Wieder nach vorne (de nuevo hacia delante). La Unión Cristiano Demócrata (CDU) ha querido mostrar que está preparada para volver al poder con este eslogan. En el congreso en Berlín, el candidato a la Cancillería, Friedrich Merz (Brilon, 1955), ha asegurado que van a "ganar claramente", tras aprobarse el "programa inmediato" para los primeros meses de gobierno si gana las elecciones del 23 de febrero, como anticipan los sondeos. Merz ha negado categóricamente cualquier tipo de coalición con Alternativa para Alemania.
"Estamos preparados para volver a llevar a Alemania hacia delante" y lanzar "una señal clara y fuerte a toda Alemania". Friedrich Merz, que lleva aspirando a ser canciller décadas, se juega su última oportunidad en las urnas el 23 de febrero. Parte como favorito y si no cumple será definitivo para Merz. Pero en el congreso la CDU y la CSU han cerrado filas con el objetivo puesto en la victoria.
Y sobre todo Merz ha dejado claro contundentemente que no pactará con Alternativa para Alemania: "No lo haremos bajo ninguna circunstancia. Ni lo hicimos ni lo haremos. Este partido está contra todo lo que nuestro partido y nuestro país ha construido. Contra el euro, contra la OTAN. No habrá coalición ni gobierno de minoría. En ningún caso".
Igualmente ha sido contundente sobre su apoyo a Ucrania. Merz ha abogado por invertir más en defensa porque la amenaza de Rusia es real. AfD defiende que se deje de apoyar a Ucrania con la excusa de que se negocie una paz, que claramente sería a la medida del agresor, Vladimir Putin. También apoya que se reabra el Nord Stream II y se levanten las sanciones a Rusia.
El congreso de la Unión Cristiano Demócrata (CDU), con la asistencia de un millar de delegados, tiene lugar justo después de que la semana pasada por primera vez Alternativa para Alemania (AfD) votara junto al partido que lidera Friedrich Merz dos mociones sobre inmigración que supondrían la deportación de todo aquel que llegara a la frontera solicitando asilo y el restablecimiento de controles de forma permanente, es decir, el fin de Schengen.
Terremoto político
Ese apoyo de la AfD provocó un terremoto político. La ex canciller Angela Merkel rompió su silencio para desmarcarse de cualquier relación aunque fuera circunstancial con la AfD. El proyecto de ley sobre inmigración finalmente no salió adelante el viernes porque varios diputados de la CDU se abstuvieron. El grupo parlamentario, liderado por Merz, quedó en entredicho.
En las calles miles de alemanes salieron el fin de semana para exigir a la CDU que respetara el Brandmauer (cordón sanitario). En Berlín fueron unos 160.000, que a las puertas de la sede de la CDU, gritaron: "Avergonzaos en la CDU". Merz asegura que seguirá sin pactar con AfD pero se mantiene en la defensa de políticas duras sobre la inmigración. Socialdemócratas y Verdes confían en que los votantes se movilicen en su favor para evitar cualquier opción de acabar con el cordón sanitario.
Sin embargo, en el congreso de la CDU se han mantenido fieles a las propuestas sobre la inmigración irregular a las que dio su visto bueno la AfD. El plan de cinco puntos contempla devoluciones en caliente y controles de fronteras, en lo que supone el fin del derecho de asilo y la libre circulación de personas en el territorio Schengen.
En los últimos meses se han multiplicado los ataques mortales ejecutados por refugiados pendientes de deportación. Solo se llevan a cabo en Alemania el 70% de las deportaciones. La ultraderecha ha aprovechado para intensificar su relato en el que equipara a los solicitantes de asilo con los criminales.
En economía el "programa inmediato" pretende revertir varias leyes impulsadas por el gobierno encabezado por Scholz, del que formaban parte hasta finales del año pasado liberales y verdes. CDU y CSU quieren una rebaja del impuesto a la energía y reducir la burocracia.
Markus Söder, un telonero fiel
El líder de la CSU, Markus Söder, ha marcado distancias con la AfD, a los que acusa de promover un plan económico que sería la muerte de Alemania. "No podemos dejar nuestro país a la AfD", ha dicho Söder, ministro presidente de Baviera, quien ha sentenciado que "Olaf Scholz no está preparado para seguir gobernando Alemania".
Söder ha sido claro sobre inmigración: "No podemos asumir un millón de solicitantes de asilo al año", en alusión al esfuerzo realizado en 2015, avalado por la canciller Merkel. "La migración nos ha superado", ha remarcado Söder. El líder bávaro ha defendido que se limite permanentemente la inmigración: "Que entren menos en el país y que los malos vuelvan a salir".
Y ha mostrado su apoyo contundente a Merz. Sobre las críticas de Scholz a Merz por el voto de la semana pasada ha dicho con ironía: "Dice que Merz no está preparado para ser canciller y yo digo que Alemania no merece un canciller como Scholz".
La Unión (CDU y CSU) encabeza los sondeos con un apoyo entre el 29 y el 33%, según diferentes sondeos. El segundo partido sería Alternativa para Alemania (AfD). Uno de cada cinco alemanes se muestran dispuestos a votar por la ultraderecha, que ya cosechó excelentes resultados en las regionales de tres Länder en la antigua Alemania del Este. En Turingia AfD ganó por primera vez. De momento el cordón sanitario les mantiene fuera de los gobiernos.
Socialdemócratas están entre el 15% y el 17% seguidos por los Verdes, entre el 12% y el 14%. Los liberales corren el riesgo de no superar el 5% y quedarse fuera del nuevo Bundestag, al igual que Die Linke, y la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW).
Empieza la cuenta atrás para la Unión y su candidato, Friedrich Merz, quien la semana pasada jugó con fuego al hacer posible que AfD se apuntara una victoria en el Bundestag. Alarmó a Merkel, a los votantes más moderados y sembró la desconfianza entre sus posibles socios de coalición. En su relación sobre los dirigentes de la CDU de los que Alemania ha de sentirse orgullosa Merz ha nombrado a Adenauer, Erhard, o Kohl, pero no a Merkel.
"El 23 de febrero eligen los votantes. Son ellos los que decidirán cómo será el próximo Bundestag. Y es importante que seamos la fuerza más importante. Para que haya un cambio. Cuanto mayor sea la distancia con el resto, mejor podremos poner en marcha nuestro programa", ha subrayado Friedrich Merz.
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