“Quien tenga una pizca de humanidad, debe apoyar a los saharauis”

Acaba de emprender el camino de regreso a casa. Por delante una semana para el regreso, primero cruzando por carretera toda Argelia y luego en barco hasta la costa española. La activista sueca Greta Thunberg retorna tras unos días entre las jaimas del exilio saharaui, con la mirada aún fascinada por el encuentro con la causa del Sáhara Occidental, la última colonia de África.

“Mi primera impresión es la determinación de los saharauis para luchar sin descanso por sus derechos, a pesar de que se les ha privado y robado sus derechos humanos más básicos y se les niegan constantemente como el derecho a la autodeterminación, el derecho a la dignidad y a la libertad, y se les priva de justicia”, declara la activista climática en conversación con El Independiente antes de iniciar su viaje de retorno.

Thunberg ha participado en un encuentro de activistas climáticos organizado por Solidarity Rising, una organización establecida por los activistas suecos Sanna Ghotbi y Benjamin Ladraa que recorrieron 30.000 kilómetros en bicicleta a través de 26 países durante dos años y medio para concienciar sobre el Sáhara Occidental, la antigua provincia española ocupada por Marruecos desde 1975. La activista sueca de 22 años, convertida en rostro del activismo climático, ha residido durante tres días en el campamento de Bojador.

De Palestina al Kurdistán y el Sáhara

De su experiencia dice haber quedado cautivada por la hospitalidad. “Me ha sorprendido lo mucho que intentaron que nos sintiéramos como en casa y lo consiguieron”, desliza en conversación con este diario. Tras abanderar durante el último año la causa palestina en plena operación militar israelí en la Franja de Gaza y visitar a finales de 2024 el Kurdistán -el mayor pueblo sin nación del planeta-, Thunberg ha recorrido los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf (Argelia), donde viven unas 175.000 personas. En 2025 se cumplen 50 años de la retirada de España del hasta entonces Sáhara Español, la provincia 53 de España.

A juicio de Thunberg, el apoyo a la causa saharaui debería ser un ejercicio universal. “Debería ser evidente para cualquiera que pretenda tener la más mínima pizca de humanidad que se solidarice con el pueblo del Sáhara Occidental y con todos los grupos marginados, ocupados u oprimidos”. “Por supuesto, su lucha es nuestra lucha. Nadie es libre hasta que todo el mundo lo es. Y mientras haya gente sufriendo, tenemos que hacer todo lo que esté en nuestra mano para poner fin a ese sufrimiento”, apunta la joven.

Thunberg, que siendo adolescente inspiró los Fridays for Future y se convirtió en aldabonazo de una generación preocupada por los estragos del cambio climático y la salud del planeta, reivindican que “no existe justicia climática sin derechos humanos” y carga contra Marruecos y sus políticas. “Como activista climática, hay conexiones como que esta región es una de las más afectadas por la crisis climática mientras sus habitantes están entre los menos responsables de ello”.

El paso de Thunberg por la hamada argelina ha dejado huella. "Tardó una semana en llegar desde Estocolmo en tren, coche y ferry, incluyendo una breve estancia en París", explica Benjamin Ladraa, uno de los organizadores. "Su participación ha sido una importante oportunidad para debatir cómo incluimos e implicamos al movimiento climático en la lucha por un Sáhara Occidental libre. Marruecos está maquillando de verde la ocupación construyendo energía 'verde' en territorio ocupado sin el consentimiento del pueblo saharaui. Como organizadores pensamos que era importante fomentar las relaciones entre el movimiento de solidaridad, el pueblo saharaui y el movimiento climático y no podíamos pensar en una persona mejor que Greta para facilitar esto", agrega Ladraa.

"Sin derechos humanos, no hay justicia climática"

“Resulta difícil encontrar ejemplos más claros de la injusticia climática y, por supuesto, la sobre extracción y el saqueo de los recursos naturales que Marruecos está llevando a cabo, que van de la mano con la ocupación y que es en sí misma una etapa de la ocupación”. “Como activistas por el clima deberíamos preocuparnos y hablar de cuestiones como el Sáhara Occidental, el conflicto y la ocupación porque, en última instancia, nos apasiona y nos importa el bienestar humano y acabar con las injusticias, ya sean sociales o climáticas”, arguye.

Hay que unirse a los llamamientos por un Sáhara Occidental libre. Simplemente no tenemos otra opción

Para Thunberg -que durante el último año y medio ha sido blanco de los ataques de Israel y a los que deberá sumar ahora las embestidas del régimen marroquí-, las injusticias sociales, políticas o climáticas “son parte de la misma lucha” en un mundo que se enfrenta a las dramáticas consecuencias del calentamiento provocado por los combustibles fósiles.

“Luchamos contra los mismos sistemas. Son los mismos sistemas que alimentan el colonialismo y las ocupaciones que alimentan también la explotación capitalista y la sobreexplotación de la naturaleza y de los seres humanos. Y todos los que tienen una plataforma, todos los que tienen la posibilidad de actuar tienen que alzar la voz, difundir la conciencia sobre el Sáhara Occidental y el pueblo saharaui, y unirse a los llamamientos por un Sáhara Occidental libre. Simplemente no tenemos otra opción”, concluye.