El primer ministro francés, François Bayrou, ha superado la primera moción de censura un mes y tres días después de ser designado para el cargo por el presidente, Emmanuel Macron. La iniciativa de La Francia Insumisa apenas ha recibido 131 votos a favor, cuando habría requerido 288 pasar salir adelante.

El centrista Bayrou ha logrado gracias a varias concesiones torpedear el bloque de la izquierda, que fue el más votado en las elecciones del 7 de julio pasado. El precio s alto: ha mutilado las reformas que quiso emprender el presidente Macron y eran su legado.

Tras la decisión de la mayoría de los diputados socialistas, Jean-Luc Mélenchon, líder de los insumisos, ha escrito en su cuenta de X: "El Partido Socialista fractura el Nuevo Frente Popular (...) pero capitula solo. Los otros tres grupos votan a favor. Seguimos luchando".

El disputado voto de los socialistas

Bayrou ha logrado atraer a la gran mayoría de los socialistas: solo ocho de 66 han votado a favor de la moción de censura. También la han apoyado los 71 diputados de la Francia Insumisa, 36 del grupo Ecologista (dos no lo ha hecho), y 16 de los 17 miembros de la Izquierda Demócrata y Republicana.

El antecesor de Bayrou, Michel Barnier, cayó a principios de diciembre cuando apenas había cumplido 90 días en el poder. Dependía del apoyo a Agrupación Nacional, liderada por Marine Le Pen, que impuso unas condiciones que Barnier consideraba inalcanzables.

El socialista Olivier Faure, que ha promovido que su partido no vote a favor de la moción, ha explicado que cree que es la mejor opción ahora debido a dos razones: por un lado, una nueva crisis de gobierno favorecería a Le Pen, y a su vez han logrado concesiones en fiscalidad, sanidad y educación, de las que se beneficiarán los ciudadanos. Faure ha acusado a los insumisos promover la política de "cuanto mejor peor" y así dar alas a Le Pen.

Bayrou incluso se ha abierto a dialogar sobre la reforma de las pensiones. El primer ministro francés dijo al presentar su hoja de ruta de gobierno el martes que ponía sobre la mesa la cuestión, "sin tabúes", para que empresarios y sindicatos hagan sus propuestas. Pero no anuló la reforma, como pedían los socialistas. Finalmente, y de momento, se han conformado con este paso.