Si hay un país en Europa donde se sabe lo que es bordear el abismo de la autocracia y emprender el camino de vuelta a la democracia, este es Polonia. La intervención en los medios de comunicación es una de las vías para difundir noticias falsas sin cortapisas. Por ello, el primer ministro polaco, Donald Tusk, ha anunciado que las principales cadenas de televisión del país, TVN y Polsat, serán declaradas "de interés estratégico" con el fin de impedir que caigan en manos de potencias extranjeras "peligrosas".

"Quiero confirmar los rumores de que hay personas del Este interesadas en apoderarse de los medios de comunicación de nuestro país o en influir en los medios de comunicación en Polonia", ha dicho este miércoles Donald Tusk, en una rueda de prensa junto al primer ministro de Estonia, Kristen Michal, de visita en Varsovia.

El embajador de EEUU en Varsovia, Mark Brzezinski, ya de salida, ha elogiado esta decisión de Donald Tusk, en su cuenta de X. "El pluralismo de los medios es la base de la democracia... Ante los desafíos globales relacionados con la intervención extranjera maliciosa, es importante que los gobiernos tomen medidas para proteger su infraestructura estratégica de posibles amenazas a la seguridad nacional".

TVN, subsidiaria de Warner Bros. Discovery, desempeñó un papel vital durante el anterior gobierno liderado por los nacionalpopulistas de Ley y Justicia. Ejercía un periodismo independiente y crítico con el gobierno, lo que llevó a que incluso se plantearan dejarlos fuera de la ley.

El propio presidente de EEUU, Joe Biden, intervino para que el gobierno polaco no diera ese paso. En Hungría el dominio de Viktor Orbán sobre los medios es un factor que le ha permitido perpetuarse en el poder. Y el PiS quería copiar el modelo húngaro, pero afortunadamente se quedó a mitad de camino. Ahora justo se cumple un año de la formación del gobierno que encabeza Donald Tusk, una alianza de liberales, izquierda y conservadores moderados, que acabó con los ocho años de nacionalpopulismo.

Dos medios en dificultades

El caso es que Warner Bros. Discovery busca comprador para TVN. En el caso del Grupo Polsat, su dueño, el empresario polaco Zygmunt Solorz, se encuentra inmerso en disputas sobre su imperio que enfrentan a sus hijos y su actual esposa, Justyna Kulka. Un tribunal de Liechtenstein ha nombrado este martes un curador para gestionar las fundaciones TiVi y Solkomtel, a través de las cuales Zygmunt Solorz controla sus negocios polacos, en medio de una disputa sucesoria en curso con sus hijos, según PolskieRadio.

Desde hace varios días en Varsovia circula el rumor de que Alpac Capital, un fondo portugués vinculado al capital húngaro próximo a Viktor Orbán, está cada vez más cerca de comprar TVN a Warner Bros. En Ley y Justicia estaban entusiasmados con la posibilidad.

Como señala Bogusław Chrabota en Rzeczpospolita, "la regulación anunciada por Donald Tusk, hace una operación así ya no será fácil. Es el Estado polaco, a través de sus autoridades, quien dará o no su consentimiento para cambiar la propiedad de las televisiones con licencia en el país". TVN y Polsat son consideradas estratégicas desde el punto de vista de la seguridad de la democracia.

"A uno puede no gustarle TVN o Polsat, quejarse de su parcialidad o incluso de la calidad del entretenimiento presentado en sus ondas, pero es difícil negar el hecho de que son independientes. Es lo contrario de la televisión pública, que por su propia naturaleza se convierte en una extensión de cualquier poder político", apunta Chrabota.

"Sería malo que, en la era de las guerras híbridas, una de estas estaciones clave para el sistema de comunicaciones polaco cayera en manos sospechosas", añade. La lección de lo que ha pasado en Rumanía, donde en redes sociales se ha catapultado gracias a la injerencia del Kremlin, a un candidato a las presidenciales, claramente prorruso, es relevante. El Constitucional Rumano anuló la primera vuelta por esa razón.

Es cierto también, como indica Chrabota, que la decisión deja interrogantes. ¿Qué pasará si los medios de comunicación están endeudados pero son vitales para el funcionamiento de la democracia? ¿Puede el Estado salvarlos? ¿A cuáles? Y si lo hace Donald Tusk ahora en defensa de la democracia y para combatir los bulos, también lo puede hacer en el futuro Ley y Justicia para amparar su versión de los hechos.