"Una crisis de coalición no es el fin del mundo, es una crisis que debemos superar". El presidente de Alemania, Franz-Walter Steinmeier, ha llamado a la sensatez poco antes de aceptar la destitución del ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, y otros dos representantes del Partido Liberal en el gobierno tripartito que encabeza el socialdemócrata Olaf Scholz. La coalición semáforo (socialdemócratas, liberales y verdes) ha aguantado casi hasta el final de la legislatura, a pesar de las sustanciales diferencias entre ellos, pero en los últimos meses se han acrecentado, sobre todo, en materia económica.
Las últimas elecciones legislativas, celebradas el 26 de septiembre de 2021, dieron lugar al primer gobierno tripartito de la República Federal. Olaf Scholz, que había formado parte del la gran coalición con la democristiana Angela Merkel como vicecanciller y ministro de Finanzas, se convirtió en canciller federal. Ese matrimonio de conveniencia a tres contaba con ministros liberales, liberales y socialdemócratas. Al frente de Finanzas figuraba el liberal Christian Lindner, partidario del llamado schwarze Null (déficit cero), a costa de lo que sea, y en Economía al verde Robert Habeck, muy empeñado en las políticas climáticas y energías alternativas. Entre ellos, el canciller Scholz, defensor del estado del Bienestar.
Han sido las diferencias sobre cómo abordar el estancamiento económico (Alemania borda la recesión) y la crisis industrial que tiene como ejemplo más notable el momento sombrío de Volkswagen. El canciller Scholz y los Verdes defienden que el Estado se refuerce, mientras que el liberal Lindner aboga por lo contrario, menos Estado, y más regulaciones, sobre todo sobre medioambiente, como expone en el documento titulado Wirtschaftswende Deutschland (giro económico en Alemania).
Es cierto que la coalición arrastraba una agonía desde hace meses, pero el final ha sido como el de esos matrimonios de conveniencia que a la hora de romperse se reprochan la falta de amor. Scholz ha acusado a Lindner de no ser de fiar. "Así no se puede gobernar en serio", declaró al explicar la destitución de los ministros liberales.
Uno de ellos, Volker Wissing, titular de Transportes, ha optado por quedarse en el gobierno y se hace cargo de Justicia además. A Lindner le sustituye el socialdemócrata Jörg Kukies, muy cercano a Scholz. El verde Cem Özdemir, a cargo de Agricultura, asume también Educación. A su vez Lindner ha acusado al canciller de querer forzarle a romper con el compromiso de déficit fijado en la Constitución.
"Así no es posible gobernar en serio"
CANCILLER SCHOLZ SOBRE EL LIBERAL CHRISTIAN LINDNER
El órdago de Lindner terminó por crispar al canciller Scholz, quien justo el día en que se supo que Donald Trump será el próximo presidente de Estados Unidos sentenciaba el gobierno tripartito con la destitución del ministro liberal de Finanzas. ¿Por qué ha forzado esta situación Lindner? No tiene nada que perder. En las encuestas su partido está por debajo del mínimo del 5%, es decir, no entraría en el Bundestag. Lindner, que tiene instinto de jugador, pretende ganar perfil político para que su partido supere el 5% y así tener opciones de ser socio minoritario de CDU y CSU en el próximo gobierno.
¿Supone esa crisis que hay elecciones anticipadas automáticamente? No. En Alemania todo lleva su proceso y suele ser lento. Veamos qué pasos han de darse y qué quieren los principales partidos.
Cuál es la hoja de ruta
Ahora Scholz encabeza un gobierno en minoría. No cuenta con el apoyo de la mayoría de diputados en el Parlamento. De este modo, si el gobierno quiere aprobar ahora proyectos legislativos ha de contar con el apoyo de la oposición, que lidera la Unión (CDU y CSU). Para convocar elecciones anticipadas en Alemania previamente el gobierno ha de someterse a una moción de confianza en el Bundestag, según se estipula en el artículo 68 de la Ley Fundamental.
Scholz anunció el miércoles que su propuesta es que la moción se vote el 15 de enero, después de la pausa de las Navidades. Cuando pierda el apoyo, entonces será el presidente federal el que decida si da opción a un gobierno en minoría o da luz verde a que las elecciones anticipadas. En ese caso se celebrarían en marzo, 60 días después, en lugar del 28 de septiembre como era la fecha inicial.
Por qué no se convocan elecciones automáticamente
La Ley Fundamental está orientada a garantizar unas condiciones de gobierno estables en Alemania. Por eso el presidente federal no puede disolver el Bundestag por iniciativa propia. Sí lo podía hacer en la República de Weimar. El Bundestag tampoco puede disolverse por iniciativa propia. De este modo, el voto de confianza da una oportunidad al gobierno para seguir en minoría, pero puede derivar en nuevas elecciones. Depende del canciller decidir cuándo se somete a la moción de confianza, pero es cierto que el presidente federal puede influir si ve que es una vía que genera inestabilidad.
Qué precedentes hay
En 1982 los liberales también dejaron la coalición que mantenían con los socialdemócratas, liderados por Helmut Schmidt. Las diferencias fueron también por motivos económicos. Entonces hicieron canciller al democristiano Helmut Kohl. En 2005 también el canciller socialdemócrata, Gerhard Schröder, provocó una moción de confianza para anticipar las elecciones.
Qué escenarios se prevén
El candidato a la Cancillería de la Unión (CDU y CSU), Friedrich Merz, lo tiene claro. Cree que Alemania no puede permitirse esperar durante meses a tener un nuevo gobierno de modo que ha expuesto al canciller Scholz su deseo de que la moción de confianza sea la próxima semana y que se convoquen elecciones en la segunda mitad de enero.
Socialdemócratas y Verdes no están en su mejor momento, según reflejan los sondeos, y quieren ganar tiempo para buscar cómo afrontar la campaña. Todo lo contrario ocurre con la CDU y CSU, que encabeza los sondeos y ganaría las elecciones legislativas, con más del 30% de los votos, si se dieran ahora. En segundo lugar figura la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), con mejores perspectivas que el SPD y los Verdes.
En la página web del Spiegel, Ralf Neukirch escribe: "Olaf Scholz no quiere convocar una moción de confianza hasta enero y retrasar así las nuevas elecciones. El calendario es absurdo. Los ciudadanos merecen más decencia".
Según Jana Puglierin, directora de ECFR en Berlín, "el SPD apelará al sentido de responsabilidad y de Estado de la CDU, argumentando que Alemania sólo puede seguir apoyando a Ucrania si se dispone de un presupuesto. Sin embargo, este argumento tiene limitaciones. El gobierno ya ha asignado una parte importante de los fondos destinados a Ucrania en 2025 y ha establecido acuerdos para garantizar que el dinero se pueda desembolsar incluso con una gestión presupuestaria provisional. Sin embargo, Alemania no podría intensificar los esfuerzos para llenar el vacío que podría crear una retirada estadounidense".
Merz argumenta que la crisis económica que atraviesa Alemania no admite dilaciones, pero no depende de su partido el adelantar las elecciones. Ha de convencer al canciller o ser muy convincente con el presidente federal para que le oriente en ese sentido. Solo podría plantar una moción de censura pero necesitaría apoyos en el Bundestag para conseguirlo.
A pesar de los tiempos en los que la derecha europea se deja llevar por los cantos de sirena de la ultraderecha y el nacionalpopulismo, Merz no quiere llegar a la Cancillería con el apoyo de AfD. Aún así también tendría que sumar a los liberales y algún diputado más para dar esa pirueta mortal.
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