El viaje de Macron a Varsovia este jueves fue finalmente fugaz. Poco antes, el presidente de Francia suspendió la mitad del programa para volver a París a media tarde. El motivo: Macron quería anunciar el nombre del nuevo primer ministro a la hora en que los franceses prestan más atención a los informativos audiovisuales. El sucesor de Michel Barnier será François Bayrou. El comunicado lo ha emitido el Elíseo 15 minutos antes de las 13h.
François Bayrou, de 73 años, a quien el presidente Macron debe su decisivo apoyo en 2017, es un veterano. Llega a Matignon quien tiene experiencia en todos los cargos políticos salvo la jefatura del gobierno y la Presidencia. Era centrista antes de que Macron redescubrira el centro. Fundó el Movimiento Democrático (MoDem) en 2007, tras ser dirigente de la UDF (Unión para la Democracia de Francia).
Ha sido candidato presidencial en 2002, 2007 y 2012, y ministro de Educación y de Justicia, en este caso en el primer mandato de Macron. Alcalde de Pau, en Bearne, el País Vasco francés, es conocido como Le Béarnais.
En su primera declaración a la prensa, poco antes del traspaso de poderes, François Bayrou, ha dicho que considera que "la reconciliación es necesaria". Y ha añadido: "Todo el mundo es consciente de la dificultad de la tarea (…) Hay que encontrar un camino que una a las personas en lugar de dividirlas". Ha evocado la figura de Enrique IV, rey de Navarra, protestante, quien se convirtió al catolicismo tras acceder al trono de Francia. Enrique IV nació en Pau el 13 de diciembre de 1553. A él se le atribuye la frase: "París bien vale una misa".
Agrupación Nacional a la espera
La Agrupación Nacional, que hizo caer a Michel Barnier, no va a plantear una moción de censura a priori. Jordan Bardella, que fue cabeza de lista en las últimas legislativas, ha dicho: "Nuestra censura a priori se habría iniciado contra una figura de la izquierda y de la extrema izquierda. Habíamos indicado que estábamos dispuestos a no censurar a priori a una personalidad o un perfil de la derecha y del centro". A la vez le instó a dialogar "con todas las fuerzas representadas en el Parlamento".
Sin embargo, la Francia Insumisa sí que planteará su rechazo en la Asamblea Nacional al sucesor de Barnier. Bayrou está más a la izquierda que el ex jefe negociador del Brexit pero está lejos de ser un candidato de izquierdas. François Bayrou es "un candidato más al indulto de Emmanuel Macron", ha declarado la presidenta del grupo La Francia Insumisa, Mathilde Panot, en su cuenta de X, mientras que el coordinador nacional del partido, Manuel Bompard, habla de "nuevo insulto a la democracia".
El socialista Bernard Cazeneuve, el candidato socialista del que más se ha hablado para Matignon, ha deseado "éxito" a Bayrou en sus nuevas funciones, "con la esperanza de recuperación de nuestro país". Parece que se mantiene a la espera por lo que pueda suceder.
Ultimátum de Bayrou
Desde primera hora el líder de Modem parecía el elegido. Este viernes el líder del partido centrista Modem, François Bayrou, se ha reunido durante una hora y 45 minutos con el presidente Macron en el Elíseo. En la tarde del jueves también conversaron por teléfono.
Bayrou es uno de los nombres que más sonaba desde que tuvo que dimitir Michel Barnier. Sin embargo, el dirigente socialista Olivier Faure rechazó su nombre y demandó que el jefe de gobierno fuera de izquierdas. La reunión fue "tensa", según fuentes de BFMTV, y eso despistó tanto que Le Monde llegó a escribir que estaba descartado.
Al parecer, Bayrou amenazó con dejar de apoyar de sus diputados al jefe del Estado. Tras casi dos horas de conversación, Bayrou ha dejado el Elíseo disgustado. Pero Macron le habría llamado de nuevo para que sea el primer ministro.
Misión casi imposible
Ocho días después de que cayera por una moción de censura el conservador Michel Barnier, y tras intensas jornadas de conversaciones con todos los partidos salvo la Francia Insumisa y Agrupación Nacional, Macron ha movido ficha. Su objetivo es que el nuevo gobierno pueda acometer los retos políticos y económicos que afronta Francia sin estar sometido a los vaivenes que ha sufrido el gabinete saliente.
Es una misión casi imposible, dada la composición de la Asamblea Nacional desde las elecciones del pasado verano. Macron decidió adelantar las elecciones legislativas tras la victoria de Agrupación Nacional en las europeas del 9 de junio. Contra pronóstico, ganó el Nuevo Frente Popular, que reúne a la izquierda desde socialistas a insumisos, pero ningún grupo tiene mayoría. Es una Asamblea dividida en tres bloques: izquierda y extrema izquierda, macronistas y conservadores, y nacionalpopulistas.
A ello se une que el sistema político francés, presidencialista, no favorece la búsqueda del consenso, al contrario del alemán. Hay casos de cohabitación, cuando la mayoría en la Asamblea Nacional no es la del presidente, pero en este caso lo que se da es una situación de bloqueo a no ser que se llegue a acuerdos de mínimos, de no agresión, como ha buscado Macron. Es decir, garantizar que no haya mociones de censura cada tres meses.
Para evitarlo, Bayrou o atrae a socialistas y ecologistas con lo que sería la ruptura del Nuevo Frente Popular, o ha de ceder aún más de lo que lo hizo Barnier a Agrupación Nacional. En ese caso, con una prima de riesgo ya a niveles de hace diez años, serán los mercados financieros los que sentenciarán a su gobierno. También es posible que satisfaga a Le Pen con una ley electoral proporcional, que ya ya defendido Bayrou. También Le Pen puede reclamar ayuda para no ser inhabilitada en los tribunales por un caso de malversación de subvenciones del Parlamento Europeo. Bayrou ha pasado por algo similar sin consecuencias.
Desde su reelección en la primavera de 2022, Macron ha contado con cuatro primeros ministros: Élizabeth Borne, la segunda mujer en el cargo que había sido designada en mayo de 2022; Gabriel Attal, que sustituyó a Borne en los primeros días de enero de 2024 y se convirtió en el jefe de gobierno más joven de la V República; Michel Barnier asumió el cargo tras las elecciones anticipadas del verano pero apenas permaneció 90 días y pasó a la Historia como el primer jefe de gobierno que cae en una moción de censura desde 1962.
Y ahora es el turno de François Bayrou, que tendrá que luchar para evitar ser un Barnier dos. Su primer desafío será aprobar el presupuesto para 2025. Gracias a una ley especial se ha prorrogado el de 2024 para evitar un apagón. Bayrou ha dicho en sus primeras declaraciones: "Por fin empiezan los problemas", como hizo François Mitterrand al llegar al Elíseo en 1981.
Macron en caída libre de popularidad
En su alocución televisada el jueves de la semana pasada, Macron aseguraba que el objetivo de la extrema izquierda y la extrema derecha era derribarle, provocar su dimisión, pero que se consideraba legitimado para acabar los cinco años. Ya es relevante que lo tenga que aclarar.
Macron termina su segundo mandato en 2027. Marine Le Pen, a quien los sondeos dan un 38% de apoyos en una primera vuelta en presidenciales, aspira a llegar entonces al Elíseo, sino es antes. Hay un escollo en su camino: puede ser inhabilitada por malversación de fondos en un juicio cuya condena s conoce el próximo 31 de marzo. A Le Pen le interesa pactar una salida.
La popularidad de Macron está bajo mínimos, en torno al 21%. Quizá por eso aproveche para ganar perfil internacional cuando tiene ocasión. Lo hemos visto en la reinauguración de Notre-Dame, donde acudió como invitado estrella Donald Trump, aún presidente electo, y en Varsovia, donde trató con el primer ministro, Donald Tusk, sobre la ayuda a Ucrania. Es en viajes así donde Macron se siente más a gusto. Fuera todos están encantados de salir en la foto con él. En casa, cada vez son menos.
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