"Estamos en el momento de la verdad, un momento parlamentario inédito desde 1962 que va a desembocar, en el fin de un gobierno efímero. Un gobierno de circunstancias y de apariencia". Así ha arrancado su intervención Marine Le Pen, quien ha sentenciado a Michel Barnier a convertirse en el primer ministro más breve de la V República. Su gobierno es el primero en perder una moción de censura en 62 años. La líder de Agrupación Nacional ha sido su verdugo, en complicidad con el Nuevo Frente Popular, comandado por Jean-Luc Mélenchon, quien ha asistido al voto desde la tribuna de visitantes.

La moción de censura presentada por el Nuevo Frente Popular, y avalada por Agrupación Nacional, ha superado los 289 necesarios. Se ha aprobado por 331votos. Tras conocerse el resultado, Marine Le Pen ha dicho: "No considero que sea una victoria... Hemos tomado esta decisión para proteger a los franceses". Barnier presenta este jueves por la mañana su dimisión al presidente Emmanuel Macron.

Le Pen no ha cedido a pesar de las acusaciones de "irresponsabilidad" o "cinismo" por sumarse a las fuerzas de la "extrema izquierda" y sus postulados, a quienes critica sin piedad. "No nos alegramos de ello", ha reconocido Marine Le Pen. Sin embargo, tienen un objetivo común: el presidente Emmanuel Macron. Como no pueden plantear una moción de censura contra Macron, castigan a su elegido como primer ministro. En su cuenta de X, Mélenchon lo ha dejado claro: "Incluso con un Barnier cada tres meses, Macron no durará tres años".

La realidad de los números

Barnier, en su intervención, ha reconocido que el presupuesto ni es perfecto ni es el que le gustaría. Pero "la realidad presupuestaria está ahí, sea cual sea el gobierno. No va a desaparecer". La deuda supera los 3.3 billones de euros, y solo los intereses superan los 60.000 millones. Ha acusado a los defensores de la moción, al retrasar el presupuesto, de hipotecar el futuro por sus intereses inmediatos. "Esta moción de censura tendrá graves consecuencias", ha remarcado. Y ha citado a Antoine de Saint-Exupéry: "Chacun est responsable de tous. Chacun est seul responsable. Chacun est seul responsable de tous", para apelar a la responsabilidad individual y colectiva de los diputados.

El gobierno de Michel Barnier, un conglomerado de macronistas y conservadores como el primer ministro, está en minoría. Barnier fue designado por el presidente Emmanuel Macron el pasado 5 de septiembre, tras casi dos meses de espera tras las elecciones legislativas del 7 de julio (segunda vuelta). Macron rechazó los candidatos propuestos por el Nuevo Frente Popular y optó por Barnier, con amplia experiencia ministerial y como comisario europeo. Fue el negociador de la UE para el Brexit y aspiró sin éxito a la Presidencia en 2022.

La Asamblea Nacional de Francia está dividida desde entonces en tres bloques: el Nuevo Frente Popular que suma la izquierda socialista y más allá como la Francia Insumisa junto a los ecologistas y los comunistas; la Agrupación Nacional de Marine Le Pen a la que se sumaron algunos conservadores; y los macronistas más los Republicanos (una facción centrista).

Le Pen negoció pero no cedió

Aunque nadie lo diría al escuchar a Marine Le Pen, la líder ultraderechista arrancó a Barnier varias concesiones durante las negociaciones encaminadas a lograr la luz verde del presupuesto de 2025. Barnier accedió a eliminar un impuesto sobre la electricidad, recortó la ayuda médica a los inmigrantes ilegales y renunció a dejar de subvencionar diversos medicamentos.

Finalmente, Le Pen consideró inadmisible que se retrasara seis meses la subida de las pensiones según la inflación. Debido al desacuerdo, para sacar adelante los presupuestos de la Seguridad Social, Barnier ha recurrido al artículo 49.3, que permite aprobarlos sin el voto parlamentario. Así Macron sacó adelante la controvertida reforma de las pensiones.

"Este presupuesto es una continuación de los cincuenta que lo precedieron. Son todos
presupuestos de déficits crónicos y despilfarro, que han llevado nuestra deuda a un máximo histórico de 3,3 billones de euros, cuya factura se presenta invariablemente al pueblo francés, convocado para arreglar el desaguisado. Desde hace cincuenta años, Francia ha perdido el control de sus finanzas públicas", ha dicho Le Pen en su intervención.

Como si estuviera en un mitin, la líder ultraderechista ha repetido: "Impuestos, impuestos, y más impuestos es la única respuesta que ustedes presentan". Desde el gobierno han reprochado a Le Pen por su "irresponsabilidad", ya que sin presupuestos muchos a los que dice defender se quedarán sin cobertura. Entre los grandes perjudicados serán los agricultores.

El elefante en la habitación, Macron

Le Pen ha culpado a Macron de la debacle en la que está inmersa Francia. "Durante los últimos siete años, Emmanuel Macron ha estado atacando todos los muros de carga del Estado y de la nación, y ha debilitado terriblemente el cargo presidencial, la piedra angular del edificio institucional francés (...) Corresponde al jefe del Estado, y sólo a él, sacar al país de la crisis", ha dicho Le Pen, quien ha dicho que tiene demasiado respeto por la Jefatura del Estado como para pedir su destitución, y así ha querido marcar distancia con los "cheguevaristas", en alusión a los melenchonistas.

Pero ha apelado a la conciencia de Macron. "Corresponde al propio individuo decidir si puede quedarse o no. Depende de su conciencia decidir si puede sacrificar la acción pública y el destino de Francia a su orgullo. Depende de su razón decidir si puede
ignorar la evidencia de la desconfianza popular masiva que, en su caso, creo que es
definitiva. Si decide quedarse, se verá obligado a reconocer que es el presidente de una
República que, por su propia culpa, ya no es la Quinta República. Tendrá que aceptar que respeta a la Asamblea Nacional elegida, que respeta a todos los ciudadanos sin excepción, y que respeta la lógica democrática".

El órdago de Le Pen tiene relación con sus problemas con la justicia. Está a la espera de condena por un caso de malversación de fondos europeos que puede llevarle a quedar inhabilitada cinco años. Eso dejaría a Le Pen fuera de la carrera presidencial de 2027. El segundo y último mandato de Macron termina en 2027.

"Junto a Mélenchon busca la salida anticipada de Macron. Ya sucedió una vez cuando el presidente Alexandre Millerand se implicó en las elecciones legislativas del lado de la derecha. Y cuando ganó la izquierda, se negó a presentar un candidato a primer ministro durante tanto tiempo que Millerand tuvo que marcharse. Mélenchon no quiere esperar hasta las elecciones presidenciales de 2027 porque ya tiene 73 años. Le Pen también por el veredicto, que se conocerá en marzo", señala Alain Richard, ex ministro de Defensa y experto del IRIS, en Rczespospolita.

Un sucesor de Barnier en 24 horas

En el vuelo de vuelta desde Arabia Saudí, Macron ha asegurado a los periodistas que dejar el cargo no se le pasa por la cabeza. "Es política ficción". Y ha añadido: "No tendría sentido... He sido elegido dos veces por el pueblo francés". Justo ha aterrizado minutos antes de conocerse el resultado del voto.

Dado que las legislativas fueron en julio pasado, no puede convocarse nuevas elecciones hasta julio de 2025. De este modo, Macron va a nombrar un nuevo primer ministro antes de 24 horas. El sábado tiene lugar la reapertura de Notre Dame, con asistencia del presidente electo Donald Trump y la primera dama actual Jill Biden, y Macron quiere dar imagen de tener la situación bajo control. "Está en juego la credibilidad de Francia", dicen en su entorno. Pero el sucesor de Barnier no lo tendrá más fácil.