"Escuchamos mucho a los demócratas decir lo aterradores que son los republicanos, pero ellos son igualmente aterradores y opresores". Son las contundentes palabras de Jill Stein, candidata del Partido Verde y tercera en la carrera presidencial de Estados Unidos que se dirime el próximo martes. La prensa estadounidense destaca que su campaña se ha caracterizado por ser más dura con Kamala Harris que con Donald Trump, pese a tener posturas políticas más próximas a los demócratas.
El nombre de Jill Stein no es la primera vez que se escucha en la política nacional estadounidense. Si bien su mayor cargo de representación popular fue un escaño en un órgano municipal de Massachusetts hace más de una década, ha sido la cara visible del Partido Verde en las elecciones presidenciales de 2012 y 2016. En noviembre de 2023 anunciaba su vuelta a la primera línea política presentando su candidatura para las elecciones presidenciales norteamericanas.
Stein logró en 2016 un millón y medio de votos que impidieron la victoria de Hillary Clinton
Estados Unidos es un país donde el bipartidismo ha dominado la escena política desde 1853. Propuestas como la de Stein suelen permanecer en la sombra, aunque no es el caso de esta candidata, que ya demostró en el pasado su poder. Stein impidió en 2016 la victoria de Hillary Clinton. Logró un millón y medio de votos en detrimento de los demócratas. Una cosecha de sufragios que facilitó la victoria del Partido Republicano. Un 1,06% de votos que, aunque marginal, fue decisivo para inclinar la balanza.
Stein es conocida por su activismo como ecologista, su labor docente y su carrera profesional como política, aunque se graduó en Medicina por la Universidad de Harvard en 1973. A sus 74 años es la candidata presidencial del Partido Verde, que se posiciona ideológicamente a la izquierda de los demócratas.
Un sistema político roto
La candidata del Partido Verde denuncia el fracaso del bipartidismo en Estados Unidos. Considera que el sistema político "está roto" y ve a los republicanos y los demócratas como los culpables de la deriva del país y el mundo. A juicio de Jill Stein, lo que separa a Harris de Trump son apenas "matices grises", pero ambos apoyan a la "maquinaria de guerra" estadounidense que, a su juicio, está conduciendo al planeta a la Tercera Guerra Mundial por la crisis en Oriente Medio.
Con las encuestas tan ajustadas entre Harris y Trump y uno de los comicios más reñidos en décadas, en el Partido Demócrata han saltado las alarmas. El equipo de campaña de Harris teme que una tercera candidatura les haga perder apoyos. De ahí que hayan lanzado el primer anuncio de televisión en contra del Partido Verde en el que advierten de que "un voto para Stein es realmente un voto para Trump".
Stein critica que los dos grandes partidos hayan creado "el mito de que tu voto les pertenece": "Ellos no son los dueños de tu voto, se lo tienen que ganar". "Nosotros no robamos votos, nosotros inspiramos votos", replica. La candidata se dirige abiertamente a los desencantados con un sistema bipartidista. "Olvídate del mal menor. Lucha por el bien mayor", propugna la ecologista.
El apoyo musulmán a Stein
El as en la manga de Jill Stein es el voto de los ciudadanos musulmanes. Se ha mostrado siempre comprometida con la causa palestina; ha pedido "poner fin al genocidio en Gaza" y ha apoyado a los movimientos estudiantiles que estallaron la pasada primavera en los campus de EE.UU. para obligar a las universidades a desinvertir en armas y romper sus relaciones con Israel. Un posicionamiento que la han hecho muy popular en los círculos propalestinos y que le ha granjeado el apoyo de votantes musulmanes.
La plataforma de Stein para 2024 exige, entre otras cosas, un "alto el fuego inmediato en Israel y Palestina" y poner fin a toda la ayuda militar estadounidense a Israel, clave para la superioridad militar del Estado judío. También ha reclamado una investigación independiente sobre "la legalidad de los miles de millones de dólares destinados a la ayuda militar directa" y ha sugerido que podría justificarse un procesamiento por parte de la Corte Penal Internacional.
Otro factor clave es Butch Ware. Este profesor musulmán de la Universidad de California es el número dos de Stein. En la publicación en la que anunció a su compañero de fórmula, Stein afirmó: "Esta es verdaderamente una fórmula presidencial histórica, que reúne a una mujer judía y a un hombre musulmán negro contra el genocidio y la guerra interminable".
Una encuesta realizada a finales de agosto por el grupo de defensa Council on American-Islamic Relations mostró que en Michigan, hogar de una gran comunidad árabe-estadounidense, el 40% de los votantes musulmanes respaldaban a Stein del Partido Verde. El candidato republicano Donald Trump obtuvo el 18%, seguido por Harris con un 12%. Ahora, como en 2016, algunas encuestas sitúan su resultado en torno al 1% de los sufragios, un porcentaje suficiente para frustrar la llegada de Harris al despacho oval.
Los estados bisagra
La carrera presidencial se define por una serie de estados clave o bisagra. Son distintos en cada elección presidencial y tienen márgenes muy estrechos de votos entre los demócratas y los republicanos, por lo que la victoria de un partido u otro en uno de estos estados puede decidir el resultado en el resto del país. Los siete estados donde la carrera es más reñida en estas elecciones son Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte, Michigan, Arizona, Wisconsin y Nevada.
Jill Stein es un actor fundamental en los estados bisagra. La pesadilla de los demócratas y de sus cálculos electorales. Si consigue suficientes votos en alguno de ellos supondría la pérdida de apoyo a Kamala Harris y, en consecuencia, la victoria de Donald Trump. Por este motivo, muchos votantes de izquierda estadounidenses están haciendo campaña en contra de Stein. Piden que no suceda lo mismo que en las elecciones del año 2000, cuando los votos al entonces candidato del Partido Verde, Ralph Nader, en Florida le costaron la victoria a Al Gore y entregaron la Casa Blanca a George W. Bush.
De los siete estados bisagra, Jill Stein podría influir solo en tres: Pensilvania, Michigan y Wisconsin. El más importante es Pensilvania, por sus 19 votos electorales y su comportamiento fluctuante entre los Partidos Demócrata y Republicano. Las últimas encuestas le dan la victoria a Kamala Harris en este estado con un 49% de los votos (frente al 48% de Trump). Si alguno de los votos demócratas se los queda finalmente Jill Stein, podría suponer el triunfo de los republicanos.
Michigan fue el estado en el que Stein le restó los votos que sellaron la derrota de Hillary Clinton. El Comité Nacional Demócrata ha invertido en mensajes en Detroit y Saginaw para recordar a los votantes que "Trump ganó el estado de Michigan por 10.704 votos en 2016; Jill Stein obtuvo 51.463 votos". En Wisconsin, los demócratas han tratado de impedir la oferta de papeletas electorales del Partido Verde. Temen que suceda lo mismo que en Michigan, por lo ajustadas que están las encuestas entre Trump y Harris. En las vallas publicitarias de Michigan, el Partido Demócrata libra en las últimas semanas una batalla directa y agónica contra Stein. "Jill Stein ayudó a Trump una vez. No dejes que vuelva a hacerlo", rezan los carteles.
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