"Putin está jugando con nuestro miedo. No empezó a hacer esto hace mil días. Empezó en 2014". La ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, ha reconocido este martes en Varsovia el error del gobierno de Berlín y otros occidentales al tratar con el líder ruso en el pasado. Putin sabe bien manejar nuestros temores y por ello cada vez que siente la presión de EEUU y los aliados de Ucrania recurre a la amenaza nuclear. Pero Putin es astuto y sabe que no es momento de mover ficha: hay que esperar a que Donald Trump llegue a la Casa Blanca el 20 de enero de 2025.

El líder ruso ha agitado el miedo a la guerra nuclear, o a una guerra dentro de los confines de la OTAN, al saber que el presidente saliente de EEUU, Joe Biden, ha dado luz verde al uso de misiles balísticos ATACMS, con un alcance de 300 kilómetros, sobre territorio ruso.

Hasta ahora Biden era reacio por temor a una escalada, pero ha sido Moscú quien ha cambiado de paradigma al apoyarse en tropas norcoreanas para luchar contra las ucranianas en la región rusa de Kursk. Moscú ya había recurrido a armamento norcoreano, pero esto es un paso más. Curiosamente, Trump, tan verborreico, no ha dicho esta boca es mía sobre la decisión de Biden.

El arte de negociar, por Trump

Donald Trump prometió que acabaría con la guerra en Ucrania "en 24 horas", incluso antes de tomar posesión. Sin embargo, nadie sabe cuál es su plan. Lo que sí vimos es cómo el líder ruso ha intensificado su ofensiva tras la victoria de Trump con ataques a infraestructuras críticas y a la población civil como el registrado en Sumy el lunes.

De esta forma, es posible que Biden haya informado a su sucesor de su deseo de elevar la apuesta contra Putin. Como dejó claro en su libro de 1987 titulado El arte de negociar, Trump sabe que antes de negociar hay que crearse una posición de fuerza. Nunca hay que parecer muy interesado en ello ni dar muestras de debilidad.

Hay muchos indicios de que Biden ha llegado a la conclusión de que ya no es tan arriesgado permitir a los ucranianos atacar con los ATACMS. Los ucranianos ya están produciendo una cantidad significativa de drones capaces de atacar Rusia mucho más lejos. Además, tampoco Ucrania dispondrá de muchos ATACMS. Con su decisión Biden muestra que no quiere que el frente ucraniano colapse mientras siga en el poder. Es probable que Putin espere a ver si seduce a Trump y le convence de pactar un acuerdo a su medida.

El recurso a la amenaza nuclear

Como aviso a EEUU y sus aliados, el líder ruso ha revisado la doctrina nuclear de forma que ahora "la Federación Rusa se reserva el derecho de usar armas nucleares en caso de agresión con armas convencionales contra ella y/o la República de Bielorrusia", según ha explicado su portavoz, Dmitri Peskov. Ha añadido que "la disuasión nuclear tiene como objetivo garantizar que un adversario potencial comprenda la inevitabilidad de las represalias en caso de agresión contra la Federación Rusa o sus aliados".

La Casa Blanca trató de rebajar el anuncio de Putin diciendo que no había cambiado nada la posición del Kremlin. En realidad, hay un par de modificaciones sustanciales: Rusia plantea la posibilidad de utilizar las armas nucleares contra un país con armas nucleares que apoye a un país no nuclear contra Rusia. Está clara la referencia a Ucrania y sus aliados con armas nucleares como EEUU, Reino Unido o Francia. Los que han dado luz verde a los ataques con misiles de largo alcance.

Además, antes se hablaba que el ataque debía amenazar "la existencia misma del Estado", mientras que la nueva sitúa ese umbral en una "amenaza crítica" para la soberanía de Rusia.

En realidad, se trata de agitar la amenaza nuclear, algo que el Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad, Josep Borrell, en sus últimos días en el cargo, ha calificado de "irresponsable". Putin sabe bien que no habría vencedores. Solo víctimas.

Despegan las 'primeras estrellas'

En la misma jornada el Ministerio ruso de Defensa daba cuenta de los primeros ataques de Ucrania con misiles ATACMS en territorio ruso. Cinco misiles fueron derribados y los fragmentos de un sexto impactaron de fabricación en el recinto de una instalación militar en Briansk, localidad situada a 150 kilómetros de la frontera rusa. Igual que Biden no ha confirmado que haya aprobado el uso de los ATACMS contra Rusia tampoco Kiev va a anunciar cuando los emplea. El bloguero ucraniano Ihor Lachenkov escribió: "Las primeras estrellas han despegado; el cielo está precioso cuando explotan los depósitos de munición rusos".

Para Moscú, y así lo expresó el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, en Río de Janeiro donde ha acudido al G20, esto demuestra que EEUU y sus aliados han apostado por una escalada. Pero, como pasa con su narrativa sobre la expansión de la OTAN, es Rusia quien ha escalado antes al contar con soldados norcoreanos para librar su guerra de agresión contra Ucrania.

Los rusos manejan a la perfección esta narrativa en la que se presentan como víctimas cuando son los agresores. En el fondo subyace su rechazo a aceptar que la Unión Soviética fracasó y se desmoronó. Putin considera que el destino de Ucrania ha de estar ligado al de Rusia porque sus pueblos son "hermanos". Y se olvida de la libertad de los pueblos y su derecho a elegir.

Cónclave de los 5G más Reino Unido

Otro de sus instrumentos para someter a su población y dominar a otras naciones es el miedo. Baerbock hablaba en Varsovia de cómo Alemania "cometió el error, sobre todo políticamente, de dejarse intimidar por este miedo y, sobre todo, de no escuchar a sus socios, especialmente a nuestros socios de Europa del Este, que lo dejaron claro en su momento: no debemos confiar en las promesas del Kremlin. Debemos invertir en nuestra propia seguridad y protección".

Por ello, el ministro polaco de Exteriores, Radosław Sikorski, inmerso en las primarias por la candidatura a la Presidencia por Plataforma Cívica, ha logrado un éxito al reunir en Varsovia a los Cinco Grandes más Reino Unido con el objetivo de plantear una estrategia europea sobre Ucrania ante la inminente llegada de Trump. Han participado en el encuentro los ministros de Exteriores de Francia, Jean-Noël Barrot; Alemania, Annalena Baerbock; Italia, Antonio Tajani, y virtualmente el español José Manuel Albares, desde Río, y el británico, David Lammy.

Baerbock anunció que Alemania gastaría más del dos por ciento del PIB en defensa y enviaría 4.000 drones a Ucrania, que por primera vez estarían equipados con inteligencia artificial. De momento Alemania se niega a enviar los misiles de largo alcance Taurus. Mientras tanto, Ucrania empezaría a recibir pronto los primeros tramos de un paquete de 45.000 millones de euros procedentes de los beneficios de los activos del banco central ruso congelados en Occidente. Los cazas Mirage franceses están a punto de aparecer en los cielos ucranianos y otro grupo de más de 2.000 soldados ucranianos entrenados en el Sena será enviado al frente.

Sin embargo, en Varsovia, según publica Rzeczpospolita, no se habló de la posible participación de las potencias europeas en una misión de mantenimiento de la paz que pudiera garantizar la vigilancia de la actual línea del frente en caso de cese de las hostilidades. El jefe de la diplomacia estonia, Margus Tsahkna, declaró al Financial Times que los europeos deberían estar preparados para ese escenario si Trump llega a un acuerdo con Putin. La cuestión clave serán entonces las garantías de seguridad para Kiev: sin ellas, el Kremlin podría utilizar el alto el fuego para reconstruir sus fuerzas armadas y volver a golpear a Ucrania dentro de algún tiempo. La otra garantía para Ucrania, el ingreso en la OTAN, parece improbable con una administración Trump.