Es un referente de la izquierda centroeuropea, un activista comprometido con la transición de Polonia hacia la democracia que decidió seguir el camino del periodismo en lugar de la política. Adam Michnik (Varsovia, 1946) sigue escribiendo en las páginas de Gazeta Wyborcza, emblemático diario polaco que contribuyó a fundar a finales de los ochenta. Fue Lech Walesa quien le animó a crear un gran diario polaco como consecuencia de las Conversaciones de la Mesa Redonda, en las que Michnik tuvo un papel activo. Reconoce que la vía española a la democracia, con los Pactos de la Moncloa, fueron una inspiración. De ahí que lamente la deriva actual y sea implacable con Pedro Sánchez. "España tuvo una democracia floreciente y los separatistas y Sánchez la están destruyendo", dice el intelectual polaco, admirador confeso de Adolfo Suárez y de Felipe González.
Su despacho en el edificio de la editorial Agora, a la que pertenece Gazeta Wyborcza, en Varsovia habla de su devoción por los libros y los diarios, que aparecen en cada esquina sin apenas dejar sitio a nada más. En las paredes, artículos que han pasado a la Historia y premios, entre ellos el Princesa de Asturias en Comunicación y Humanidades en 2022. Alguna fotografía en un discreto segundo plano. En la mesa, junto a papeles y periódicos, un dulce y paquetes de cigarrillos. Sigue fumando con una naturalidad que evoca otros tiempos. También de otra época es su teléfono movil, que saca con esmero de una funda de cuero, ya ajada, a mitad de la conversación cuando recibe una llamada desde el otro lado del Atlántico. Adam Michnik es una leyenda en Polonia y en Europa y las leyendas no necesitan redes sociales.
Acaba de presentarse en España su último libro, Elogio de la desobediencia, de la editorial Ladera Norte, una recopilación de artículos encabezados por una entrevista realizada por el periodista Macej Stasinksi titulada: "La Rusia de Putin no es la Rusia de Pushkin". Es la visión de un "rusófilo antisoviético", que ve a Putin como "la calamidad más siniestra que ha caído sobre Rusia desde el bolchevismo". Concluye la antología con un homenaje a Aleksey Navalny, "un demócrata heroico y fiel a la Constitución que entregó a Rusia su talento, su pasión y su corazón valiente". Uno de los artículos más significativos de la obra es la Carta del preso al carcelero, que dirigió Michnik al ministro del Interior, general Czeslaw Kiszczak, para rechazar su oferta de exilio en la Costa Azul. En la misiva le llama "imbécil" por dejar en evidencia que estaba dispuesto a pisotear la ley y "cerdo" por buscar su "suicidio moral" con la envenenada oferta. Años después se encontrarían en la mesa redonda y Michnik le recordó al general que le debía una respuesta.
El populismo sigue ahí
Echamos de menos a desobedientes como Adam Michnik, intelectuales sin miedo a represalias y sin sometimiento a un ego inconmensurable. Y se lo decimos para arrancar la conversación, a la que se brinda de forma amable y sosegada. Muchas respuestas las piensa con serenidad. Es un historiador que reflexiona y un periodista que busca la palabra precisa. Cree que sigue habiendo inconformistas que se rebelan ahora contra los populismos y las autocracias.
"En Polonia hemos conseguido parar el populismo y ahora también lo han hecho en Moldavia. Tampoco creamos que antes era mejor. Hubo mucha gente acomodaticia aquí en Polonia y en la España de Franco. Hubo desobedientes, pero éramos una minoría. La razón histórica estuvo de su lado", señala Michnik.
El periodista polaco se refiere a cómo el partido Ley y Justicia fue apartado del poder, tras ocho años, en las elecciones de octubre de 2023, cuando fue posible la formación de una coalición encabezada por Plataforma Cívica, liderada por Donald Tusk.
¿Ve posible que regrese el PiS? "Claro que es posible. El PiS puede volver al poder. Lo paramos porque teníamos un líder fuerte [Donald Tusk]. Después de dos mandatos, los polacos han llegado a la conclusión de que el PiS nos llevaba a una deriva hacia la dictadura". ¿Cómo evitarlo? "Depende de cada uno de nosotros. Si no queremos caer en el putinismo a la polaca hemos de estar alerta. No hay naciones que se libren del putinismo. Nadie podría imaginarse que los ingleses podrían votar a favor del Brexit".
También aludimos a la crisis que viven los medios, que han dejado de realizar el papel de gatekeeper, de guardametas de los bulos, y tienen el campo abonado las redes sociales donde todo el mundo parece que tiene la misma credibilidad y la misma autoridad. "Es la revuelta de las masas, fáciles de manipular, y con esos políticos que usan la democracia en su beneficio. Y como refleja Francisco de Goya cuando la razón duerme surgen los monstruos".
Reconoce que "ahora hay una ola en todo el mundo y eso es un riesgo". Esa ola nos lleva a EEUU, donde Donald Trump volverá a la Casa Blanca el próximo 20 de enero, tras ganar en las presidenciales del 5 de noviembre. "No sé lo que va a pasar en EEUU. Si se creemos lo que dice Trump, hemos de temer todo lo peor. Es muy peligroso que alguien como Trump haya ganado en la democracia más importante del mundo. Trump puede poner el mundo patas arriba como Hitler en 1933. No digo que vaya a declarar la guerra o a cometer un Holocausto, pero sus decisiones van a cambiar las relaciones globales. Incidirá en la OTAN, en la UE... es alguien que ve bien a Putin o Orban. Es imprevisible, un loco".
El mejor líder europeo actual es Donald Tusk pero Polonia es demasiado débil como potencia"
Reconoce Adam Michnik que tiene mucho miedo. "Hemos de tener una estrategia: o controlamos a Trump o sobrevivimos lo menos mal que podamos estos cuatro años". El problema es que Trump regresa en un momento en que Europa está en un momento de gran fragilidad, apunta el intelectual polaco. "Mira lo que pasa en España, en Alemania la coalición ha saltado por los aires, el Reino Unido está fuera de la Unión, Francia con Le Pen y Mélenchon engrandecidos... faltan fuerzas y líderes. El mejor es Tusk pero Polonia es demasiado débil como potencia", señala. ¿Confía en Friedrich Merz, el candidato a la cancillería de la Unión? "Tendría que ser una síntesis de Adenauer y De Gaulle. Es lo que necesitamos".
Aboga por avanzar más en la reconciliación entre Alemania y Polonia, y por su empatía con Polonia tiene buen recuerdo de la canciller Angela Merkel, que acaba de publicar sus memorias. "Los polacos han elegido claramente a la UE. En Polonia un político prorruso no sería posible. Esto tiene una parte buena porque bloquea la eventual influencia del Kremlin pero a la vez es malo porque fomenta la rusofobia. Ninguna nación es totalmente mala. Francia, Alemania, Italia, todas han tenido momentos nefastos".
La izquierda española que habla de no armar a Ucrania debería recordar lo que decía la izquierda en la guerra civil sobre los no intervencionistas"
Gran conocedor de España
Y es Adam Michnik el primero que menciona España, un país cuya cultura conoce bien y donde tiene buenos amigos y conocidos, políticos y periodistas. Habla de Jorge Semprún, Javier Cercas o Fernando Savater. "Hubo un momento en que se dijo que los españoles no eran capaces de tener una democracia y crearon una democracia floreciente que están destruyendo los separatistas y Sánchez. Hay riesgo en España. Los separatismos y la política del PSOE están fuera de la lógica y se desmarca del camino que emprendieron Adolfo Suárez, Felipe González y José María Aznar. Todos respetaban la democracia constitucional, pero Sánchez no lo hace. Ha cedido ante los separatistas y ahora actúa con los medios y los jueces".
Suárez, González y Aznar respetaban la democracia constitucional, pero Sánchez no lo hace"
Descarta que en España sea posible una gran coalición alemana, porque aún sigue en la memoria la división de la guerra civil. Al comentarle si cree que un museo como el Polin sobre la historia del pueblo judío ayudaría es tajante: "El museo podría levantarse pero eso no evitaría que la división siguiera en las cabezas de los españoles".
Le preguntamos qué diría a esa izquierda española que habla de la paz en Ucrania casi sin mencionar a Putin y se opone a dar armas a Ucrania. "Les recordaría qué decía la izquierda española en la guerra civil sobre los que no quisieron intervenir al lado de la República y las consecuencias que tuvo al abrir la vía a Franco y a Hitler le animó a su política de agresión en Europa. Defender esa política ahora con respecto a Ucrania es como si se le hubiera dicho a los polacos que no atacara a los nazis cuando les atacaron", señala Michnik, a quien no le gusta que le digan que es un referente de la izquierda europea.
Elon Musk, un cínico ególatra
¿Son ignorantes los que no se da cuenta del riesgo que encarna Putin, o son idiotas? "Se pude ser muy inteligente y realizar diagnósticos idiotas. Conocemos gente muy inteligente que seguía a Hitler porque pensaba que iba a lograr que Alemania superar la crisis. Y todo tiene un precio. Hubo gente muy inteligente fascinada con Stalin como Sartre o Arthur Miller. Dicen algunos que fue por el dinero, pero no, los había convencidos. Tomaron decisiones idiotas".
¿Y Elon Musk? ¿Por qué secunda a Donald Trump? "Elon Musk no es idiota, es un cínico. No lo hace por ideología. Lo hace por ego y el dinero. Arthur Miller, Sartre sí lo hacían por ideología. Pero Musk no. Trump tampoco tiene una ideología. Su ideología es que él es el más guapo y que es mejor tener dinero que no tenerlo", dice medio en broma. "En ese sentido es menos peligroso que Hitler o Stalin. Pero se puede ser dictador sin ideología con el dinero o la fuerza". Y reafirma cómo Trump es "impredecible, lo contrario de Reagan que sí calculaba. Trump funciona por capricho. Podría atacar Honduras si se levanta con dolor de barriga. Es el fin del mundo que conocemos en cierto sentido".
Ucrania, el Afganistán de Putin
¿Podría pasar que los ucranianos quedaran abandonados a su suerte por incapacidad de los europeos, o inacción? "Aún no ha ocurrido pero tengo miedo de que suceda. Apoyo mucho a los ucranianos. Es la nación más desafortunada de Europa. Putin no entiende el lenguaje de las negociaciones. Solo entiende de la fuerza. Muchos nos equivocamos con Putin. Yo también. No pensaba que fuera a conducirse como lo ha hecho. Putin lleva a Rusia a una catástrofe y así va a ser recordado".
Ucrania va a ser para Putin como Afganistán fue para Brezhnev. No sabemos cómo acabará pero Putin no es inmortal"
¿Será Ucrania la trampa mortal de Putin? "Ya lo es. Ucrania va a ser para Putin como Afganistán fue para Brezhnev. No sabemos cómo acabará. Si habrá un golpe palaciego o serán los oligarcas los que acabarán con él. Pero Putin no es inmortal. La historia nunca se repite pero miramos en el pasado para saber interpretar lo que sucede".
La cuestión es si hay un futuro esperanzador para los rusos o después de Putin aún vendrá algo peor. "Nosotros aquí sabemos que siempre puede haber algo peor", replica entre risas haciendo gala del sentido del humor negro de los polacos, sobre todo a la hora de mirar su historia. "Ninguna victoria es definitiva pero tampoco ninguna derrota".
Reconoce que no tiene respuesta para todo, como sí la tienen en el PiS o Trump. "Aunque parezca pesimista y tenga mis miedos, sigo creyendo que cada uno tiene potencial para la revuelta, para frenar los abusos, la corrupción y la manipulación". Si le pedimos consejos para los jóvenes, concluye convencido: "Mi yo veinteañero no aceptaría jamás consejos de alguien que ya tiene cerca de 80".
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