Elon Musk es el hombre más admirado y más defenestrado en la actualidad. El dueño de X y Starlink es la persona más rica del mundo y por eso su alcalde, Piotr Bujak, ha pensado en él como una especie de Mr. Marshall para salvar la joya del patrimonio de Głogówek, su castillo. Al enterarse de que Musk busca en Italia un enclave para instalar su cuartel general en Europa, Bujak le ha propuesto que cambie de idea y opte por Głogówek, una tranquila población de apenas 6.000 habitantes, en el voivodato de Opole, en el suroeste de Polonia.
En su carta a Elon Musk, el alcalde evoca al escritor local Rafał Urban que comparaba el paraje de Głogówek con la Toscana italiana. "Todos los viñedos formaban un gran huerto... Es el paraíso, como el norte de Italia", arranca el alcalde su mensaje al gran patrocinador de la campaña de Donald Trump. En la zona hay campos de lavanda, montañas y edificios al estilo del barroco italiano.
Piotr Bujak, politólogo con gran talento para la publicidad y las relaciones públicas, invita a Musk a visitar la localidad y le propone que sitúe su base europea en el castillo de Głogówek, de unos 3.000 metros cuadrados, propiedad de la municipalidad.
"Es un edificio impresionante con varios siglos de historia, con una ubicación excepcional, entre dos aeropuertos, Katowice y Breslavia, y a menos de 400 kilómetros por autopista de varias capitales europeas", dice en el texto. El alcalde se refiere a Varsovia, Berlín, Praga y Bratislava. Concluye: "Somos los únicos propietarios del castillo que brillará más aún con un poco de trabajo de rehabilitación. Será una joya en nuestro pueblo y hará que luzcan extraordinariamente sus inversiones".
Lo cierto es que la megafábrica de Tesla, propiedad también de Elon Musk, en Europa se sitúa en Grünheide, en el Land de Brademburgo, a 55 kilómetros de Berlín. Polonia es un buen enclave para Musk. De hecho, el dueño de X ha escrito este viernes en su red social su admiración por Polonia, que se ha convertido en un país muy atractivo para los nómadas digitales de todo el mundo por sus bajas tasas de criminalidad y su boyante economía.
Alojamiento del rey Jan Kazimierz y de Beethoven
El castillo se erigió en el siglo XI en la ladera del valle sobre el río Osobłoga. Debido a varias guerras, invasiones e incendios, no se conservan las murallas más antiguas. A partir del siglo XIII los Piast de Opole, de la primera dinastía gobernante en Polonia, tenían ahí su bastión. De los Piast pasó a los Zeidlitz.
En 1561, Hans Oppersdorff arrendó la ciudad y en diez años construyó la magnífica residencia de estilo renacentista, que se conserva parcialmente hasta el día de hoy. Con los años se sumaron elementos barrocos.
El siguiente propietario del castillo, Georg II, amplió las instalaciones añadiendo, cuatro torres que le dan un carácter defensivo. También de esa época es la torre de prisión adyacente a las murallas, que rodea el centro de la ciudad. La siguiente fase de expansión fue el gobierno de Georg III, quien añadió el ala oriental, la llamada el castillo inferior, cerrando así el edificio, que ya forma una especie de cuadrilátero.
Durante el Diluvio Sueco (guerra sueco-polaca), el rey Jan Kazimierz y su corte se alojaron en 1655 en el castillo de Głogówek. En 1806 recibió a Ludwig van Beethoven, cuando huía de las tropas de Napoleón, según se explica en Zabytek.pl, un sitio web dedicado a los lugares históricos de Polonia.
En 1945, el último de los Oppersdorff, Wilhelm Karol Jan, abandonó el castillo cuando huía del Ejército Rojo y se dirigió al oeste de Alemania. Desde entonces ha tenido varios propietarios y ha cumplido diversas funciones: albergue juvenil, museo regional, galería de pintura y centro cultural.
El castillo tenía una biblioteca, cuya colección se consideraba una de las más ricas de Silesia. Después de la guerra sus 13.000 volúmenes se trasladaron a la Biblioteca de Silesia, en Katowice.
Objetivo: salvar el monumento
De momento, Elon Musk no ha contestado a la oferta del alcalde polaco, según informan fuentes de la municipalidad. Sin embargo, sí han recibido una propuesta de un inversor de Polonia, si bien están comprobando si realmente tiene un proyecto viable. Ya han pasado por una mala experiencia que acabó en los tribunales.
En 2005 un inversor privado adquirió el castillo por 150.000 złotys (unos 35.000 euros) a condición de rehabilitarlo. Sin embargo, pasaron los años sin que invirtiera nada más que nos miles de złotys así que el Ayuntamiento lo llevó a la Corte y recuperó la propiedad, según informaciones de Radio Opole.
El acondicionamiento del castillo costaría unos 100 millones de złotys (unos 23,5 millones de euros) y la municipalidad no tiene esos fondos. Para Elon Musk, con un patrimonio de 422.000 millones de euros, resultaría una ganga.
Con este llamamiento a Elon Musk, este avispado alcalde polaco busca salvar el patrimonio local. Ha logrado atraer la atención de medios nacionales e internacionales. "Lo más importante es salvar este monumento", insiste la primera autoridad de la villa.
Musk, una vez conquistado el poder político en Estados Unidos de la mano de Donald Trump, ha llamado a hacer Europa grande. De MAGA a MEGA. Está participando activamente a favor de Alternativa para Alemania (AfD) en las elecciones legislativas que se celebran el 23 de febrero en la República Federal.
El temor del primer ministro, Donald Tusk, es que también ponga su mirada en Polonia, donde hay unas elecciones presidenciales el 18 de mayo y el 1 de junio que serán cruciales para el futuro de la democracia. El ministro polaco de Exteriores, Radoslaw Sikorski, dijo a principios de año en la Conferencia de Embajadores en París: "Debemos proteger nuestro proceso electoral para que sean los polacos y no extranjeros quienes elijan al nuevo presidente". Queda claro a qué extranjeros se refiere.
Elon Musk es bienvenido en Polonia como inversor, no como un interventor electoral.
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