Pedro Sánchez regresa este sábado a Rabat. Lo hace en calidad de secretario general del PSOE para presidir el Consejo Mundial de la Internacional Socialista. Una reunión que se celebra en un momento en el que los socialistas españolas tratan de promocionar el ascenso de su homólogo marroquí, la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP), un partido del establishment al otro lado del Estrecho que se encuentra ahora en la bancada de la oposición.

La visita de Sánchez, que copresidirá el encuentro con Driss Lachgar, secretario general de los socialistas marroquíes, ha suscitado incomodidad e indignación en la maltratada disidencia marroquí, que considera este nuevo periplo como la enésima señal de apoyo de Ferraz al régimen de Mohamed VI.

El pasado julio el monarca alauí concedió el indulto a algunos de los periodistas marroquíes que permanecían en prisión tras procesos censurados por organizaciones de derechos humanos. Pero otros destacados opositores permanecen entre rejas. El más destacado de los olvidados por la gracia real, concedida con motivo de la celebración por su cuarto siglo en el trono, es Naser Zefzafi, el líder del Movimiento Hirak del Rif, el rostro que lanzó el mayor órdago al reinado de Mohamed VI en el otoño de 2016 con multitudinarias protestas en la región norteña del Rif.

Malestar entre los rifeños

Tampoco gozaron de indultos algunos de sus colaboradores en las revueltas como Mohamed Jelloul (10 años), Nabil Ahamjik (20 años), Mohamed Haki (15 años), Samir Iguid (20 años) y Zakarias Adahchur (15 años), detenidos en 2017 y condenados un año más tarde por "atentar contra la seguridad del Estado", entre una retahíla de cargos que las organizaciones de derechos humanos internacionales consideran fabricadas y destinados a ahogar la indignación popular.

Una realidad sombría que denuncia desde el exilio Nawal Benaissa, la mujer que sucedió a Zefzafi en el liderazgo de las protestas y que hoy reside en Países Bajos. "Desgraciadamente, vemos al presidente de un país democrático como España visitando un país gobernado por un dictador, mientras en sus cárceles hay personas inocentes y presos de conciencia que no han cometido ningún error más que reclamar justicia social", lamenta Benaissa en declaraciones a El Independiente.

"Por eso, le digo a Pedro Sánchez que es vergonzoso que trate a Marruecos como si nada hubiera pasado, y que con este comportamiento suyo y esta visita a Marruecos, le está diciendo al mundo que Nasser Zefzafi y todos los presos políticos de Marruecos son delincuentes, porque ha optado por ignorar la realidad marroquí, cuya historia y presente son todo injusticia para el pueblo marroquí", explica. "Lo que está ocurriendo es realmente una gran vergüenza", apostilla.

Silencio sobre el ministro Ziane

Otro de los olvidados por la gracia del palacio real es Mohamed Ziane, el ex ministro de Derechos Humanos de Marruecos en tiempos de Hasán II. Ziane lleva dos años entre rejas y a sus 82 años se ha ganado el apodo del “preso más viejo del mundo”. El abogado rompió su silencio carcelario a finales de enero en una conversación exclusiva con El Independiente. Ziane volvió a cargar contra el monarca alauí y quienes gobiernan el país, una "banda de mediocres". “Me reafirmo en todo lo que dije antes. Si Mohamed VI está enfermo o no quiere reinar, se tiene que ir y que venga en su lugar su hijo, su hermano o su hermana. Me da igual”, opinó entonces.

Ni siquiera su precario estado de salud ha permitido su liberación. Mohamed se enfrenta a nuevos cargos que él denuncia como fabricados por denunciar abiertamente la deriva del régimen marroquí. Su hijo Ali Reda, en conversación con este diario, se pregunta qué ha llevado a la Internacional Socialista a celebrar su encuentro en un lugar como Marruecos.

"La Internacional Socialista criticaba al régimen de Hasán II por la violación de los derechos humanos y la libertad de expresión" , rememora. "¿Cómo se explica que esta organización haya cambiado sus opiniones después de que los socialistas llegaran al gobierno en Marruecos? Desde entonces están mudos", subraya. "¿Es que acaso consideran que la defensa de los derechos humanos es solo para los socialistas y cuando se trata de otros no les concierne?", se interroga.

Los encuentros de la Internacional Socialista en Marruecos comenzaron el pasado martes, con la asistencia de unas 200 personas y con "la paz, la seguridad y la democracia en África, las últimas inundaciones, el conflicto entre Ruanda y el Congo Democrático o el conflicto palestino-israelí", como asuntos de debate.

Una represión al alza

La persecución de la disidencia se ha recrudecido en los últimos años en Marruecos. Con modus operandi que suponen un regreso a décadas pasadas, el aparato de seguridad marroquí controla férreamente a los medios de comunicación y decide lo que puede o no ser contado y cómo hacerlo. “Los medios de comunicación marroquíes pueden parecer diversos, pero se trata de una fachada. Los medios no reflejan la diversidad de la opinión política en Marruecos”, señala Reporteros Sin Fronteras en su informe anual.

La ausencia de Mohamed VI, enfermo y con largas estancias en el extranjero, ha dejado el poder en manos de los servicios de inteligencia y el majzén, el círculo más cercano al monarca. Como resultado, el régimen ha recrudecido el ataque a periodistas y restos de miembros de la sociedad civil, desde defensores de los derechos humanos hasta activistas e intelectuales.

Human Rights Watch asegura haber documentado “decenas de condenas de periodistas y activistas por cargos relacionados con la libertad de expresión, en clara violación de sus derechos”. “Estos juicios continúan y las autoridades han perfeccionado un enfoque diferente para los críticos más destacados, procesándolos por delitos no relacionados con sus declaraciones, como blanqueo de dinero, espionaje, violación y agresión sexual, e incluso trata de personas”, agregan desde la citada organización.