Alemania emprende el rumbo a la celebración de elecciones legislativas anticipadas el 23 de febrero. El canciller alemán, Olaf Scholz, ha perdido, como esperaba, la moción de confianza en el Bundestag. Han votado a favor 207, 394 no y 116 se ha abstenido, del total de 736 diputados. Necesitaba 367 para mantenerse en el poder, lo que ya daba por descontado que o sucediera. Es la sexta vez que un canciller alemán recurre a esta medida, el paso previsto en la Constitución federal para que los ciudadanos alemanes sean convocados a las urnas antes de lo previsto.

Como ya anunció previamente, el canciller Scholz informará al presidente Franz-Walter Steinmeier que su gobierno tricolor ya no tiene apoyos suficientes en el Parlamento federal. El presidente procederá a convocar elecciones. La fecha fijada ya previamente será el 23 de febrero.

El canciller socialdemócrata ya ha hablado ante los diputados con la vista puesta en las elecciones, por ello ha pedido la confianza directamente a los ciudadanos, a quienes plantea la pregunta: "¿Confiamos en nosotros mismos para invertir con fuerza en nuestro futuro como país fuerte?".

Scholz, que ha insistido en que las fuerzas políticas sean "honestas y se respeten", quiere presentarse como el defensor de los más débiles, el político que cree que el poder sirve para mejorar las condiciones de vida. La estrategia es presentar a su contrincante, el conservador Friedrich Merz, como un neoliberal que pone en pelgiro los logros de los socialdemócratas.

Asegura que es lo que ha intentado desde el gobierno que ha encabezado con los Verdes y los liberales. Después de meses de tensiones internas, el acuerdo entre estos tres partidos saltó por las aires el pasado 6 de noviembre.

Fue entonces cuando el canciller Scholz cesó al ministro de Finanzas, el liberal, Christian Lindner, y a otros dos diputados liberales. Un cuarto se quedó. Lindner había buscado esta ruptura, ya que los liberales, por debajo del 5% en las encuestas en ese momento, confían en recuperar apoyos al enfrentarse a socialdemócratas y Verdes.

La guerra en Ucrania, tema de campaña

En su intervención en el Bundestag, Scholz, que vuelve a ser candidato a la Cancillería por el SPD, se ha referido a la agresión rusa en Ucrania. La posición de Alemania en la guerra va a ser un tema en el que pretende diferenciarse del conservador Friedrich Merz, aspirante a la cancillería por la Unión (CDU y CSU).

Scholz ha subrayado que Alemania es el mayor defensor de los ucranianos en Europa. Es una declaración que olvida que es Polonia el mayor contribuyente a la OTAN de los países europeos, y que aporta más a Ucrania que Alemania. Además, en Polonia no ponen reparos a que Ucrania use armamento de largo alcance en territorio ruso.

Pero el canciller alemán defiende la ayuda a Ucrania, pero quiere distanciarse de la posición de Merz, que aboga por el envío de Taurus, los misiles de largo alcance alemanes. Scholz también ha dicho que no quiere ver soldados alemanes luchando en Ucrania. "No será conmigo como canciller", ha señalado.

Es un guiño a aquellos votantes que ven peligroso que Alemania vaya demasiado lejos en su apoyo a Kiev. Scholz quiere hacerse un Schröder, quien ganó las elecciones en 2002 contra pronóstico tras dar un giro en su política exterior con sus críticas a la invasión estadounidense de Irak. En Alemania, la líder de Alianza Sahra Wagenknecht está creciendo como la espuma en los sondeos, sobre todo en los Länder del este, por su "pacifismo".

La candidata de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), Alice Weidel, ha defendido el voto en contra de los conservadores porque, a su juicio, llevarán al país a la guerra. "Cualquiera que elija poner el destino de Alemania en manos de Friedrich Merz está eligiendo la guerra", ha señalado Weidel. También ha reprochado a Scholz por apoyar financieramente a Ucrania.

La hora de Friedrich Merz

Friedrich Merz también ha hablado en el Bundestag como si diera un mitin. "Es el día del alivio", ha declarado nada más arrancar su alocución. Sobre Ucrania, lo tiene claro. "Queremos que Alemania pueda defenderse para que no tenga que defenderse", ha dicho. Merz acaba de viajar a Kiev y a Varsovia, donde ha dejado claro que está dispuesto a que Alemania vaya más allá en su apoyo a Ucrania. El canciller Scholz hizo una incursión en Kiev poco después para no quedar fuera de foco.

Merz recordó que Scholz no puede presentarse ahora como el estandarte del cambio cuando los socialdemócratas llevan formando parte de los gobiernos alemanes en los últimos años. Scholz fue vicecanciller y ministro de Finanzas en el último gobierno de Angela Merkel. Tras las elecciones de septiembre de 2021, Scholz pactó una coalición a tres bandas con liberales y Verdes. Los socialdemócratas parecían perdedores antes de la votación, pero Scholz pudo remontar gracias en parte a la debilidad del candidato democristiano y al hartazgo tras más de 16 años de era Merkel.

"Usted habló de tiempo de cambio (Zeitenwende)", en alusión a su discurso después de que Rusia invadiera Ucrania el 24 de febrero de 2022. Pero Merz le reprochó que su mandato ha sido un tiempo "sin cambio". Y más aún le ha reprochado dejar el país "en una de las mayores crisis desde el final de la Segunda Guerra Mundial". Alemania se encuentra en recesión: es simbólica la crisis que sufre Volkswagen, una de sus empresas estrella.

"Usted no merece la confianza de los ciudadanos", ha sentenciado Friedrich Merz. La Unión (CDU y CSU) ofrecerá en su programa medidas más duras sobre inmigración y rebajas de impuestos. De momento, las encuestas les son favorables. Según el último sondeo de Insa, la Unión lograría el 31% de los votos, seguido de Alternativa para Alemania (AfD) con un 20%, por encima de los socialdemócratas, con el 17%. Merz tendrá que buscar socios de coalición y podría necesitar a alguno de los actuales socios del SPD, Verdes o liberales, sin finalmente se mantienen en el Bundestag. Incluso podría darse una nueva Gran Coalición, si esas combinaciones no alcanzaran. Está descartado que tienda la mano a la ultraderecha.