Las propuestas económicas han sido protagonistas en los mítines de campaña de ambos candidatos a la Casa Blanca. Kamala Harris ha propuesto subir los impuestos a grandes empresas y patrimonios para financiar políticas sociales y Donald Trump ha asegurado que mantendrá la guerra comercial contra China para proteger a las empresas estadounidenses. Los analistas creen que el mercado ya está descontando una victoria del republicano, después de que en las últimas semanas haya recortado la ventaja que tenía frente a la demócrata, pero a la vez, auguran volatilidad si el empresario vuelve a ocupar el despacho oval.

“Desde una perspectiva económica, una victoria de Harris podría no cambiar significativamente el panorama, dado su apoyo a muchas de las políticas de Joe Biden y la probabilidad de que tenga que lidiar con una legislatura dividida. En cambio, una victoria de Trump podría provocar un cambio más significativo. Su apuesta por los recortes fiscales y la desregulación podría traducirse en un crecimiento ligeramente superior al de Harris, pero la promesa de aranceles y las políticas antiinmigración también podrían provocar un aumento de la inflación”, resume Caspar Rock, director de inversiones de Cazenove Capital (Schroders).

Los estadounidenses tendrán que elegir si prefieren una política fiscal más laxa en la que se puede acelerar el crecimiento económico pero también provocar un nuevo incremento de la inflación y más deuda pública, si votan por Trump; O bien, si priorizan las subidas de impuestos que provocarían un menor crecimiento económico y que tampoco serían un alivio para el endeudamiento del país, si eligen a la californiana Kamala Harris.

En términos económicos, el Comité para un Presupuesto Federal Responsable, una organización sin ánimo de lucro que analiza las políticas públicas ha calculado qué incremento de la deuda pública se produciría de aplicarse los programas fiscales de Harris y Trump. En el escenario central los planes de Harris incrementarían la deuda pública en 3,5 billones de dólares entre 2026 y 2035, frente a 7,5 billones de dólares en los planes de Trump. La deuda podría escalar más de un 15% si el republicano se convierte en presidente y limita el impuesto sobre Sociedades y bonifica la Seguridad Social.

George Brown, economista senior de Estados Unidos de Schorders, calcula que si Donald Trump aplicase los recortes fiscales que ya puso en marcha en 2017, “los ingresos perdidos en la recaudación de impuestos se sumarían a la deuda del gobierno en cantidades que van desde 3,2 billones de dólares para los recortes de impuestos individuales hasta 167.000 millones de dólares para la continuación de la mayor exención del impuesto sobre sucesiones y donaciones. Estas asombrosas cifras se basan únicamente en el impacto durante el periodo de 10 años comprendido entre 2025 y 2034”.

Se trata de cifras muy considerables, que representan casi un punto porcentual del producto interior bruto de Estados Unidos. Además, como destacan los investigadores del Real Instituto Elcano Judith Arnal y Federico Steinberg, “no ha habido ni una sola mención por ninguno de los dos candidatos a la adopción de un plan de consolidación fiscal a medio plazo o la eliminación del incordiante techo de la deuda, que cada pocos años, deja el país al borde del precipicio fiscal”.

Aranceles

Arnal y Steinberg ya advierten que la política comercial proteccionista que han defendido ambos candidatos lastrará a la Unión Europea. “La Administración Biden ha mantenido el enfoque de Trump en materia comercial, manteniendo los aranceles a los productos chinos (e imponiendo algunos nuevos, así como controles a la exportación y a las inversiones de empresas estadounidenses en China), no permitiendo la renovación del órgano de apelaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y no llegando a ningún nuevo acuerdo comercial bilateral en el sentido tradicional”, recuerdan ambos investigadores.

“No obstante, Trump parece favorecer una política comercial mucho más agresiva, basada en aranceles generalizados (60% para China –aún más para determinados productos, como los vehículos eléctricos–, 20% para el resto del mundo y 100% para los países que se nieguen a emplear el dólar para el comercio), frente a Harris, que emplearía aranceles con determinadas economías consideradas enemigas (China, Rusia, Irán y Corea del Norte), así como una fuerte política de subsidios discriminatorios para el fomento de inversiones verdes”, añaden.

No hay que olvidar que ha sido la administración Biden, con Harris como vicepresidenta, la que ha impulsado un plan fiscal muy agresivo frente a las empresas europeas para que sean las estadounidenses las que lideren la transición ecológica, prioricen las inversiones nacionales y produzcan todo lo posible en Estados Unidos. Este plan ha despertado la preocupación por la competitividad al otro lado del Atlántico, como publicó este periódico recientemente.

Inversiones y bolsa

En cuanto a los mercados y la inversión, Greg Meier, economista Senior y director de Economía y Estrategia Global de Allianz Global Investors, considera que “una segunda presidencia de Trump podría significar una debilidad en las acciones internacionales y de EE. UU., pero con apoyo al dólar estadounidense y al oro, mientras que las implicaciones para los bonos del Tesoro de EE. UU. son menos claras”. En cambio, si gana la demócrata, “probablemente continuando al menos algunas de las políticas del presidente Joe Biden, el impacto en el mercado si ella gana podría ser más neutral, con posible apoyo para las acciones estadounidenses y las materias primas”.

“En el último mes, Trump recupera terreno a Kamala Harris en las encuestas electorales y supera con claridad en las casas de apuestas. En este periodo de tiempo, el mercado se está posicionando con claridad a favor de Trump”, señala Luis Francisco Ruiz, analista de CMC Markets. Ruiz apunta que el mercado ya está descontando la victoria republicana y que sería una sorpresa mayor si finalmente es Kamala Harris quien gane las elecciones.

“Esta posibilidad pillaría al mercado con el pie cambiado y podrían revertirse las dinámicas de bolsa alcista y bonos a la baja de las últimas semanas. Esta reversión podría ser fuerte o de mayor intensidad si los republicanos ganan en ambas cámaras. Otra opción, con probabilidad nada desdeñable, que se abra una ventana de incertidumbre por la igualdad de los resultados y recuentos. En este caso, la volatilidad podría hacer acto de presencia”, advierte.