Los supervivientes, unas decenas apenas, serán los protagonistas de los actos del 80º aniversario de la liberación del campo de Auschwitz-Birkenau, que tienen lugar este lunes en la localidad polaca de Oświęcim. Ningún dirigente político tomará la palabra en la ceremonia principal y solo el presidente polaco, Andrzej Duda, dirigirá unas palabras a primera hora ante el Bloque 11.

"La política no ha de entrar en Auschwitz, ni Auschwitz en política", decía el director del Museo de Auschwitz, Piotr Cywiński a El Independiente. Hace solo cinco años, el líder ruso, Vladimir Putin, asistía a la conmemoración en Israel y se dejaba querer por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Ahora sobre los dos pesa una orden del Tribunal Penal Internacional.

Ni Netanyahu ni Putin están este lunes en Auschwitz. El primer ministro israelí no tenía en sus planes asistir a los actos, pero el gobierno polaco en un primer momento dijo que en el caso de hacerlo se vería obligado a apresarlo. Hace un par de semanas el primer ministro, Donald Tusk, dijo que no lo haría y gozaría de una inmunidad ad hoc. ¿Por qué este cambio? Probablemente influyó que Donald Trump, aliado de Netanyahu, va a ser el presidente de EEUU los próximos cuatro años.

En todo caso, en Israel están muy recelosos por cómo se ha conducido el gobierno de Varsovia después de que Netanyahu desencadenara la represalia en Gaza por la matanza del 7 de octubre de 2023 a manos de Hamás. Hace cinco años estuvo en el campo emplazado en lo que fue la Polonia ocupada por los nazis el presidente israelí.

En esta ocasión asiste el ministro israelí de Educación, Yoav Kish. Es significativo que la delegación estadounidense no está encabezada por el vicepresidente, como en otras ocasiones, sino por el enviado para Oriente Próximo, Steve Bitkoff, y por el nominado para ser secretario de Comercio, Howard Lutnick.

Sin la Rusia de Putin

El Ejército Rojo liberó el campo de Auschwitz-Birkenau hace 80 años. Apenas quedaban 7.000 supervivientes, ya que habían trasladado a otros miles a otros campos. Las estimaciones apuntan a que fueron asesinados entre 1,1 y 1,3 millones de prisioneros, un 90% de ellos judíos. Esos soldados que liberaron Auschwitz eran en parte rusos y en parte ucranianos. En menos de un mes se van a cumplir tres años del inicio de la invasión rusa de Ucrania. Es lo que hace que Putin no sea bienvenido en Auschwitz. Hoy es es el agresor, como hace 80 años lo fue Hitler.

Cuando Putin se encontró con Netanyahu hace cinco años, en la conferencia mundial sobre el Holocausto, en Israel, los dos líderes tenían intereses conjuntos en Siria. El presidente polaco, Andrzej Duda renunció a asistir a aquel evento a menos que pudiera tomar la palabra. Rechazaba que la versión de los hechos quedara en manos del Kremlin.

Los Reyes, como hace cinco años

En los actos de este lunes van a estar presentes, como hace cinco años, los Reyes de España, Felipe y Letizia. Asisten acompañados del ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Victor Torres. Coinciden en Auschwitz con los Reyes de Bélgica, Países Bajos, Dinamarca, los Grandes Duques de Luxemburgo, y con Carlos III de Inglaterra.

También acuden el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el italiano Sergio Mattarella y la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, así como el presidente del Consejo Europeo, António Costa. Polonia estará representada por el presidente, Andrzej Duda, y el primer ministro, Donald Tusk.

Pero no serán sus voces las que vamos a escuchar. Es probablemente el último aniversario redondo con presencia de supervivientes. Los que quedan, unos 50, rondan el siglo de vida. Son la memoria viva del campo, símbolo del Holocausto, por ser el mejor preservado y aquel en el que se ejecutaron más asesinatos.

El símbolo del vagón

Como símbolo de este aniversario el Museo de Auschwitz pone el foco sobre un vagón de carga en los que se transportaba a los destinados al campo de exterminio. En la rampa del antiguo campo de Birkenau se sitúa un vagón donde los médicos de la SS seleccionaban a los judíos destinados a las cámaras de gas.

Desde 2009, este vagón se encuentra en medio de la rampa del antiguo campo de Birkenau, en el lugar donde los médicos de las SS realizaban selecciones de judíos deportados, enviando a la mayoría de ellos a la muerte en las cámaras de gas. El vagón que se ha elegido como símbolo rinde homenaje a los 420.000 judíos procedentes de Hungría que acabaron en Auschwitz.

En su libro La mecánica del exterminio, Xavier Irujo, catedrático de Estudios de Genocidio, explica cómo esos vagones eran en sí mismos un método para matar a los deportados. "Muchos morían de asfixia en los vagones, o de hambre y sed. Las condiciones en que viajaban eran infrahumanas", explica Arroyo. En Auschwitz-Birkenau los que se salvaban de las cámaras de gas apenas sobrevivían cuatro meses de promedio.

Uno de los supervivientes que captó la atención con su discurso en el 75 aniversario fue el polaco Marian Turski, que vio morir a su padre y su hermano y fue deportado en 1942 desde el gueto de Łódź. Relataba cómo si toleramos una mínima muestra de xenofobia y de injusticia acabaremos siendo indiferentes a atrocidades mayores. Su llamamiento sigue estando vigente. "Yo acuso a todo aquel que sea indiferente al mal. Estemos alerta. Es fácil conseguir adeptos por medio del odio. ¿Y qué significará este odio para nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos? Acuso a todo aquel que incite el odio".