Algo se mueve en Rusia. Vladimir Vladimirovich Putin ha comparecido durante horas ante los medios de comunicación y los ciudadanos rusos en una puesta en escena cuidadosamente orquestada. Lo primero que ha asegurado es que la economía es "estable". Es decir, es la máxima preocupación del Kremlin, y de los ciudadanos. Pero luego ha desafiado a a Estados Unidos a un "duelo" entre el nuevo armamento hipersónico ruso y los sistemas de defensa antimisiles occidentales, cuyo escenario sería la capital ucraniana, Kiev.
"Que elijan cualquier instalación para que la ataquemos, digamos, en Kiev. Que concentren allí todas sus sistemas antiaéreos y antimisiles. Y nosotros atacaremos con el misil Oréshnik. Y veremos qué es lo que pasa. Nosotros estamos preparados para ese experimento. ¿Está dispuesta la otra parte?", ha dicho durante su conferencia de prensa anual.
Putin alterna este tipo de bravatas de matón de barrio con su mano tendida a Donald Trump, con quien se reuniría sin duda, y con su aparente voluntad negociadora. Su compromiso sobre Ucrania se basa en que le den la razón sobre su derecho de propiedad sobre el país vecino, al que considera un hermano que ha de volver al redil familiar. Trump aseguró que terminaría con la guerra en Ucrania "en 24 horas", aunque tras hablar con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, empezó a hablar de lograr "una paz justa", ya no solo esa paz de los vencidos de la que habla Putin con tanta soltura.
Todo bajo control aunque no lo parezca
A pesar de estos malos augurios, Putin ha descrito un panorama alentador en su comparecencia: la economía va bien, aunque los precios suban; la operación militar especial va bien, aunque no sepa cuándo va a expulsar a los ucranianos de Kursk; y en todo caso Rusia tiene un armamento imbatible que está dispuesto a probar con Occidente, si fuera necesario. Y, como es habitual, ha dejado claro que recurrirá a las armas nucleares si Rusia se ve amenazada.
Ha asegurado que Rusia siempre ha estado preparada para negociar, y son los ucranianos los que no han querido. Ha evocado que en las conversaciones en Estambul fracasaron porque los occidentales forzaron a los ucranianos a seguir combatiendo.
Sobre Trump, ha dicho que está dispuesto a encontrarse con él en cualquier momento. "No hemos hablado en cuatro años pero estoy listo para conversar y reunirme tambi´n". Y ha asegurado que Rusia es cada vez más fuerte, "porque somos más soberanos que antes". Ha presumido de la moral del Ejército ruso, "incomparable con ningún otro Ejército en el mundo".
El presidente ruso ha remarcado que la economía crece a buen ritmo, un 3,9%, pero ha tenido que reconocer que la inflación, superior al 9,1%, es preocupante, con alusión especial al precio de la mantequilla, un producto de primera necesidad. Ha descartado que las sanciones occidentales hayan tenido impacto. Entre líneas puede leerse que los rusos están cada vez más asfixiados: el gobierno dedica cada vez más dinero a la guerra.
No sabe cuándo recuperarán Kursk
"La situación está cambiando drásticamente. No se trata de unos cuantos metros, estamos recuperando kilómetros y kilómetros cada día. Estamos avanzando. Y cada vez estamos más cerca de lograr el objetivo de la operación militar especial", ha dicho Putin en sus primeras declaraciones sobre el curso de la guerra en Ucrania, que sigue denominando "operación militar especial".
El líder ruso ha dicho que la operación de Ucrania en Kursk "carece de sentido", ya que ha enviado allí sus mejores efectivos. Putin ha exhibido una bandera de la 155 brigada de infantería naval que actualmente opera en la región rusa donde los ucranianos siguen combatiendo. El golpe fue duro para el orgullo nacional ruso. Muchos vecinos de Kursk han visto cómo el Estado no podía asistirles, algo que no se ha escuchado en la rueda de prensa, un gran ejercicio de propaganda.
"Nuestros soldados están comportándose como héroes. En Kursk están empujando al enemigo fuera del territorio", ha dicho. Sin embargo, se ha declarado incapaz de asegurar cuándo será. "No puedo decir cuándo será pero lo vamos a lograr", ha asegurado Putin, que ha prometido que el Estado reconstruirá todo lo destruido.
Gracias al apoyo de los soldados norcoreanos, el Ejército ruso ha intensificado en los últimos días sus operaciones en Kursk, la región rusa donde los ucranianos realizaron una incursión sorprendente en agosto pasado. Según fuentes ucranianas, las tropas norcoreanas han sufrido más de 200 bajas.
Simultáneamente, las tropas rusas siguen estrechando el cerco sobre el bastión ucraniano de Kurájove, en la región oriental de Donetsk. Según el Ministerio de Defensa ruso, las localidades de Trudove y Stari Terni, al sur y al oeste de Kurájove, han caído en manos rusas esta semana. También han tomado parte de la localidad de Sontsivka, al noroeste de Kurájove, según informa la agencia Efe.
Sobre el Oreshnik, el nuevo misil balístico ruso utilizado contra Ucrania en noviembre, Putin insiste en que la tecnología occidental "no tiene ninguna posibilidad» de interceptarlo. Hagamos "un experimento o un duelo", ha indicado Putin, quien ha propuesto Kiev como escenario. "Será interesante para nosotros", afirma el líder ruso, que juega con atizar el miedo con estas distopías cada vez que se siente acorralado.
Putin ha dicho anteriormente que el arma, cuando se utilizó en Ucrania el mes pasado, viajaba a una velocidad de Mach 10, o 2,5-3 km por segundo (10 veces la velocidad del sonido), añadiendo que "actualmente no hay formas de contrarrestar esta arma", según la BBC.
Sobre Siria ha dejado claro que lo que ha pasado está lejos de ser una derrota para Rusia. "Nuestro objetivo allí era que los terroristas no se hicieran con el poder y ahora los europeos y otras naciones quieren establecer conversaciones con el nuevo gobierno. Algo bien hemos hecho si es así". Ha asegurado que aún no ha hablado con el ex dictador sirio, al que ha dado asilo "por razones humanitarias".
Mientras tanto, la guerra sigue su curso: un enorme ataque ucraniano con drones y misiles ha provocado un incendio en una refinería de petróleo. Las fuerzas ucranianas han atacado varias instalaciones energéticas rusas a lo largo de los casi tres años de conflicto, alegando que los ataques eran una represalia justa por los ataques a gran escala de Moscú contra la red eléctrica de Ucrania. También Ucrania considera "legítimo", lo que irrita a Putin y lo ha mostrado en la rueda de prensa, el atentado contra el teniente general Kirillov a pocos kilómetros del Kremlin. Moscú ha prometido venganza.
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1 Comentarios
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hace 2 horas
tanto presumir de misil y tanta retórica mágica, pero cada farola que toman , les cuestas decenas y centenares de vidas de soldados rusos más equipamiento militar…
tanto hablar de familia, pero las están decapitando y dejando sin varones con los centenares de miles de vidas de soldados rusos que están enviando al matadero.
Putin está destruyendo a su propio pueblo
gigante con pies de fango que se está deshaciendo…