La crisis de refugiados motivó el repunte de los partidos populistas de corte xenófobo y nacionalista entre 2014 y 2015 en el centro y el norte de Europa mientras que en el sur el giro derechista tuvo que esperar por el impacto de las corrientes socialpopulistas alentadas por la crisis económica. Ambos aspectos convergían: en las economías menos afectadas por la gran recesión, además de quejarse por los rescates a España, Italia o Grecia, temían que amplias oleadas de migrantes de Oriente Medio a consecuencia de la Guerra de Siria afectasen más a la economía. Al despunte de estas fuerzas, activas ya en el continente pero mayoritariamente marginales, asociadas al postfacismo, se unió la victoria de Donald Trump en las elecciones de 2016 y una intencionalidad desde la Casa Blanca de coordinar conjuntamente a todos esos actores para condicionar las políticas.
Los intentos del exasesor de Trump, Steve Bannon, bajo el paraguas de El Movimiento, una internacional de derecha alternativa instalada en Bruselas, no surtió efectos. Ahora, con Bannon distanciado de Trump y en pleno choque con Elon Musk, en una guerra entre la corriente nacionalista y la tecnócrata que rodea al Partido Republicano, si bien no hay un bloque sólido de unidad, la colaboración entre los partidos a nivel continental y global está más pulida y las afinidades en conceptos básicos muy engrasadas. Las ediciones de la Conferencia de Acción Política Conservadora con ediciones en EE.UU., Hungría y Argentina, entre otros, o cumbres como la de Vistalegre en Madrid antes de las europeas, y la antiabortista en el Senado en noviembre, dejan constancia de ello.
La victoria de nuevos liderazgos latinoamericanos desde la salida de Trump en 2021, así como en la UE, permite esa mejor coordinación desde el poder. En el caso europeo, el paso dado a finales de 2024 para aunar a distintas fuerzas ultraconservadoras dentro de Patriotas por Europa ha contribuido mucho más a ello, especialmente en vistas de una victoria de Trump frente a Kamala Harris. Cada vez hay menos fuerzas en terceros grupos, y a nivel de fortaleza, la extrema derecha populista supone el tercer actor de la UE tras populares y socialdemócratas. La toma de posesión de Trump este lunes 20 de enero dejará una foto clara de la multitud de aliados existentes en ese espacio fortalecido en los últimos diez años y que ahora tiene una importante capacidad de influir en la vida pública. La jornada estará marcada por las bajas temperaturas, que obligarán a oficializar la jura dentro del Capitolio.
Vox, de novel a engranaje clave
El partido de Santiago Abascal es uno de los invitados más destacados de esta comitiva que acude a Washington. Por dos motivos. Es el presidente de Patriotas por Europa, el aglomerado de fuerzas de diferente rango pero en contra la inmigración y el globalismo. Eso ha posicionado a Vox en un papel clave como coordinador en Europa, que se añade a la función de conector con otros aliados de Hispanoamérica. Especialmente con Javier Milei o el chileno José Antonio Kast. De ahí la compañía de Jorge Martín Frías, eurodiputado y director de la Fundación Disenso, que estrecha lazos con lo que denominan la 'Iberosfera'.
El vinculo de Vox con la administración Trump y con el Partido Republicano viene de lejos, desde unos contactos previos entre 2016 y 2017 iniciados por el exasesor de José María Aznar y de FAES, Rafael Bardají, ya desvinculado de Vox, hasta la figura de Disenso, que ha conectado con entidades clave de apoyo externo a Trump. Al margen de la Unión Conservadora Estadounidense, que se encarga de eventos como la CPAC, destaca Heritage Foundation, otro laboratorio de ideas como Disenso que destaca por sus posiciones muy conservadoras, y de rechazo a cuestiones como el aborto, la inmigración ilegal, la limitación de derechos del colectivo LGTBI y que busca dar la batalla cultural contra lo woke. Las buenas relaciones con la institución han permitido un acercamiento claro de Vox a Trump, y la intervención en la última CPAC de febrero. También un encuentro personal de quince minutos.
Las buenas relaciones con Heritage o la Unión Conservadora, promotora de eventos como la CPAC, han acercado a Vox al entorno de Trump
De hecho, el primer punto de la agenda de Abascal en Washington. fue una cita este viernes con el presidente de Heritage, Kevin Roberts, y el vicepresidente de Política Exterior, Roger Severino, que evidenció el acercamiento con su participación en el acto de Vistalegre de mayo. Posteriormente, Vox se reunió con cargos del Instituto Hudson, otro think tank de corte similar a Heritage.
Además de ese acercamiento, que Abascal haya sido elegido líder de Patriotas, ha blindado la participación en la jura de Trump este lunes. Vox ha pasado de imitar las políticas o los discursos de sus socios europeos, como uno de los partidos más nóveles del espacio, a ser crucial en la toma de decisiones. Acude con invitación personal, pero liderando la comitiva del grupo europeo que integran once formaciones. Le acompaña también Hermann Tertsch como vicepresidente de Patriotas. No está previsto un nuevo encuentro personal entre Abascal y Trump, pero la cada vez más estrecha relación entre actores, es una muestra de poder por parte de Vox, que conforme se ha visto sin capacidad de influencia nacional tras las generales de 2023, se ha volcado en las relaciones internacionales.
Cinturón hispano y latinoamericano
El vínculo de Abascal con Javier Milei, muy íntimo y de amistad, es un plus en esa vinculación con Trump. Para el nuevo presidente estadounidense el argentino es su presidente "favorito". Así se lo hizo saber en un encuentro tras las elecciones en su residencia de Mar-a-Lago de Palm Beach en Florida. Milei acude a Washington como una de las figuras económica libertarias más valorada por Trump, que apunta a desarrollar políticas parecidas muy rápido una vez empiece a rodar su Ejecutivo. Tiene la Corte y las dos cámaras a favor.
Este sábado Abascal y Milei coincidieron en una comida con los conservadores presidente de Paraguay, Santiago Peña, y Luis Abinader, presidente de la República Dominicana, que acuden a la toma de posesión. Volvieron a encontrarse por la noche en la cena de gala Hispanic Inaugural Ball, donde líderes republicanos e hispanos se dan cita con empresarios de todo el continente. Se desarrolló con especial reconocimiento de Milei. Se desconoce si habrá participación del populista Nayib Bukele, que si estará en el Capitolio. Antes Abascal asistió a un foro de seguridad donde coincidió con la senadora colombiana conservadora María Fernanda Cabal.
Junto a Milei, otra de las figuras esperadas por Trump era la de Jair Bolsonaro, el expresidente de Brasil que compartió mandato al mismo tiempo en la segunda mitad del de Trump y es considerado como uno de los primeros promotores de esta nueva corriente nacionalpopulista en el continente. Sin embargo, el Supremo ha denegado a Bolsonaro el permiso para salir del país. Hay que recordar que está inhabilitado por ocho años e investigado por varios delitos entre el que se encuentra un intento de golpismo de cara a la investidura de Lula da Silva hace dos años, y tiene retirado el pasaporte por riesgo de fuga. Sí se le permitió ir a la de Milei en Buenos Aires a finales de 2023.
Trump, entre los liderazgos de Meloni y Orbán en Europa
Si hubo un reto imposible el pasado verano fue el de aunar en un único grupo a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, junto a la francesa Marine Le Pen y el húngaro Viktor Orbán. Fue imposible, quedando el Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) reducido sin Vox, y desligada Meloni y los polacos de Ley y Justicia así como Demócratas Suecos del resto, con menor influencia por sí mismos. Orbán patrocinó la recomposición de lo que antes era Identidad y Democracia, incorporando a Le Pen o a Matteo Salvini de la Liga Norte. Una diferenciación entre facciones que, aunque muy plurales, podría limitarse a partidos más atlantistas y menos prorrusos, en el caso de ECR en el que Vox, por ejemplo, contrasta con los nacionalistas flamencos, el FPÖ austriaco, muy alineado con Putin, o el propio Orbán y el checo Andrej Babiš de ANO 2011, amigos del presidente ruso.
Con la presencia de Milei, pero también de Orbán o Meloni, Trump ha dado un volantazo a sus prioridades internacionales respecto al mandato de 2016-2020. Si bien por entonces se caracterizó por un perfil proteccionista, ahora las amistades tejidas fuera de sus fronteras han hecho a Trump romper con la tradición de no invitar a ningún jefe de Estado o presidente [por cuestiones de seguridad]. Orbán es el líder europeo que más respalda a Trump abiertamente [y más palos en la rueda ha puesto a Bruselas estos años, sobre todo en materia de Estado de derecho], e incluso, desde su posición al frente de la presidencia europea de turno, hasta diciembre de 2024, se posicionó claramente en contra de seguir abogando por el apoyo de Ucrania desde la UE ante la agresión de Putin, mientras que el estadounidense rechazaba participar en cualquier conflicto. Una posición ambigua que remarca a su vez esa cercanía con Putin.
Con Abascal, de hecho, e integrada en Patriotas, se ha desplazado en la comitiva la también vicepresidenta del grupo europeo y del partido de Orbán, Fidesz, Kinga Gal. Sin tanto peso dentro del grupo, pero por su papel de integrantes, acudirán André Ventura, líder de la portuguesa Chega!, su homólogo de Vlaams Belang en Bélgica, el nacionalista Tom Van Grieken que aboga por la independencia de Flandes y que apoyó el procés en Cataluña, lo que supone incongruencias de compatibilidad con Vox. Salvini, que en su primera etapa política apostó por la independencia de la Padania —el norte de Italia, más industrial— antes de replantear la Liga a un enfoque más nacional, también habría sido invitado.
Igualmente, irán checos de tres partidos integrados en Patriotas. Los eurodiputados ANO 2011 [Klára Dostálová y Ondřej Knotek], que ha pasado de posturas liberales a populistas; los miembros de Motoristas (Automovilistas por sí mismos) Petr Macinka y Filip Turk, y el presidente de Juramento, Robert Šlachta. Ni Geert Wilders del Partido de la Libertad de Países Bajos, ni figuras del FPÖ estarían invitadas. Tampoco lo está sorpresivamente Le Pen o el presidente de la Reagrupación Nacional, Jordan Bardella. Hay que destacar que los ultras franceses están en las antípodas de Trump en materia económica a diferencia de la migratoria, defienden derechos como el aborto, mayor libertad sexual para confrontar con el islamismo, tienen un carácter más obrero. La RN ha sido más contenida en la celebración de la victoria de Trump, y cabe recordar que hay antecedentes que pueden haber perjudicado el trato: en 2017 Le Pen asistió a Washington para el mismo trámite, y Trump la dejó plantada sin poder encontrarse y volver a París con una foto a su lado para potenciar su candidatura a las presidenciales de ese año.
Tampoco ha sido tan claro el respaldo de Meloni a Trump, aunque sí hay constancia del buen vínculo entre la premier y Elon Musk, figura clave en este nuevo ascenso de Trump a la presidencia. Especialmente por el apoyo económico y ámbitos como X más laxos con la desinformación. Esa relación con el magnate, con quien podría pactar acuerdos nacionales con su empresa Starlink —algo que Meloni niega pero preocupa en la UE por las injerencias de Musk—, le llevó a Mar-a-Lago a finales de año. Por otro lado, cabe señalar que hay buenos lazos entre Hermanos de Italia, su partido, y los republicanos. Bannon, ya desligado de Trump, se involucró en el ascenso de Fratelli en torno a 2018.
Hay un punto importante que diferencia a Meloni de Orbán y que puede interesar a Trump y a Musk en extensión: Orbán está más aislado entre los líderes de la UE, mientras que Meloni, al menos a lo que los populares se refiere, tiene mayor aceptación al haberse distanciado de Patriotas. De cara al futuro, los lazos con la italiana pueden ser favorables. Junto a ella, participará el exprimer ministro polaco Mateusz Morawiecki, muy alineado con la OTAN y EE.UU. por su componente anticomunista. Ahora el polaco es presidente de ECR. Otro gran ausente es el presidente de Polonia, Andrzej Duda, gran fan de Trump que está a las puertas de salida de su mandato.
Alternativa para Alemania, presente
Sobre las injerencias de Musk, tiene especial relevancia su posicionamiento a favor de AfD y su candidata a las elecciones federales del 23 de febrero, Alice Weidel. De hecho la entrevistó recientemente a través de X. La formación alemana, por sus posicionamientos superiormente extremistas, más allá de Patriotas o ECR, se aisló en Europa en el grupo de los no adscritos, aunque ahora ha levantado la alianza Europa de las Naciones Soberanas. Pese a claros síntomas prorrusos o loas aisladas al nazismo, AfD comparte con Trump un componente ultraliberal y la mayoría de sus integrantes, desde el origen, proceden del sector empresarial, económico y universitario de la zona occidental de Alemania.
La presencia de AfD es un guiño, además, de respaldo a Musk por su apoyo público a Weidel. No obstante, la candidata a declinado su presencia por incompatibilidad con su agenda de campaña para esas federales. Acudirá por ello el colíder de la formación, Tino Chrupalla.
Habrá presencia de otros liderazgos ultras europeos con menor relevancia respecto a esa internacional, pero cercanos a Trump. Es el caso de Nigel Farage, dirigente del Partido para la Reforma de Reino Unido (Reform UK), que recientemente se enfrentó por X a Musk, al considerar más fuerte éste al líder de la Liga para la Defensa de Reino Unido, un partido claramente neofascista. Tommy Robinson se encuentra en prisión por difamar sobre un refugiado sirio y vincular a migrantes con agresiones sexuales. El francés Éric Zemmour, quien intentó competir con Le Pen en las presidenciales de 2022 con Reconquista, acudirá junto a su mujer y eurodiputada Sarah Knfo, de su partido e integrado con AfD en Bruselas.
Fuera del espectro ultra, se invitó a otros líderes internacionales como el presidente chino Xi Jing Ping. Éste ha delegado en su vicepresidente, Han Zheng. La democristiana UCD, aliada de los conservadores de la CDU alemana estará representada por su portavoz de política exterior, Jürgen Hardt. El presidente electo de Venezuela, en el exilio después de que Nicolás Maduro perdiese las elecciones y continuase en el poder, Edmundo González Urrutia, también ha sido invitado.
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3 Comentarios
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hace 1 hora
No voto a VOX, pero es exagerado y totalmente fuera de lugar calificar a VOX de «ultra».
hace 2 horas
Ultra es BilduETA. Asesinos, secuestradores, extorsionadores…
Ultra es ERC y Junts. Ultra golpistas
Porqué son ultra Meloni o Abascal??. Ultra qué. Están condenados por algo? Han asesinado a alguien?. Han dado algún golpe de estado?
Y ultra, ultra pequeño, es el nivel de nuestra clase periodística, sólo equiparable a su ultra borreguismo para seguir el caminito de lo políticamente correcto marcado por el poder progre, y a su ultra pequeña capacidad crítica y coherencia.
Ultra tontos
hace 3 horas
Os
Jo
Deis