Estados Unidos decidirá el próximo martes quién liderará el país los próximos cuatro años, si la vicepresidenta Kamala Harris o el expresidente Donald Trump. Con las encuestas más ajustadas que en ningún otro momento de la carrera presidencial, y siempre que estén en lo cierto, ahora mismo hay las mismas posibilidades de que cualquiera de los dos resulte vencedor que de obtener cara o cruz al tirar una moneda al aire.

Sin embargo, escoger a uno u otro como presidente tendrá un impacto muy diferente en el día a día de los estadounidenses, también en el resto del mundo, en la economía internacional y, por supuesto, en Oriente Próximo. En este artículo nos centraremos en el primer aspecto, pero tanto hoy como en los próximos días en El Independiente podrá encontrar piezas de análisis centradas en el resto de aspectos que se verán fuertemente condicionados por la misma decisión. 

Las vidas de los americanos se verán influidas de diferente forma dependiendo de si gana Trump o Harris, y lo harán en aspectos mucho más numerosos de los que podemos tratar en este artículo. Estos son los principales.

La confianza en las instituciones

“Los estadounidenses se enfrentan a unas elecciones que, según Donald Trump, podrían estar «amañadas» incluso antes de celebrarse”, recuerda Carme Colomina, investigadora sénior del Centro de Asuntos Internacionales de Barcelona (CIDOB). “La fiscal general adjunta de Estados Unidos ha advertido del «aumento sin precedentes» de las amenazas a funcionarios públicos y trabajadores electorales, «desde secretarios electos o designados hasta voluntarios», en los puntos de votación. El Departamento de Justicia ha presentado cientos de casos y ha advertido del riesgo que supone este incremento de las amenazas de violencia y de la violencia real para la seguridad electoral. Según una encuesta de Reuters/Ipsos, dos de cada tres estadounidenses dicen que les preocupa el riesgo de violencia política y de revancha electoral tras el 5 de noviembre, recordando el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021”.

Movilización de seguidores de Donald Trump ante el Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021.
Movilización de seguidores de Donald Trump ante el Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021. | ESSDRAS M. SUAREZ / ZUMA PRESS / Europa Press

La desconfianza en las instituciones, incluyendo el sistema de justicia, y el desafío a las normas han sido la tónica común del discurso de Donald Trump, y van más allá de las elecciones. Sus afirmaciones implican que las elecciones sean también una batalla por la libertad expresión. "El mismo día de su toma de posesión en enero de 2017, [Trump] acuñó la idea de los «hechos alternativos» para modelar su propio relato, ha acabado abrazando una realidad alternativa en la que existen inmigrantes que comen mascotas, estados donde es legal abortar después de dar a luz, y donde el insulto, la descalificación, y el discurso del odio forman parte de su valoración del otro, empezando por la candidata rival, Kamala Harris", recuerda Colomina.

Por eso, muchos estadounidenses prevén un panorama profundamente diferente dependiendo de quién sea el candidato. No hay que olvidar que aún está por conocerse la sentencia del caso Stormy Daniels, por el que Trump se convirtió en junio en el primer presidente estadounidense condenado por 34 delitos federales, y que tiene otros cuatro juicios por resolverse.

Aborto

El aborto es el tema central de estas elecciones, y uno de esos aspectos en los que la visión de ambos candidatos es muy distinta, pero el impacto real en las vidas de los estadounidenses podría no serlo tanto. Kamala Harris se ha posicionado como la candidata proaborto y ha prometido que devolverá a las mujeres el poder de decisión sobre su propio cuerpo después de que el Tribunal Supremo anulase la sentencia Roe vs Wade. El fallo acabó con el derecho constitucional de abortar en EEUU hasta la semana 22 o 24, en vigor desde hace casi 50 años, y tuvo lugar gracias a los tres jueces conservadores que Trump nombró para el Tribunal Supremo. 

Manifestación en contra de la nueva ley del aborto en Indianápolis, Indiana.
Manifestación en contra de la nueva ley del aborto en Indianápolis, Indiana. | JEREMY HOGAN / ZUMA PRESS

En esa línea, la candidata demócrata pretende recuperar la protección de la sentencia y advierte de que su oponente prohibirá el aborto a nivel federal si gana, algo que Trump ha negado, aunque en el pasado sí mostró su apoyo por una restricción de ese tipo. A día de hoy el aborto está prohibido en 13 estados y en casi cualquier situación, mientras que otros ocho lo han prohibido antes de las 18 semanas de embarazo.

El quid de la cuestión está en que pese a que Harris ha prometido que recuperará la protección que garantizaba la sentencia de Roe, para que eso suceda el Congreso tiene que aprobar primero la ley, algo que es altamente improbable que suceda a la vista de las pocas posibilidades que los demócratas tienen de ganar las dos cámaras, la de representantes y el Senado. De su lado, Trump ha acusado a demócratas de legalizar los abortos "después del nacimiento", lo que sería un infanticidio, y algo ilegal en todo EEUU, y ha suavizado su postura: ahora no dice si está a favor o en contra del aborto, sino que este es un país diverso y cada estado debe decidir qué prefiere.

"Hay una cosa que tenemos clara: no tendremos acceso [al aborto] si Kamala Harris no gana estas elecciones”, opina Melanie Newman, vicepresidenta de comunicación y cultura de la organización proaborto Planned Parenthood Action Fund. “En la PPAF siempre hemos dicho que Roe era el suelo. Y desde 2022 ese suelo ha desaparecido de debajo de nuestros pies. Por supuesto que podemos y debemos luchar por conseguir más, pero no podemos hacerlo si ella no es la presidenta".

Inmigración 

Trump ha prometido llevar a cabo la mayor deportación de inmigrantes ilegales de la historia del país, aunque no ha concretado cómo la llevaría a cabo, e insiste en seguir construyendo el muro con México. De su lado Harris ha dado algunos bandazos: si bien hace años decía que había que despenalizar la inmigración ilegal, ahora habla de asegurar mejor la frontera, aumentando número de agentes, y critica que los republicanos han impedido en el Congreso que los demócratas saquen adelante su reforma para restringir las entradas irregulares.

Ese es uno de esos puntos en los que el discurso difiere de la realidad: no hay que olvidar que Joe Biden aprobó una orden ejecutiva permitía la deportación inmediata de los inmigrantes sin necesidad de procesar sus solicitudes de asilo, y que Barack Obama deportó más extranjeros que cualquier otro presidente anterior. Asimismo, la propia Kamala Harris ha defendido la construcción del muro.

Una nueva sección del muro que separa Arizona (Estados Unidos) y México.
Una nueva sección del muro que separa Arizona (Estados Unidos) y México. | Cheney Orr / ZUMA Wire / dpa / Europa Press

“En caso de ganar, la inmigración seguirá siendo una cuestión incómoda para los demócratas. Hagan lo que hagan, siempre será poco para unos (los defensores de los derechos de los inmigrantes) y demasiado para otros (partidarios de mano dura con la inmigración). Mientras tanto, Donald Trump sigue gesticulando y lanzando proclamas incendiarias. En su caso, da igual lo que diga y lo que acabe pasando. Como en Europa, para los votantes de aquellos que defienden posiciones populistas y antiinmigración, vale más la retórica que los hechos. Es justamente esto lo que hace que, al menos en este ámbito, tengan todas las de ganar”, afirma Blanca Garcés, investigadora sénior del CIDOB.

Economía

Olga Rodríguez escribe este domingo en profundidad sobre el impacto económico que tendrá que EEUU opte por Harris o que lo haga por Trump. A nivel doméstico, la principal promesa de Trump es establecer aranceles del 20% a todas las importaciones que lleguen a EEUU, del 60% a las que lleguen de China y del 100% para los países que se nieguen a emplear el dólar para el comercio. 

Su objetivo es favorecer el comercio nacional, en una fuerte apuesta por el proteccionismo económico, en contraposición con la tradición republicana del libre comercio y aunque los economistas insisten en que los aranceles provocarán más costes a las empresas estadounidenses y mayores precios para los consumidores. De su lado, Harris también está enfocada en la protección de la economía nacional, aunque con una estrategia más moderada, centrada en aumentar el gasto público para mejorar la sanidad, la vivienda y los cuidados infantiles, frente a los recortes de impuestos que promete el expresidente, sobre todo de sociedades, y bonificando la Seguridad Social.

“La guerra comercial parece una certeza con Trump y una posibilidad con Harris” opinan los economistas e investigadores del Real Instituto Elcano Judith Arnal y Federico Steinberg, “Y esta batería de medidas proteccionistas en lo comercial y expansivas en lo fiscal, unidas a la deportación de inmigrantes, probablemente elevarían la inflación”, predicen.

Cambio climático

Un miembro de Extinction Rebellion reparte panfletos durante una protesta.
Un miembro de Extinction Rebellion reparte panfletos durante una protesta. | Andrew Matthews / PA Wire / dpa

"Los planes de Trump llevarán al desastre medioambiental. Harris se toma el cambio climático más en serio, pero le faltan detalles". Así resume la situación el profesor Tim Benton, experto en clima en Chatham House. "Trump solía decir que el cambio climático era un invento, pero en esta campaña ha recalculado su foco hacia los costes, diciendo que no permitirá que se destine dinero 'a las ideas sinsentido de Green New Scam (algo así como Nuevo Invento Verde, en alusión al Green New Deal)'". 

El hecho de que reconduzca la economía más grande del mundo hacia los combustibles fósiles, libere a las empresas de sus restricciones de emisiones, más la prometida salida del acuerdo de París, cuyo principal fin es mantener el calentamiento global por debajo de los 1,5 grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales, "situará el objetivo del acuerdo fuera del alcance mundial para siempre". EEUU es el país que más emite del mundo, per cápita. Kamala Harris promete convertir al país en líder en la lucha contra el cambio climático, aunque la concreción en este aspecto es poca.