Comparten apoyo incondicional a Israel, cuyo blindado suministro de armas es clave para que la guerra se prolongue más allá del año sin fin próximo, y hostilidad hacia Irán, país al que ambos candidatos consideran uno de los principales enemigos de Estados Unidos. Pero Kamala Harris y Donald Trump difieren en una letra pequeña que acerca a la élite israelí al trumpismo y abona la desesperanza entre los palestinos.

Una difuminada línea que lleva al bando palestino a albergar pocas esperanzas, entre denuncias de la complicidad de la administración Biden en la guerra en la Franja de Gaza, que a punto de cumplir 13 meses ha dejado más de 43.000 muertos y reducido a escombros al enclave palestino. “Desde el punto de vista político no hay diferencia entre los dos candidatos. Harris es la vicepresidenta de una administración que ha participado activamente en el genocidio del pueblo palestino. Su posición política como candidata es el apoyo militar y diplomático incondicional a Israel”, desliza en conversación con El Independiente Muhannad Ayyash, profesor de Sociología de la universidad canadiense de Mount Royal.

Una protesta con el eslogan "Genocide Joe" frente a la Casa Blanca. | EP

Harris, rehén de la política de Biden

Harris asoma como la heredera de la posición que ha mantenido Biden de apoyo férreo a la estrategia del primer ministro Benjamin Netanyahu, lo que le granjeado entre sus detractores el calificativo de "Genocide Joe". Un respaldo que el inquilino de la Casa Blanca solo ha comenzado a mitigar levemente en los últimos meses, después de que Netanyahu le humillara al desligarse del plan de alto el fuego presentado por el demócrata en mayo. Fue precisamente la pasada primavera cuando la relación entre ambos -iniciada hace décadas- comenzó a resquebrajarse. Según el relato que incluye el nuevo libro del periodista Bob Woodward, Biden llegó a acusar de ser “un puto mentiroso” a Netanyahu en una conversación telefónica en abril. “Bibi, no tienes estrategia”, le recriminó antes de afearle que “le importaba un bledo Hamás y que lo hacía todo por él mismo”.

A pesar de considerar en privado que Israel, con la escalada bélica y los asesinatos políticos de Hamás y Hizbulá, se estaba convirtiendo en “un Estado canalla”, Biden ha mantenido el envío de armamento, la palanca con la que podría haber ejercido presión para forzar un alto el fuego y la liberación de los rehenes. “Teniendo en cuenta quién era, las sensibilidades que le llevaron al despacho oval, su compromiso proisraelí, fue incapaz emocional y políticamente de imponer serias restricciones a la ayuda militar a Israel. Simplemente no se atrevió a hacerlo”, reconoce a este diario Aaron David Miller, quien fuera durante más de dos décadas asesor para Oriente Próximo de secretarios de Estados demócratas y republicanos.

Miller aporta contexto histórico para entender la ausencia de rendición de cuentas con el que Biden y sus predecesores han firmado con Israel. “El último presidente estadounidense que amenazó con imponer serias sanciones y restricciones a Israel fue Dwight Eisenhower, que amenazó a Ben Gurion en 1956 y 1957  diciéndole que si no retiraba sus fuerzas del Sinaí, estaba dispuesto a sancionar a los israelíes, y hablaba en serio. Trabajé para media docena de administraciones, republicanas y demócratas. Ningún presidente para el que trabajé, desde Ronald Reagan hasta George W. Bush, contempló jamás la presión sostenida y seria sobre Israel que podría haberse interpretado como una presión significativa”, agrega.

Benjamin Netanyahu con Kamala Harris el pasado julio durante su visita a Washington. | EP

En el transcurso de la campaña electoral -cuya recta final ha estado más centrada en la política interna, desde la inmigración hasta el aborto-, Harris y Trump han coincidido en condenar el ataque de Hamás y reivindicar el derecho de Israel a defenderse. A diferencia de Trump, Harris ha tratado de acercarse a los palestinos, consciente de su posible efecto en estados bisagra con notables minorías musulmanas como Michigan o Pensilvania. A mediados de octubre, en su cuenta de la red social X, la demócrata deslizó: “Israel debe hacer urgentemente más para facilitar el flujo de ayuda a los necesitados. Los civiles deben ser protegidos y deben tener acceso a alimentos, agua y medicinas. Debe respetarse el derecho internacional humanitario”.

Harris, que ha llegado a reconocer el “desmesurado” número de muertos en Gaza, suele manifestar su compromiso de luchar para que los palestinos “hagan realidad su derecho a la dignidad, la seguridad, la libertad y la autodeterminación”. Para muchos, una promesa vaga e insuficiente. El 23 de octubre en un mitin en Pensilvania, abogó por “trabajar por una solución de dos Estados, en la que Israel y los palestinos -en igual medida- tengan seguridad, en la que el pueblo palestino tenga dignidad, autodeterminación y la seguridad que tan justamente merece”.

No veo una gran diferencia entre Harris y Trump. Creo que Harris ha demostrado que no romperá en absoluto con las políticas de Biden

“No veo una gran diferencia entre Harris y Trump. Creo que Harris ha demostrado que no romperá en absoluto con las políticas de Biden. Y seguirá manteniendo la complicidad de Estados Unidos en el genocidio”, señala a este diario Tareq Baconi, presidente del centro de estudios palestino Al Shabaka e investigador de la política estadounidense en Oriente Próximo. “Trump es algo más difícil de leer porque, por naturaleza, es un presidente errático, pero su historial ha demostrado que está muy comprometido con el mantenimiento del apartheid israelí. No veo ninguna ruptura importante en la política exterior estadounidense en lo que se refiere a Palestina”, añade.

El conflicto palestino-israelí, en palabras de los candidatos

Kamala Harris


Defiende la necesidad de alcanzar un alto el fuego y la liberación de los rehenes

"Israel debe hacer urgentemente más para facilitar el flujo de ayuda a los necesitados. Los civiles deben ser protegidos y deben tener acceso a alimentos, agua y medicinas. Debe respetarse el derecho internacional humanitario"

Ha tratado de desvincularse de Netanyahu. Tras la muerte de Sinwar, Harris declaró que "hay un claro progreso hacia [el] objetivo" de eliminar la amenaza que supone Hamás para Israel. "Hamás está diezmada, y su liderazgo eliminado", agregí. Afirmó que la muerte de Sinwar "nos da la oportunidad de acabar por fin con la guerra en Gaza" y que "es hora de que comience el día después sin Hamás en el poder"

Donald Trump


"Si no gano estas elecciones, Israel, en mi opinión, dejará de existir en dos años"

"Debemos detener este peligroso deslizamiento hacia el conflicto, el odio y la destrucción" mediante "un liderazgo estadounidense inquebrantable y una fuerza estadounidense incuestionable", lo que permitiría que "el amanecer de un Oriente Próximo nuevo y más armonioso [esté] finalmente a nuestro alcance"

A su juicio, Netanyahu está "haciendo un buen trabajo", que Biden está «tratando de frenar y probablemente debería estar haciendo lo contrario". Ha asegurado estar "contento de que Bibi decidiera hacer lo que tenía que hacer". "Está avanzando bastante bien"

El efecto impredecible de Trump

En sus declaraciones públicas, Trump -urdidor de los Acuerdos de Abraham que abonaron la sensación de Israel de que podía enterrar el conflicto con los palestinos a través de la normalización con los países árabes- ha empleado su tono habitual: se ha presentado como “el mejor amigo que los judío-estadounidenses han tenido nunca en la Casa Blanca”; ha alertado de que “Israel será borrado de la faz de la tierra” si pierde; y ha prometido, sin más detalles, “el amanecer de un Oriente Próximo nuevo y más armonioso” y apoyar a Israel “hasta la victoria”. Su receta pasa por ofrecer  carta blanca al Gobierno israelí. Ha insistido en que “apoyará el derecho de Israel a ganar su guerra contra el terrorismo”. “Tiene que ganarla rápido, pase lo que pase, tiene que hacerlo rápido”, ha llegado a pedir.

A juicio de Ayyash, ambos contendientes comparten posicionamientos en el conflicto palestino-israelí. “Harris quiere la normalización entre Israel y Arabia Saudí y la integración de Israel en la infraestructura económica y de seguridad de la región. No habla realmente de un Estado palestino, sino que hace vagas referencias a la autodeterminación palestina sin ninguna explicación concreta de lo que ello implica y de cómo se lograría. Considera a Irán como un gran enemigo al que hay que debilitar.  Todas estas son esencialmente las mismas posiciones de Trump”, alega. “Es cierto que el tono y algunos de los mensajes de Harris son diferentes del racismo antipalestino a ultranza de Trump, para quien la palabra 'palestino' es un término peyorativo, pero estas diferencias en el tono y los mensajes son absoluta y totalmente irrelevantes para la política y los efectos reales sobre el terreno para los palestinos”, añade.

Trump junto Netanyahu y los ministros de Exteriores de Bahréin y Emiratos en septiembre de 2020 durante la firma de los Acuerdos de Abraham. | EP

“En pocas palabras, Trump se limita a decir abiertamente y en voz alta lo que los líderes demócratas dicen y creen en privado a puerta cerrada: es decir, olvidarse de las aspiraciones de libertad y liberación del pueblo palestino porque Israel es un activo estratégico fundamental para Estados Unidos y sus intereses en la región. Israel puede hacer cualquier cosa, incluido el genocidio, y Estados Unidos lo hará posible y seguirá apoyando a Israel en la 'reconstrucción' de Oriente Próximo. En lo que respecta a Palestina, estas elecciones son lo que los filósofos llamarían un 'no acontecimiento', algo que se presenta y aparece para muchos como un acontecimiento importante que llevará a dos caminos diferentes, pero que en realidad no es más que la continuación de lo mismo pase lo que pase en el llamado acontecimiento”, añade el académico.

Irán, en palabras de los candidatos


"Tengo las ideas claras: Irán es una fuerza desestabilizadora y peligrosa en Oriente Medio, y el ataque de hoy contra Israel no hace más que demostrarlo" (1 octubre 2024)

A su juicio, Irán no debe llegar a tener el arma nuclear y, para impedirlo, "todas las opciones están sobre la mesa" aunque apuesta por la diplomacia


Insiste en que durante su mandato "Irán estaba en jaque total". "Estaban hambrientos de dinero, totalmente contenidos y desesperados por hacer un trato"

Asegura que durante su presidencia "nadie compraba petróleo a Irán, querían hacer un trato". "Ahora tienen 300.000 millones de dólares en efectivo"

El impacto en el voto de los estados bisagra

En plena escalada regional, con la contienda cada vez más directa entre Israel e Irán y la invasión terrestre israelí del sur del Líbano, la incógnita es cómo influirá la situación en Oriente Próximo en el electorado estadounidense, máxime cuando el resultado se dirimirá en media docena de estados clave y por un puñado de votos. Precedidas por meses de movilización universitaria en los campus estadounidenses en solidaridad con Gaza, podrían ser los demócratas los más perjudicados.

“La base de los demócratas está cambiando y pide una política exterior diferente. Existe un profundo escepticismo y desilusión con ambos partidos políticos, además de un cambio generacional”, estima Baconi. “Puede tener un gran impacto en estados decisivos como el de Michigan, donde hay votantes que se niegan a aceptar la línea demócrata de que si no votan a los demócratas, lo que viene después es peor. Hay un número significativo de personas que están optando por votar sin comprometerse. Y creo que el Partido Demócrata aún no ha entendido que esto es un reto político importante para ellos. Y que es probable que les afecte e incluso les cueste las elecciones”, advierte el investigador.

(Foto de ARCHIVO) Manifestante pro palestino en Chicago durante la Convención Demócrata.

Más escéptico resuena Miller, convencido de que la situación en Oriente Próximo no será determinante en las urnas. El estadounidense medio no ha sentido en el último año las consecuencias del maremoto: el precio del petróleo y del gas natural se han mantenido estables y no se ha registrado ningún atentado terrorista en suelo estadounidense o contra tropas del país en la región.

“No creo que la mayoría de los estadounidenses, cuando voten el próximo martes, vayan a pensar en Gaza. Si el presidente estuviera tan preocupado por el impacto político que hubiera tenido su apoyo a Israel, se podría argumentar que habría hecho algo al respecto, pero no lo hizo. No hizo ningún esfuerzo por acercarse a votantes no comprometidos que estaban enfadados. Pero hasta qué punto Gaza será decisivo en términos de quién gana y quién pierde, no lo sabremos hasta semanas después de las elecciones, cuando el desglose y las encuestas de por qué ganó Harris o Trump aporten pruebas. Gaza puede ser un factor en un estado como Michigan si Harris no gana”, concluye.