Jean-Marie Le Pen, presidente del Frente Nacional francés desde su fundación en 1972 hasta enero de 2011, ha fallecido a los 96 años en Garches (Hautes-de-Seine) este martes. Considerado como "el diablo de la República", su gran hito tuvo lugar el 21 de abril de 2002, cuando pasó a segunda vuelta en las elecciones presidenciales. Nunca antes la ultraderecha había llegado tan lejos. Perdería por el frente republicano frente a Jacques Chirac, pero se habría roto un tabú. Será su hija, Marine Le Pen, quien incluso antes de su fallecimiento, heredó su legado.

En un mensaje en su cuenta de X, Jordan Bardella, el presidente de la Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) y candidato en las elecciones legislativas del pasado verano, ha anunciado su muerte y le ha rendido homenaje al destacar que Jean-Marie Le Pen "sirvió siempre a Francia, defendió su identidad y su soberanía".

Agrupación Nacional es la versión normalizada del Frente Nacional, aunque Marine Le Pen expulsó a su padre del partido por antisemitismo en el verano de 2015. Era el precio de la desdiabolización.

Su hija Marine Le Pen, que se encontraba de vuelta a París desde el archipiélago francés de Mayotte, en el Índico, se ha enterado de la noticia en el avión. El resto de la familia había enviado a la agencia France Presse un comunicado que dice: "Jean-Marie Le Pen, rodeado de su familia, fue llamado de nuevo a Dios a mediodía del martes". Fue el hombre que llevó a la extrema derecha al centro de la política francesa.

De pionero a paria político

En aquella segunda vuelta de 2002 Jean-Marie Le Pen perdió claramente frente a Jacques Chirac, quien obtuvo el 82,2% de los votos frente al 17,7% del líder del Frente Nacional. Entonces el frente republicano era un auténtico bloque contra la extrema derecha. Ahora ya no es así. Marine Le Pen aún no ha logrado el sueño de la saga de llegar al Elíseo pero ha logrado que Agrupación Nacional sea una fuerza decisiva en la Asamblea Nacional, y tiene el camino abonado para vencer en las presidenciales de 2027. Para ello, Marine Le Pen no dudó en convertir a su padre en un paria político.

La extrema derecha francesa había quedado desacreditada por su colaboración co el régimen de Vichy, pero Jean-Marie Le Pen fue escalando poco a poco desde su incursión en la Asamblea Nacional en 1956. Tras varios reveses el Frente Nacional despegó en las europeas de 1984, cuando el Frente Nacional superó el 10%. En las siguientes legislativas lograron 35 diputados. Aún le quedaba dos décadas de polémicas constantes hasta llegar a optar a la Presidencia en 2002.

Desvinculado de la política desde 2015, cuando fue expulsado del Frente Nacional, es un referente de la lucha contra la inmigración. Percibido como racista, xenófobo o antisemita por sus detractores, ha sido condenado hasta 27 veces. Para sus seguidores fue el pionero de la ultraderecha que hoy avanza en el mundo. Destacó por su oratoria y su afán provocador. Decía que él "ladraba contra la jauría, no se unía a ella".

Casi nunca se retractó de sus palabras. En un programa en televisión, en 1987, dijo que las cámaras de gas eran "un detalle" de la Segunda Guerra Mundial y aseguró que los historiadores debatían aún sobre su existencia. Tuvo que pagar 1,2 millones de francos al ser condenado por estas infamias. Así se convirtió en el diablo de la política francesa. Esta vez sí se arrepintió aunque años más tarde repitió las mismas tesis y su hija se desmarcó para evitar caer en el ostracismo como él.

Marcado por su experiencia en Argelia

Hijo de pescador y costurera, nació en 1928 en La Trinité-sur-Mer (Morbihan). Perdió a su padre al explotar una mina alemana frente a las costas de Bretaña. Su primer acto militante tuvo lugar en 1945 cuando denunció con pancartas a quienes se dedicaban a acusar a diestro y siniestro de colaboracionismo. Estudió Derecho en París a la vez que se ganaba la vida con trabajos esporádicos.

Pero fue en el frente, como militar voluntario, donde el joven subteniente del primer batallón de paracaidistas extranjeros trazaría la esencia de sus futuras batallas políticas. En primer lugar, en Indochina, de 1953 a 1955, donde la caída de Dien Bien Phu le dejó un sabor amargo contra los gobiernos de la IV República. Después, las batallas de Suez (1956) y Argel (1957). El anuncio de la autodeterminación de Argelia, donde pasó seis meses en el ejército, acabó por anclar en él un antigaullismo que combinado con el anticomunismo forjó su ideario extremista.

El pasado fue tan hermoso, en definitiva, que no debemos culpar al destino"

Fue bajo la IV República, en 1956, poco antes de los acontecimientos de Argelia, cuando Jean-Marie Le Pen entró por primera vez en la Asamblea Nacional. "Era la primera vez que votaba. Me voté a mí mismo y salí elegido", contó muchos años después.

En las elecciones legislativas de 1962, como muchos partidarios de la Argelia francesa, fue derrotado estrepitosamente. Fue el primero de muchos reveses electorales. Pero en 1976 logró la solvencia económica que le faltaba para dedicarse de lleno a la política. Hubert Lambert, fabricante de cemento y cofundador del Frente Nacional, le dejó el equivalente a unos cinco millones de euros y una casa en Saint-Cloud, en la finca de Montretout.

"No voy a sentarme en un sillón a rezar el rosario", decía en los últimos años de su vida cada vez que los médicos le recomendaban que se tomara la vida con tranquilidad. El Menhir, como solían llamarle, celebró ante 300 invitados su 90 cumpleaños. Como evoca Le Figaro, Jean-Marie Le Pen dijo entonces: "Hemos caminado con la cabeza alta y las manos limpias. En este sentido, no tenemos nada que reprocharnos (…) El pasado fue tan hermoso, en definitiva, que no debemos culpar al destino". Fue su último acto público.