"Estados Unidos y Venezuela son como un matrimonio ya gastado, muy conflictivo, pero que se mantiene debido a que es más costoso romperlo que mantener el statu quo". Esta poderosa imagen nos la traslada desde Caracas José Manuel Puente, economista y experto en políticas públicas que imparte clases en IESA y el IE-Madrid. En el segundo mandato de Donald Trump, que acaba de arrancar, será crucial el papel de Marco Rubio, su secretario de Estado, de origen cubano. Petróleo, migrantes y los cárteles de la droga definirán sus políticas.
Tras jurar el cargo, Donald Trump se dedicó el lunes a firmar órdenes ejecutivas mientras respondía a los medios de comunicación. "Estamos mirando a Venezuela con mucho interés. Es un país que conozco muy bien por varias razones. Fue un gran país hace 20 años y ahora es un desastre", dijo el presidente de EEUU, que dejó caer que "probablemente vamos a dejar de comprar petróleo a Venezuela". Y añadió: "Ya no lo necesitamos".
Chevron en Venezuela
En su audiencia de confirmación para el puesto de secretario de Estado, Marco Rubio fue más concreto y dijo que EEUU tendría que revisar las licencias que permiten a la petrolera Chevron operar en Venezuela. Chevron ha permitido a Venezuela aumentar la extracción de petróleo en más de 200.000 barriles, cuando el nivel estaba en medio millón (seis veces menos que en tiempos de Hugo Chávez) y le proporciona ingresos en dólares si bien en teoría solo está recuperando deudas pendientes.
En noviembre de 2022 Chevron, la segunda petrolera de Estados Unidos, recibió luz verde para reanudar la extracción en Venezuela siempre y cuando la petrolera venezolana, PDVSA, no obtuviera ganancias de esa operación. El acuerdo obedecía a un paso por las negociaciones entre el régimen y la oposición venezolana. Así se buscaban recuperar los 3.000 millones de dólares congelados en bancos del sistema internacional por las sanciones impuestas a Venezuela, según informó la BBC.
A pesar de las restricciones, Chevron ha pagado recientemente al fisco venezolano nos 300.000 millones de dólares en impuestos. Son ingresos en dólares muy valiosos porque dan oxígeno al régimen. Si Maduro no los recibe, además de reducirse la extracción de crudo, habrá menos fondos para corrupción.
"Cuando se da la posibilidad a Chevron de que cobre deuda a través de extracción y capacidad de refinar, se convierte en un actor importante. Chevron empieza a extraer y refinar y ahora está por los 200.000 barriles diarios y así asciende el total a más de 700.000. Si dice Trump que no le va a comprar petróleo a Venezuela, se refiere a no renovar las licencias de Chevron. Eso para EEUU no es nada. Consume 20 millones diarios, de los cuales el 70% es autoproducción. Para Venezuela, sin embargo, el petróleo que extrae Chevron es una tercera parte de su actual capacidad extractiva. Sería algo serio para Maduro", explica Carmen Beatriz Fernández, PhD en Comunicación Pública.
Efecto de los desplazados en México
Hay otros dos elementos que influyen en la relación entre Maduro y Trump. Por un lado, la migración venezolana. Hay cerca de medio millón de inmigrantes en EEUU y muchos se verán afectados por las deportaciones anunciadas por Donald Trump. Maduro y su política de represión puede generar más oleadas de migrantes hacia EEUU. Maduro, como otros dictadores, usa la migración como arma contra sus enemigos.
Pero también es cierto que Trump ha dicho que los va a enviar a todos a México, algo que va a obligar a la presidenta Claudia Sheinbaum a dejar su aparente neutralidad sobre Venezuela. Si los devuelve a Venezuela, va a enfrentarse a Maduro, y es probablemente lo que busca la nueva Administración de Trump.
América Latina se ha visto en una encrucijada debido al fraude cometido por Maduro. Los dirigentes de izquierdas del continente americano han tenido que retratarse. Así el chileno Gabriel Boric ha sido quien de forma clara ha denunciado el fraude del líder venezolano. Ha marcado un camino en defensa de la democracia. Otros como Lula han mantenido el silencio pero no han enviado a representantes de alto nivel a la toma de posesión. Lula se siente traicionado por Maduro.
Y en la ambigüedad nadan la mexicana Sheinbaum o el colombiao Petro, que siguen demandándolo las actas y se niegan a denunciar al tirano. Si Sheinbaum tiene que expulsar a venezolanos desplazados desde EEUU, va a tener que vérselas con Maduro.
Perseguidos como narcoterroristas
A su vez, al calificar como terroristas a los cárteles de la droga o a los narcotraficantes también apunta contra el Cártel de los Soles, que estaría comandado por el propio Diosdado Cabello, ministro del Interior y de Justicia.
Justo el día que Maduro juró como presidente, a pesar de un fraude probado ante la comunidad internacional, EEUU aumentaba la recompensa por él y por Cabello a 25 millones de dólares. Igual que Osama bin Laden. Por el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López ofrecen 15 millones. Los tres se enfrentan a cargos de narcotráfico y narcoterrorismo.
Marco Rubio, diplomacia en español
Pero es la designación como jefe de la diplomacia de Marco Rubio, nacido en Miami en el seno de una familia que emigró de Cuba en 1956, lo que alienta más a quienes son más pragmáticos sobre el futuro de Venezuela. Rubio quiere que se vuelva a catalogar a Cuba como país "patrocinador del terrorismo", sanción que revirtió Biden hace una semana tras un acuerdo para liberar presos en la isla con la mediación del Vaticano.
"Está bien informado y no va a caer en la trampa de los que sueñan con una intervención militar", señalan fuentes venezolanas conocedoras de las relaciones entre Caracas y Washington. Habla claramente del "narcogobierno" que rige Venezuela.
Rubio ya se refirió en el Senado a las víctimas de la represión en Venezuela por las protestas de 2014. Ya entonces acusó al régimen chavista sin cortapisas. Conoce bien cómo se conduce el régimen de Maduro pero también sabe quién es quién en la oposición.
Como señal a Maduro, el presidente electo, reconocido como tal por Joe Biden, Edmundo González Urrutia, estuvo en la toma de posesión de Trump. En su gira previa al 10 de enero pasó por Washington y se vio con Biden. De Rubio ha dicho que "es un gran aliado en la lucha por la libertad de Venezuela".
Pero Marco Rubio tiene la vista puesta en las presidenciales de 2028 así que va a ir con pies de plomo. El divorcio entre Venezuela y Estados Unidos será cuando Washington evalúe que sale ganando con la ruptura total.
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