Desde hace un mes el asedio del ejército israelí sobre el norte de la Franja de Gaza ha propagado el hambre hasta límites que amenazan con hundir a la zona en “una hambruna inminente”, alerta un comité de expertos mundiales en seguridad alimentaria. “Es necesario que todos los actores que participan directamente en el conflicto, o que tienen influencia en su desarrollo, actúen de inmediato, en cuestión de días y no de semanas, para evitar y aliviar esta catastrófica situación”, advierte el Comité de Revisión de la Hambruna (FRC, por sus siglas en inglés), un organismo independiente.
Organizaciones como Acción contra el hambre -en el terreno desde 2005- trabajan en el norte de la Franja de Gaza a pesar de las restricciones y la extrema escasez de alimentos, en un contexto en el que las víctimas de un año de guerra racionan los últimos alimentos básicos para tratar de sobrevivir. Este miércoles expira el ultimátum lanzado a Israel por la administración Biden para que permitiera la entrada de caminos de ayuda al enclave palestino. Cuatro semanas en las que el bloqueo ha sido total, en mitad del SOS de las organizaciones humanitarias y el hambre de decenas de miles de gazatíes.
Los repetidos ataques aéreos han devastado infraestructuras esenciales: panaderías, terrenos agrícolas y mercados han sido atacados más de 190 veces
Incluso bajo incesantes bombardeos de las ciudades de Beit Lahiya, Beit Hanoun y el campo de refugiados de Yabaliya, los habitantes del norte de Gaza se aventuran entre las viviendas reducidas a escombros en busca de latas de comida. La destrucción se ha cebado con los últimos territorios cultivables. “Desde el comienzo de la crisis, los repetidos ataques aéreos han devastado infraestructuras esenciales: panaderías, terrenos agrícolas y mercados han sido atacados más de 190 veces, paralizando la capacidad de Gaza para producir alimentos y acceder a ellos”, explica la responsable de operaciones en Oriente Medio de Acción contra el Hambre, Natalia Anguera.
Según Estados Unidos, Israel debería haber permitido la entrada de un mínimo de 350 camiones al día con alimentos y otros suministros. En octubre, entraron en la Franja de Gaza una media de 57 camiones al día, según COGAT, la agencia militar israelí que supervisa la entrada de ayuda. Las órdenes de evacuación del ejército israelí y el éxodo alimentan ahora el temor de que el plan israelí sea vaciar el norte de Gaza de manera permanente.
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Mujabarat, norte de la ciudad de Gaza
Mujabarat, en el norte de la ciudad de Gaza, mantenía a finales de septiembre solo unos pocos edificios en pie. En la imagen se puede leer sobre uno de ellos una pintada en hebreo que reza “aparcamiento inteligente”. La ciudad fue una de las primeras en ser atacadas en octubre del año pasado. Ahora las operaciones terrestres y aéreas son generalizadas, intensas y continuas y han destruido bienes e infraestructuras esenciales para la supervivencia y subsistencia de la población, incluidos casi el 60 % de los edificios y el 68 % de las carreteras de la Franja, lo que ha contribuido al colapso de los sistemas alimentario, sanitario e hídrico.
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Nuevas órdenes de desplazamiento
Hace un mes las fuerzas israelíes emitieron una orden de desplazamiento masivo dirigida a los palestinos que quedaban en el norte de Gaza, ordenándoles que se desplazaran hacia el sur. Sin embargo, el miedo y los informes de que a quienes intentaran huir se les detiene o dispara, han atrapado a la gente en el pequeño enclave, bajo los bombardeos. Además, estas nuevas órdenes de desplazamiento están limitando enormemente a las organizaciones humanitarias a la hora de proporcionar ayuda de primera necesidad en la zona, como agua, comida o atención sanitaria. Ocho trabajadores de Acción contra el Hambre se han visto afectados al estar en o muy cerca de la zona asediada.
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"Vivimos bajo bombardeos, con ataques aéreos y disparos cada minuto"
“Los que tienen agua doméstica piensan que es algo bueno, aunque no sea apta para beber. Pero eso es lo que tenemos. Aquí no hay nada nutritivo. Toda la comida ha desaparecido, sólo hay latas, estamos sin verduras, sin carne, sin pollo, sin frutas, sin ningún tipo de comida fresca. Así que la gente está acostumbrada sólo a comer latas y harina. Este es otro desastre para la salud de los niños. Muchos niños han muerto por este motivo. Y muchas mujeres embarazadas pierden a sus hijos antes del parto. Esto se convierte en algo normal. Vivimos bajo bombardeos, con ataques aéreos y disparos cada minuto, desde el mar, desde el cielo. Cada segundo. No podemos recordar nuestra vida de antes de la guerra. Ahora en lo único en lo que piensa la gente es en estar a salvo, salvar a nuestros hijos, recoger algo de comida, encontrar algo de agua… Es lo único que pedimos por ahora”, cuenta un residente desplazado en el norte de Gaza.
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Uan catástrofe dentro de otra catástrofe
El reciente recrudecimiento de las hostilidades mientras la atención internacional está en otra parte, en particular el asedio al norte de Gaza, muestra una posibilidad muy real de que esta dinámica no solo nos lleve al peor escenario posible, sino que esté teniendo lugar ya ante nuestros ojos. El norte de la Franja es una catástrofe dentro de otra catástrofe: unas 70.000 personas están atrapadas en Yabalia bajo los bombardeos, mientras la ayuda humanitaria sufre más bloqueos. Según la ONU, desde principios de octubre solo han podido entrar en Gaza unos 25 camiones al día, una de las cifras más bajas de este año de conflicto, y muy por debajo de los 500 diarios previos a octubre del 2023.
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Medios de subsistencia arrasados
“Desde el comienzo de la crisis, los repetidos ataques aéreos han devastado infraestructuras esenciales: panaderías, terrenos agrícolas y mercados han sido atacados más de 190 veces, paralizando la capacidad de Gaza para producir alimentos y acceder a ellos. La diezma de los medios de subsistencia, la destrucción de los sistemas alimentarios y el colapso de los servicios esenciales están llevando a Gaza, especialmente el norte de la Franja, al borde de la catástrofe”, explica la responsable de operaciones en Oriente Medio de Acción contra el Hambre, Natalia Anguera.
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Hornos rudimentarios
Un hombre prepara pan en un horno rudimentario en una tienda el pasado septiembre en el norte de Gaza. La poca comida disponible no es suficiente: el riesgo de hambruna se mantiene con todo el territorio clasificado en fase 4, o emergencia, de inseguridad alimentaria, mientras casi 133.000 personas se enfrentan a inseguridad alimentaria catastrófica, o fase 5, el peor nivel antes de la hambruna, según el último análisis del sistema de Clasificación Integrada en Fases (IPC), un marco de seguridad alimentaria que incluye Naciones Unidas, gobiernos y ONG, entre las que figura Acción contra el Hambre como organización humanitaria que opera en Gaza desde 2005.
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La desolación de Yabalia
«El último análisis del IPC pinta un panorama devastador de la situación en Gaza. La persistente amenaza de hambruna y los niveles asombrosamente altos de emaciación son una señal alarmante de que el tiempo se acaba para millones de personas, especialmente a medida que el frío se instala y la propagación de enfermedades empeora”, afirma Natalia Anguera. En la imagen, un charco de agua estancada, contaminada con escombros esparcidos por las hostilidades, refleja los edificios destruidos en el campo de refugiados de Yabalia. Los habitantes de la Franja llevan más de un año dependiendo de la ayuda para acceder a suficiente agua potable.
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El riesgo de catástrofe
La dinámica actual de escalada de hostilidades, ordenes de desplazamiento y la cada vez más reducida entrada de productos comerciales y ayuda humanitaria tendría que cambiar radicalmente para revertir un empeoramiento que el IPC prevé lleve a que la población clasificada en fase 5, o catástrofe, se duplique en los próximos meses. Según el análisis, entre noviembre y abril del año que viene, casi 2 millones de personas (más del 90% de la población gazatí) estará en crisis de inseguridad alimentaria, de las cuales un 16 % o 345.000 personas sufrirán dicha catástrofe.
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Malnutrición infantil
Además, la emaciación se encuentra en niveles graves, diez veces más altos que antes de octubre de 2023, y se espera que continúe empeorando en toda la Franja de Gaza hasta alcanzar niveles críticos en zonas donde las enfermedades proliferarán con el frío, la alta densidad de población y la reducción de la asistencia sanitaria y humanitaria. Se estima que en el próximo año se produzcan 60.000 casos de malnutrición aguda entre niños y niñas de 6 a 59 meses. Los equipos de Acción contra el Hambre, que trabajan desde hace meses en prevenir y tratar la desnutrición en Gaza, cuentan que la mayoría de los niños y niñas que sufren emaciación son precisamente los que han nacido justo antes o durante la guerra.
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"Las bombas alcanzaron sus ventanas"
“Ayer recibí una llamada de mi amigo que estaba con sus hijos y su familia. Las bombas alcanzaron sus ventanas. Atacaron la casa de al lado. Perdí la conexión con ellos hasta ahora. Ocurre todo este tipo de eventos, todos los días, a cada momento. Todavía tratamos de hacer lo mejor que podemos para la gente que está bajo toda esta locura”, explica un residente desplazado en el norte de Gaza.