Sin tiempo que perder. Al reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara de Emmanuel Macron a finales de julio le sucedió la visita a Rabat con todos los honores que realizó el mes pasado. Una sucesión de gestos, tras dos años de crisis por el espionaje de Pegasus, que esta semana suma el periplo de tres días del embajador galo por los territorios ocupados del Sáhara Occidental, días después de los festejos del aniversario de la Marcha Verde y del ataque reivindicado por el Polisario contra objetivos militares marroquíes.
“Nuestra voluntad es poner en marcha lo más rápidamente posible los proyectos que empiezan a surgir”, ha declarado el embajador de Francia en Marruecos, Christophe Lecourtier, en su recorrido por los territorios ocupados del Sáhara, ex colonia española que es considerada por la ONU un territorio no autónomo pendiente de descolonización, el último de África. “Ahora estamos en condiciones de empezar a concebir proyectos que respondan a las distintas oportunidades que se presentan, en particular en el ámbito económico en las provincias del Sur”, agregó. En señal de la buena sintonía que ahora dominan los lazos bilaterales, el embajador se enfundó el traje tradicional saharaui.
"Un nuevo horizonte de acción"
"Hay una voluntad muy fuerte de Francia y tenemos la capacidad de hacer de esta región el nuevo horizonte de la acción de nuestra embajada y de sus servicios para los próximos años y décadas", insistió. Una demostración de urgencia y ansiedad que se produce apenas semanas después de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea tumbara los acuerdos agrario y pesquero suscritos por los Veintisiete con Marruecos por incluir el Sáhara Occidental, un territorio y un pueblo que el derecho internacional considera distinto y diferenciado de Marruecos. Las sentencias salieron adelante a pesar de las presiones ejercidas por varios Estados miembro, liderados por Francia y España, que en su acercamiento a las tesis marroquíes han provocado sendas crisis con Argelia.
En la delegación comercial francesa, figuran el Banco Público de Inversiones (BPI France) y 'Business France', clave en la financiación de proyectos y la búsqueda de inversiones galas. Ampliamente difundida por la prensa oficialista marroquí, la inédita visita de Lecourtier trata de sellar dos años de crisis desatada por el espionaje marroquí a Macron y parte de su Gabinete. En palabras del embajador, “materializa la cooperación entre Marruecos y Francia en los ámbitos cultural, económico, social, educativo y universitario”. En su periplo está acompañado por una delegación de medio centenar de empresarios galos que se han desplazado a El Aaiún, la capital del Sáhara ocupado por Marruecos, y Dajla.
Una búsqueda de nuevos negocios que, sin embargo, está jalonada en Francia por el debate de las repercusiones de la justicia europea. "La consecuencia directa de la sentencia del TJUE del 10/04/24 es que un gran banco francés denegaría un préstamo a una empresa francesa para un proyecto en el Sáhara Occidental, alegando incumplimiento del derecho internacional. El impacto económico de la decisión ya se está sintiendo para los inversores europeos en la región", manifestó este martes el diputado socialista francés Salim Djellab en su cuenta de X.
Desembarco de empresarios
Durante su viaje, el representante francés se ha reunido con figuras del régimen alauí en los territorios ocupados como el presidente del Consejo Regional, Sidi Hamdi Ould Errachid, el presidente del Consejo Comunal de El Aaiún, Moulay Hamdi Ould Errachid, o el gobernador de la provincia de El Aaiún, Abdeslam Bekrate. Su visita está precedida por la expulsión de varios activistas noruegos que investigaban las conexiones de empresas europeas con la estrategia de expolio de los recursos naturales de Marruecos.
Otro de los objetivos es explorar la apertura de servicios consulares en el territorio. El séquito del embajador incluye un representante del consulado francés en la ciudad sureña de Agadir. A finales de octubre, durante la visita de Estado a Rabat de Macron, el ministro galo de Exteriores, Jean-Noël Barrot, reconoció que su país ampliará su "acción consular y cultural" al Sáhara Occidental.
El presidente galo, siguiendo los pasos de Donald Trump en 2020, declaró entonces que las compañías francesas apoyará "el desarrollo de estos territorios a través de inversiones e iniciativas duraderas y solidarias en beneficio de las poblaciones locales". "Lo reafirmo aquí delante de vosotros: para Francia, el presente y el futuro de este territorio se inscribe en el marco de la soberanía marroquí", concluyó.
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