Las potencias nucleares de Europa, Francia y Reino Unido, se plantean, apoyándose en países que han robustecido su Ejército como Polonia, ofrecer a Donald Trump organizar un contingente militar para dar garantías de seguridad a Ucrania en caso de una negociación con Rusia. El presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro británico, Keir Starmer, habrían hablado de esta opción en su encuentro del pasado 11 de noviembre, en la conmemoración del armisticio de 1918, según ha publicado Le Monde.

En su visita a Londres, el viernes pasado, el ministro francés de Exteriors, Jean-Noël Barrot, trató el tema. En una entrevista con la BBC, dijo que los occidentales deberían olvidarse de las "líneas rojas". En concreto, cuando le preguntaron sobre el envío de tropas a Ucrania, lo que puso sobre la mesa el presidente Macron en febrero pasado, dijo: "No descartamos nada".

Dado que Donald Trump parece dispuesto a que rusos y ucranianos se sienten en la mesa de negociaciones, tanto Macron como Starmer querrían que el presidente estadounidense contase con que hay europeos dispuestos a impedir que Putin aproveche la ocasión para que sus tropas se refresquen para luego someter a Ucrania. Trump no quiere que efectivos estadounidenses participen, y por ello los países europeos que abogan por mantener la ayuda a Ucrania quieren que el presidente electo, que asume el 20 de enero de 2025, tenga en cuenta su compromiso con Kiev.

Fuerza disuasoria contra Rusia

La primera opción es que Ucrania entrara en la OTAN, pero como será difícil lograrlo, en todo caso ha de tener garantías de seguridad. Y se las darían los soldados de las dos potencias nucleares europeas, a los que se unirían polacos, escandinavos y bálticos. En principio se descarta que participen españoles o alemanes.

En una entrevista reciente en el Financial Times, el ministro de Asuntos Exteriores de Estonia, Margus Tsahkna, dijo que precisamente los líderes europeos deberían estar preparados para enviar fuerzas militares a Ucrania para respaldar cualquier acuerdo de paz entre Kiev y Moscú diseñado por Donald Trump.

Margus Tsahkna declaró que la mejor garantía de seguridad para Ucrania era la adhesión a la OTAN, tal y como había solicitado el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy. Pero si Estados Unidos se opusiera a invitar a Kiev a unirse a la alianza militar, Europa tendría que intervenir con el despliegue de tropas una vez finalizados los combates para disuadir de nuevas agresiones rusas.

"Si hablamos de garantías reales de seguridad, significa que habrá una paz justa. Entonces hablamos de pertenecer a la OTAN. Pero sin Estados Unidos es imposible. Y entonces hablamos de cualquier forma [de garantía] en el sentido de botas sobre el terreno", declaró el ministro estonio.

Cinco brigadas

La misión constaría de cinco brigadas de tropas terrestres, según el diario polaco Rzeczespospolita. El mando de cada una de ellas sería asumido por un país distinto. La misión contaría con el apoyo de la aviación. Si Turquía estuviera de acuerdo, la misión tendría también un componente naval. En total participarían entre 40.000 y 45.000 soldados, más o menos el tamaño de la KFOR que garantiza la paz en Kosovo cuando se creó en 1999. Esta fuerza apoyaría claramente a Ucrania.

En Francia, la cuestión se debate en varias instancias políticas desde el Elíseo, el gabinete del primer ministro y los Ministerios de Exteriores y Defensa. También en el Reino Unido el asunto se aborda de forma amplia y también se ha tanteado a los interlocutores polacos. De hecho, Polonia está siendo muy activa a la hora de buscar cómo reforzar a Ucrania en la era Trump.

El pasado 19 de noviembre el ministro polaco de Exteriores, Radoslaw Sikorski, reunió en Varsovia a los jefes de la diplomacia de Francia, Alemania e Italia, y en el encuentro también participaron los ministros de Exteriores de Reino Unido y España. En el comunicado, se comprometían a "intensificar aún más el apoyo militar, económico y financiero a Ucrania" y a "limitar la acumulación de capacidades militares rusas".

En este sentido, ha resultado crucial el giro dado por el presidente de EEUU, Joe Biden, al dar luz verde al uso de los misiles ATACMS contra objetivos en Rusia. El paso dado por Rusia de recurrir a tropas norcoreanas contra los ucranianos llevó a Biden a dar este paso, tras negarse durante meses por temor a una escalada. Reino Unido hizo lo mismo poco después con sus misiles Storm Shadow y Francia con los Scalp.

Como suele ser su modus operandi, el líder ruso, Vladimir Putin, agitó el miedo nuclear en cuanto se supo que los aliados de Ucrania iban a permitir que atacara con misiles de largo alcance objetivos militares rusos. Putin insinuó, al cambiar la doctrina nuclear, que Moscú podría responder con armas nucleares a estos ataques de Ucrania. Tanto Ucrania y sus aliados como Putin están moviendo fichas para fortalecer sus posiciones con vistas a una eventual negociación auspiciada por Donald Trump.