Guterres, diciendo que si bien no aceptó una invitación para asistir a una cumbre de paz apoyada por Ucrania en Suiza en junio, “sí aceptó la invitación a Kazán del criminal de guerra Putin. Esta es una elección equivocada que no promueve la causa de la paz. Solo daña la reputación de la ONU”.
Por qué es importante la cumbre para Putin
Desde que Rusia lanzó una invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022, el país y su líder se han quedado aislados. Un mes después del inicio de la invasión, Canadá, la Unión Europea, Japón, Nueva Zelanda, Taiwán, el Reino Unido y los Estados Unidos anunciaron una serie de sanciones contra los bancos, las refinerías de petróleo y las exportaciones militares rusas. Desde entonces, se han impuesto más sanciones a Rusia y sus aliados.
La orden de arresto de la CPI contra Putin también significa que no puede viajar a países signatarios del Estatuto de Roma, un tratado de la ONU que estableció la corte, sin correr el riesgo de ser arrestado. En 2023, no asistió a la cumbre de los BRICS en Sudáfrica, que es parte del tratado, en medio de presiones sobre Pretoria para que detuviera al líder ruso si asistía.
Los líderes occidentales también se muestran poco dispuestos a unirse a Putin en cualquier escenario multilateral. Putin no asistió a la cumbre del G20 en la India el año pasado, a pesar de que Nueva Delhi no es parte del Estatuto de Roma. Por todo esto, Putin espera, a través de las reuniones con los 20 mandatarios asistentes, poder enviar el mensaje de que Rusia todavía tiene muchos socios internacionales dispuestos a interactuar y comerciar a pesar de la guerra y las sanciones occidentales.
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