Emmanuel Macron aterriza este lunes en Rabat para verse con un Mohamed VI de salud cada vez más quebradiza. Atrás quedan tres años de enemistad pública, desencadenada por el espionaje con Pegasus a medio Gobierno del presidente galo y una abrupta conversación telefónica entre ambos. En este lapso de tiempo, Macron ha sufrido en carne propia la maquinaria de difamación del régimen alauí. Hace un año un diario marroquí, propiedad del secretario privado de Mohamed VI, cuestionó su “virilidad política” y la veracidad de su propio matrimonio. “Un poco hombre, un poco mujer, pero no asume nada: ¿quién es realmente Emmanuel Macron?”, se titulaba el artículo.
Para firmar la paz, Macron siguió los pasos de Pedro Sánchez y a finales de julio envió una carta al Palacio Real alauí una misiva en la que reconocía la autonomía del Sáhara Occidental bajo soberanía marroquí como “el marco en el que debe resolverse esta cuestión". El camino emprendido por ambos desató sendas crisis con Argelia, aún abiertas. Macron y Sánchez comparten ahora apoyo a las tesis marroquíes sobre la excolonia española, el último territorio por descolonizar de África. Una adhesión que, al mismo tiempo, los convierte en competidores por hacerse con el favor del monarca y el majzén, el círculo que rige los designios del reino.
Marruecos cree haber domesticado a la diplomacia española y también a la francesa
“Ya lo hicieron antes y vuelven a usar a Francia contra España”, reconoce en conversación con El Independiente Aboubakr Jamai, periodista y analista marroquí exiliado desde 2007. “Pero, ¿para qué? Han llegado a un punto muerto. Marruecos cree haber domesticado a la diplomacia española y también a la francesa, aunque ni siquiera es el caso. No sabemos si Sánchez envió en realidad esa carta, pero lo que sí sabemos es que luego fue a la ONU y dijo lo que dijo. Macron no reconoció el Sáhara marroquí sino simplemente dijo que la autonomía es el único plan. Aún estoy esperando a que Francia, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, presente una resolución para reconocer la soberanía marroquí sobre el Sáhara ante esta institución. Es el único paso que resolvería el dossier para los marroquíes”, arguye.
Sin el trofeo definitivo -el Estados Unidos de Trump reconoció el Sáhara marroquí pero más tarde la administración Biden admitió que la autonomía “era solo una de las posibilidades” para resolver el litigio-, la diplomacia alauí juega ahora sus cartas azuzando la carrera entre Francia y España, con las expectativas comerciales como cebo. La coincidencia de ambas en el respaldo a un plan propuesto hace 17 años y que, más allá, de los tres folios iniciales no ha sido desarrollado por Rabat ha sido convenientemente vendida por el establishment. “La alineación de las dos antiguas potencias coloniales, Francia y España, en la cuestión del Sáhara supone un importante avance diplomático”, admite en conversación con este diario Abdelmalek Alaoui, presidente del Instituto Marroquí de Inteligencia Estratégica y cercano a los servicios de seguridad del reino.
Ahora será crucial observar cómo estas posiciones alineadas se traducen en acciones concretas, especialmente en términos de inversiones en la región del Sáhara
Alineación hispano-gala
“Aunque Francia tardó más en aclarar su postura sobre la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara, probablemente debido a sus vínculos más complejos con Argelia, el cambio de postura de España puede haber influido en la postura final de Francia. Ahora, será crucial observar cómo estas posiciones alineadas se traducen en acciones concretas, especialmente en términos de inversiones en la región del Sáhara”, agrega Alaoui. En París no han ocultado su interés por incrementar sus negocios en la exprovincia española a pesar incluso del revés que supuso a principios de este mes unas sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que sepultan los acuerdos pesquero y agrícola firmados entre Bruselas y Rabat.
Tras conocerse los veredictos, Exteriores galo subrayó que “Francia reafirma su compromiso indefectible con su asociación privilegiada con Marruecos y su voluntad de seguir profundizándola”. “Como escribió el presidente Macron a Su Majestad con motivo del Día del Trono, Francia sigue decidida, entre otras cosas, a apoyar los esfuerzos de Marruecos para promover el desarrollo económico y social del Sáhara Occidental, en beneficio de la población local”, establece la nota que, en línea con las sentencias y su defensa de que Marruecos y el Sáhara son territorios y pueblos distintos, menciona la denominación de Sáhara Occidental.
Este viernes, desde Marruecos, el ministro de Agricultura Luis Planas, ex embajador español en Marruecos y figura afín a Rabat, deslizó la necesidad de buscar fórmulas para sortear el veredicto. "Si alguien ha tenido la ambición política, a través de la lectura de estas sentencias, de intentar poner freno al avance de las relaciones estrechas entre la (Unión Europea) UE y Marruecos, o entre España y Marruecos, se ha equivocado, porque esas relaciones no solo están basadas en el trabajo sino en la confianza mutua y en la búsqueda de soluciones", aseveró Planas.
España reconoce estar analizando junto a Marruecos "soluciones de futuro" a las sentencias de la justicia europea que tumban los acuerdos pesquero y agrícola
A su juicio, España y Marruecos están analizando las consecuencias de estas sentencias "pero de una forma optimista", para encontrar "soluciones de futuro" con "una base constructiva y mutuamente decidida" por la UE y Marruecos. "Creemos que hay posibilidades de desarrollar esta cooperación estratégica (…). A cada cuestión que se nos plantee sobre la mesa, le buscaremos la solución concreta. Más que una declaración general, yo creo que es eso lo que más compete hacer en un futuro inmediato y me consta que es lo que estamos trabajando nosotros y la propia Comisión Europea en esta materia". Una actitud que comparte con Francia. Ambos países han liderado el recurso contra la sentencia inicial. Los dos Gobiernos comparten también la condición de víctimas de Pegasus y la alargada sombra de Marruecos que tratan de dirimir sendas investigaciones en tribunales de París y Madrid.
La batalla comercial entre la Moncloa y el Elíseo
En el plano comercial, Francia y España han competido abiertamente en los últimos meses por jugosas licitaciones. En agosto, apenas unos días después de la misiva de Macron, la compañía francesa Egis, en un consorcio con su compatriota Systra y la marroquí Novec, se hizo con el contrato de asistencia al operador ferroviario marroquí Oficina Nacional de Ferrocarriles (ONCF) en las obras de extensión de la línea de alta velocidad entre Kenitra y Marrakech por 130 millones de euros). La española Ineco fue la oferta perdedora entonces. Hace tres semanas, en cambio, Ineco se adjudicó junto a la consultora de ingeniería marroquí CID los estudios de viabilidad y el anteproyecto del servicio ferroviario urbano de las ciudades de Tánger y Tetuán. Queda pendiente de dilucidar la pieza de caza mayor: el contrato de suministro de trenes para la futura línea de alta velocidad Kenitra-Marrakech que por 1.600 millones de dólares se disputan la francesa Alstom con las españolas CAF y Talgo, la coreana Hyundai Rotem y la china China Railway Rolling Stock Corp. La compañía gala, que ha proporcionado la flota actual, parte con ventaja.
“Sería demasiado simplista atribuir el éxito de Egis en la obtención del contrato ferroviario únicamente a la reciente posición diplomática de Francia. Egis tiene un historial consolidado en Marruecos y es probable que se haya alineado bien con el ecosistema actual de la infraestructura ferroviaria del país, que es predominantemente francés”, alega Alaoui.
“Las decisiones empresariales en Marruecos no se ven influenciadas automáticamente por los cambios diplomáticos; Marruecos busca sistemáticamente el mejor acuerdo y el socio más adecuado para sus proyectos públicos”, desliza. “Este nuevo alineamiento entre Francia y España podría servir de base para una postura europea más unificada sobre la cuestión del Sáhara. Sin embargo, cabe señalar que, aunque tanto España como Francia compiten activamente por las oportunidades de negocio en Marruecos, España puede tener una ligera ventaja, sobre todo con la coorganización de la Copa del Mundo, que refuerza sus lazos con Marruecos”.
Tanto España como Francia compiten activamente por las oportunidades de negocio en Marruecos
Italia pesca en Argelia
El Gobierno español ha reiterado en más de una ocasión que, en términos comerciales, la elección de Marruecos frente a Argelia era obvia, justificada por los datos económicos. Una ecuación que deja fuera que Argel es el principal suministrador de gas natural a España. El mes pasado, representó el 37,5% del total de las importaciones, por delante de Estados Unidos (23,3%) y Rusia (13%). Pero, más allá de los contratos, Moncloa no ha logrado con el giro histórico en el contencioso del Sáhara rubricado en marzo de 2022 los hitos marcados, entre ellos, la apertura de las aduanas de Ceuta y Melilla, para las que ya ni siquiera hay fecha ante el bloqueo marroquí. Fuentes conocedoras reconocen a este diario que es altamente improbable que Rabat conceda luz verde. Sería el reconocimiento de unas fronteras terrestres con Marruecos que niega.
En plena competencia hispano-gala, fuentes argelinas consultadas por este diario insisten en que su voluntad es restablecer relaciones con España. Y que ese relanzamiento depende exclusivamente de la voluntad del Ejecutivo de Sánchez de enmendar el giro y volver a alinearse con la necesidad de respetar las resoluciones de la ONU y la legalidad internacional en el contencioso del Sáhara. A tal comunicación vinculan cualquier desbloqueo total del comercio. Un rectificación para rehacer lazos con Argelia que enfurecería a Rabat y que confirma la imagen de Madrid atrapado en la pugna por la hegemonía en el Magreb que libran ambos países.
“España ha pasado a ser un elemento más en el juego de suma cero. Durante décadas había intentado navegar entre ambos, tratando de mantener buenas relaciones con ambos países del Magreb. Es lo que se rompe con el giro”, apunta a este diario el analista Haizam Amirah-Fernández. “De repente Marruecos ve a España como un elemento de su propio juego de suma cero. Los marroquíes contentos, los argelinos y los saharauis del Polisario descontentos”, desliza. “España ha perdido interlocución, pero es importante subrayar que ni Trump ni Sánchez ni Macron han cambiado la situación, que debe ser aplicar el derecho internacional”, agrega.
Teniendo en cuenta que España es percibida como traidora y Francia como neocolonialista, Italia goza de gran estima en Argel
La disputa del Elíseo y Moncloa por ganarse el favor de Mohamed VI ha dejado a los argelinos sin socio. En ese contexto ha emergido como alternativa la Italia de Georgia Meloni. “España se acercó a Marruecos, después de EE.UU. y antes que Francia. Argelia se sintió asediada por una diplomacia marroquí muy bien orientada diplomáticamente”, reconoce a este diario Karim Mezran, director de la Iniciativa para el Norte de África del Atlantic Council. “El país se convirtió en heraldo de los países árabes que no quieren normalizar a Israel y Meloni hizo algo muy inteligente tan pronto como se convirtió en primera ministra: viajó a Argelia. Comprendió que Argelia es demasiado poderosa como para tenerla como enemigo, en los brazos de Rusia. No solo era el gas cuyo suministro ha aumentado hacia Italia sino una cuestión de geopolítica. Hoy los italianos y los argelinos sono grandes amigos. Italia, no obstante, ha mantenido buenas relaciones con Marruecos”, añade.
Una alianza que permite a Argel tener una puerta de acceso en la Unión Europea y no guiarse por la necesidad de recomponer sus lazos con España. “Teniendo en cuenta que España es percibida como traidora y Francia como neocolonialista, Italia goza de gran estima en Argel”, apunta a este diario el politólogo Yahia Zoubir, con estrechos lazos con Argelia. Existen consideraciones históricas. En los años más oscuros de la Guerra Civil argelina, en la década de 1990, Roma mantuvo lazos y asistencia en mitad de la desbandada general.
España, en el fango de Marruecos y Argelia
A pesar de haber designado nuevo embajador -la crisis con Francia tiene en la fase previa-, Argelia no ha olvidado lo que consideró una traición de Sánchez. “Sospecho que las relaciones con España no recuperarán el nivel que tenían antes de que Sánchez tomara la decisión sobre el Sáhara Occidental. Pero no preveo un empeoramiento de los lazos”, indica Zoubir.
En el juego a dos bandas, una de las estrategias del majzén es ahora sacar rédito de la competencia entre franceses y españoles. Fuentes consultadas por este diario no descartan que los marroquíes traten de obtener nuevas concesiones de Moncloa. La cesión del espacio aéreo del Sáhara Occidental, en discusión entre ambos países, es uno de los objetivos. El reconocimiento de la soberanía marroquí del Sáhara también podría ser otro de los cálculos. Entretanto, Rabat también busca establecer acuerdos directamente con comunidades autónomas. El caso más representativo es el de Canarias, donde con el argumento de pactar la devolución de menores marroquíes la diplomacia alauí ha conseguido torcer el brazo de Coalición Canaria y su compromiso histórico con los saharauis. El presidente canario Fernando Clavijo, otrora crítico del giro de Sánchez, dice ahora compartirlo "enteramente".
Envalentonado por este panorama, Rabat trata de anotarse nuevos tantos. “El Gobierno español se abstendrá de seguir la decisión de Macron para evitar empeorar los lazos con Argelia. Otros europeos podrían apoyar el plan de autonomía de Marruecos o incluso reconocer su soberanía sobre el Sáhara Occidental. Al fin y al cabo, esos reconocimientos son nulos desde el punto de vista jurídico, pero aumentan las tensiones geopolíticas en la región”, aduce Zoubir. Jamai comparte esta visión: “Dudo que España tome una decisión como la de reconocer el Sáhara marroquí. Los diplomáticos marroquíes se equivocan en algo: los mayores beneficiados del actual orden mundial es Occidente. No les interesa adoptar medidas que desacrediten completamente ese sistema”.
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hace 2 meses
Un artículo muy valioso para desentrañar las complejas relaciones entre Francia y España con Marruecos y Argelia, respectivamente.
Llama la atención que Marruecos ha acabado doblando el brazo de Macron tras dos años de diferencias -al menos aparentes- con Mohamed VI.
Igualmente, sorprende que, sabedores del espionaje de que han sido objeto por parte de Rabat, Macron y Sánchez muestren públicamente su apoyo a una autonomía que equivaldría en realidad a un Sáhara marroquí.
Marruecos sabe mover los hilos de la diplomacia, del soborno y del chantaje para ganar adeptos a su causa vital, que es mantener ilegalmente en su poder el Sáhara Occidental para explotarlo económicamente y expulsar de él a su legítimo dueño, que es el pueblo saharaui.