Por primera vez en su historia Bélgica tiene un primer ministro independentista flamenco. Bart de Weber, amigo declarado de Carles Puigdemont, no quería ser primer ministro de Bélgica. Como los 14 miembros del nuevo gobierno ha jurado su cargo este lunes ante el rey Felipe de Bélgica, de quien dice que "hace bien su trabajo sin cometer errores".

De Weber ha prestado juramento ante el monarca en las tres lenguas oficiales del país (francés, flamenco y alemán). "¡Y ahora, a trabajar!", dijo en sus redes este político que lidera el Partido Nacionalista Flamenco N-VA desde hace dos décadas. Nada más jurar el cargo asistió a la cumbre informal de jefes de gobierno donde se abordarán temas de Defensa y en la que participa el británico, Keir Starmer.

"Es raro. Soy lo que soy. No era mi sueño ser primer ministro, pero cuando vi los resultados [de las elecciones del 9 de junio de 2024] me dije que teníamos una situación única, socios en el sur del país [los francófonos liberales del MR y los centristas Les Engagés] con los que estamos en la misma onda. Había una oportunidad de hacer reformas que esperábamos desde hacía décadas", dijo De Wever en una entrevista con varios medios belgas.

En las elecciones finalmente el independentismo moderado de Bart de Weber se impuso a los más radicales abanderados por Tom Van Grieken, líder de Vlaams Belang, otro defensor de Puigdemont, que vive en la localidad belga de Waterloo.

La coalición Arizona

Desde la dimisión de Alexander de Croo tras conocerse los resultados electorales, que dieron la victoria a los independentistas moderados de De Weber, en Bélgica se llevaban a cabo negociaciones para formar gobierno. Finalmente se ha formado una coalición de cinco partidos en la que participan N-VA, los liberales francófonos del Movimiento Reformador, los Engagés, y CD&V (cristianodemócratas flamencos) y Vooruit (centro izquierda flamenca). Los medios belgas la llaman Arizona porque sus colores coinciden con la bandera de este estado norteamericano.

Ha confesado que su primer objetivo es sanear las finanzas públicas y para ello el objetivo es a diez años vista. "Tenemos el peor presupuesto del mundo occidental. Ya era hora de detener esta decadencia", ha dicho. "Será un reto ahorrar dinero para reducir el déficit público", ha añadido. "Toda la sociedad habrá de esforzarse", ha indicado, comparando el sacrificio con el que ha acometido en una drástica dieta de adelgazamiento.

Sin embargo, el gobierno de De Wever va a incrementar las inversiones en defensa, con el objetivo de destinar el 2% del PIB a más tardar en 2029 y del 2,5%, en 2034. El ejército también aumentará su plantilla hasta 29.100 empleados en 2030.

En cuanto a la migración, se reducirá el número de llegadas de demandantes de asilo y en una segunda fase, también de las plazas de acogida. Y se autorizará el acceso con policía al domicilio de quienes hayan agotado todas las vías de recursos.

De Wever no va a implementar el giro confederalista que había promovido antes de las elecciones. "La comunidad es ante todo una cuestión socioeconómica", ha dicho. Asegura que su partido es el "de la evolución, no de la revolución".