La polémica, con origen en España, ha terminado salpicando a Marruecos y desvelando por enésima vez las estrechas relaciones que mantiene el régimen alauí con Israel, que han resistido más de un año de guerra en la Franja de Gaza. El puerto de Tánger ha servido de escala para uno de los barcos de la naviera danesa Maersk que activistas propalestinos habían señalado previamente como uno de los buques con cargamento de armas estadounidenses enviado a Israel.
Las autoridades marroquíes han proporcionado asistencia ignorando los llamamientos cursados por el movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) y el Frente marroquí de apoyo a Palestina y contra la normalización. El Maersk Denver, que zapró de Nueva York a finales de octubre y cuya entrada en el puerto de Algeciras fue denegada a última hora del jueves por el Gobierno español en virtud de su compromiso de que "ningún barco" que lleve material militar a Israel haga escala en España, pasó el fin de semana atracado en el puerto marroquí.
"Las autoridades marroquíes han adoptado la posición opuesta a España, cuyo gobierno ha decidido negarse a recibir buques que transporten mercancías destinadas al ejército de ocupación de Palestina, sometiéndose así a las decisiones de la Corte Internacional de Justicia y respetando las disposiciones de la Convención Internacional para la Prevención del Delito de Genocidio de 1948, y eludiendo al mismo tiempo la presunción de complicidad en la comisión de dicho delito", explica a El Independiente Sion Assidon, un activista de derechos humanos marroquí de raíces judías que fundó la sucursal local del movimiento BDS.
El frente, que ha abanderado durante el último año las manifestaciones populares exigiendo el fin del reconocimiento de Israel firmado por Marruecos en 2020 en el marco de los Acuerdos de Abraham, había advertido incluso de que su acogida suponía "una complicidad con la ocupación israelí y Estados Unidos en la guerra genocida que se libra contra el pueblo palestino" e instó a la movilización popular para presionar a unas autoridades que hasta ahora han sorteado la indignación popular. "Tánger se echó a la calle para protestar contra el paso del barco Maersk Denver, y seguirán otras manifestaciones: el barco Nysted Maerks se prepara para recoger lo que el otro barco dejó para el ejército palestino de ocupación y llevarlo a Haifa", agrega Assidon.
Frente a las costas del Sáhara Occidental
Tras su parada en Tánger, el Denver prosigue ahora su camino hacia el puerto omaní de Salalah, donde tiene previsto llegar en 18 días. A última hora de este lunes, se hallaba en las costas del Sáhara Occidental, la ex colonia española ocupada desde 1976 por Marruecos. El Nysted, el otro de los buques de la compañía danesa que debía hacer escala en Algeciras, fue desviado a Lisboa y su llegada estuvo jalonada de protestas de grupos propalestinos.
La compañía, no obstante, insiste en que ninguno de los cargueros transportaba "armas o municiones" destinadas al ejército israelí. "Entendemos que la decisión se ha tomado debido a que las autoridades españolas han cambiado discrecionalmente su postura y sus criterios en cuanto a la manipulación de carga militar con origen o destino en Israel, a pesar de que dicha carga es legal", señala la empresa. "La carga en cuestión cumple plenamente con las leyes y reglamentos nacionales e internacionales. La carga que se va a transbordar a través del puerto no incluye armas ni municiones militares".
Maersk alega que la carga forma parte del "programa de cooperación en materia de seguridad entre Estados Unidos e Israel"
Maersk alega que la carga forma parte del "programa de cooperación en materia de seguridad entre Estados Unidos e Israel", un acuerdo multimillonario que exhibe el apoyo incondicional de Washington al Gobierno hebreo. "EE.UU. lleva a cabo programas similares de cooperación en materia de seguridad con organizaciones internacionales y más de 200 países, incluidos países de Oriente Medio como Egipto, Arabia Saudí, Jordania y Líbano", desliza. La compañía subraya, además, que "proporcionó toda la información requerida sobre la carga con suficiente antelación, siguiendo el procedimiento establecido, y no recibió ninguna pregunta o preocupación de las autoridades sobre ningún elemento de la carga". "Además, las autoridades portuarias no aprovecharon la oportunidad para inspeccionar la carga, que permanece disponible para su inspección en cualquier momento", agrega.
No es la primera vez que un buque con material con Israel como destino atraca en puertos marroquíes, desatando las protestas al otro lado del Estrecho. El puerto de Tánger Med ha acogido buques varios israelíes desde el inicio de la operación militar israelí en Gaza que se ha cobrado más de 43.000 vidas y reducido a escombros el enclave palestino. La visita más reciente se registró en junio, cuando el barco israelí INS Komemiyut hizo escala en el Tánger Med para reabastecerse de víveres y combustible en su viaje de Estados Unidos a Israel. Entonces su presencia en el muelle provocó las acusaciones internas contra el régimen alauí por “participar en el genocidio de Gaza”.
Relanzamiento de las relaciones entre Rabat y Tel Aviv
En septiembre Rabat reabrió la oficina de enlace con Israel cerrada tras el inicio de la guerra. En julio Tel Aviv nombró a Hassan Kaabia, portavoz adjunto del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel para los medios de comunicación árabes, como jefe adjunto de la oficina de enlace en Rabat. La oficina israelí en Marruecos sigue dirigida por David Govrin, un funcionario que fue suspendido temporalmente en 2022 por acusaciones de conducta sexual inapropiada y corrupción.
Tras el estallido de la contienda, los empleados de la delegación abandonaron el país por razones de seguridad. La recuperación pública de lazos se produce incluso a pesar de las declaraciones recientes de Netanyahu, que hasta en dos ocasiones ha ocasionado malestar en los despachos marroquíes. En mayo apareció en una entrevista con una canal de televisión francés exhibiendo un mapa del norte de África y el mundo árabe en el que Marruecos aparecía sin incluirse en sus fronteras el Sáhara Occidental a pesar de que el Gobierno israelí reconoció el año pasado la marroquinidad de la ex colonia española en contrapartida por la normalización de lazos con Rabat.
En septiembre el premier israelí exhibió un mapa de Marruecos que incluía los territorios ocupados del Sáhara pero lo hizo manteniendo una denominación que indigna a las autoridades marroquíes: Sáhara Occidental. El régimen marroquí sólo se refiere al Sáhara Occidental como "Sáhara marroquí", "provincias saharauis" o "provincias del sur" y evita en todo momento la denominación del Sáhara Occidental empleada por la República Árabe Saharaui Democrática del Frente Polisario y los organismos internacionales como la ONU, que no reconocen la soberanía marroquí y lo consideran un territorio no autónomo, el último de África pendiente de descolonización.
Marruecos ha tratado de realizar un casi imposible ejercicio de contorsionismo: preserva lazos económicos y políticos con Israel, con algunas críticas por la campaña en Gaza, mientras reprime las manifestaciones populares en favor de la ruptura de lazos. Una postura cuya incomodidad y denuncia no ocultan fuentes palestinas. “Cuando me ha dicho lo de los hermanos árabes he pensado que son más hermanos los de Granada que los que usted considera. Mire la historia: Caín mató a Abel y eran hermanos. A lo largo de los siglos la hermandad excluye a los intereses de quienes gobiernan. Si hace una encuesta en Marruecos, por ejemplo, verá que el 95% está a favor del pueblo palestino, de su lucha y libertad. Pero los que gobiernan en estos países sabemos quiénes son y cómo llegaron al poder. En estos países están obligados a cumplir el mandato de Estados Unidos y Gran Bretaña. Si usted tiene guardianes, no permitirá que luchen entre sí”, manifestó en verano a El Independiente Fayez Saqqa, dirigente de Fatah y diputado del Consejo Nacional Palestino en Cisjordania. “Marruecos está reprimiendo las protestas por Palestina, pero no desde el 7 de octubre sino desde hace más tiempo. Quien debe decidir su política es el pueblo marroquí”, agregó.
La cooperación entre Marruecos e Israel no es nueva a pesar del reciente establecimiento de relaciones oficiales entre ambos países. Hasán II se sirvió de la experiencia israelí para la construcción del muro de 2.720 kilómetros que separa los territorios del Sáhara ocupados por Rabat y los liberados por el Frente Polisario. Y a cambio Rabat espió las reuniones de la Liga Árabe al servicio de Tel Aviv.
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