El Senado estadounidense ha confirmado este jueves a Robert F. Kennedy Jr., sobrino del expresidente demócrata, como nuevo secretario de Sanidad del país. El nombramiento supone la victoria del elegido más polémico de Donald Trump para formar parte de su gabinete, porque ha remarcado su escepticismo hacia las vacunas y su defensa de la leche cruda, entre muchos otros. Además, en el pasado dejó claro que está a favor del aborto, algo que para muchos miembros del Partido Republicano lo convertían en un "no" directo.
Sin embargo, finalmente Kennedy ha sido confirmado con el voto en contra de solo un senador republicano -el senador Mitch McConnell de Kentucky, superviviente de la polio- y de toda la bancada demócrata, que a lo largo de los últimos días se ha esforzado a retratar a Kennedy como un peligro para la sanidad pública. "Su historial de utilizar peligrosas teorías de la conspiración y erosionar la confianza en las instituciones sanitarias no permite al señor Kennedy liderar estos importantes esfuerzos", ha dicho el republicano McConnell.
Kennedy ha pasado de ser demócrata al rival electoral de Donald Trump y a convertirse en uno de sus mayores aliados. El activista antivacunas intentó llegar a candidato presidencial del Partido Demócrata, y llegó a presentarse como alternativa a Biden en abril de 2023. Después, se presentó a las elecciones presidenciales de noviembre como independiente, pero terminó retirando su candidatura a finales de agosto, momento en el que decidió apoyar a Donald Trump.
Su retirada se produjo después de días en los que Kennedy insistió en que solo se retiraría si el líder republicano le garantizaba un asiento en su gabinete, como ha sucedido. Pero como se retiró de las elecciones demasiado tarde, el día de las votaciones su nombre estuvo en las papeletas en un buen número de estados, y terminó registrando 594.000 votos a su favor.
Cuando el 14 de noviembre Trump anunció su elección para el que en su opinión es el puesto más importante del Ejecutivo, el que vela por la salud de los estadounidenses, destacó que "durante demasiado tiempo" los ciudadanos han sido "aplastados por el sistema industrial alimenticio y las farmacéuticas, que han recurrido al engaño, la desinformación y la manipulación" en cuestiones de salud pública.
El futuro líder de la sanidad estadounidense jurará el cargo en la tarde de este jueves, y desde entonces se convertirá en la cabeza del Departamento de Salud y Servicios Humanos, un paraguas bajo el que quedan 13 agencias diferentes como la Administración para los Alimentos y los Medicamentos (Food and Drug Administration) o los Institutos de Salud y los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades, a los que Kennedy ha llamado corruptos.
En su comparecencia ante el Senado, Kennedy ha prometido "seguir la ciencia" para investigar la seguridad de las vacunas, así como hacer frente a la "epidemia de las enfermedades crónicas" y librarse de los ultraprocesados que abundan en la comida de Estados Unidos. Sin embargo, no ha concretado demasiado, y tampoco ha convencido sobre por qué lleva años haciendo activismo contra las vacunas y ahora las defiende.
"No haré nada como secretario de Sanidad que dificulte o desanime a las personas a recibir cualquiera de esas vacunas", dijo ante la Cámara cuando se le preguntó por qué haría con respecto a las vacunas del sarampión y la polio. Cuando los senadores le preguntaron sobre por qué ha dicho que las vacunas provocan autismo en niños, el futuro secretario rechazó aceptar el consenso científico, que apunta en sentido contrario.
En ese sentido, senadores demócratas e independientes han lamentado que tantos republicanos sientan que deben contentar a Trump en lugar de votar como realmente piensan. "Si el voto fuese anónimo, este hombre no conseguiría ni 20 votos", ha asegurado el senador independiente Angus King. Pero Kennedy ha conseguido una ajustada mayoría de 52 votos a favor y 48 en contra en la misma sala en la que comparecieron en infinidad de ocasiones su padre, el ex fiscal general de EEUU Robert F. Kennedy, y su tío, el expresidente demócrata John F. Kennedy (JFK). Ambos fueron asesinados en los años 70.
"Yo sigo teniendo preocupaciones por las opiniones de Kennedy sobre las vacunas y su selecta interpretación de estudios científicos", escribió ayer la senadora Lisa Murkowski de Alaska. Pero "se ha comprometido conmigo y con mis compañeros en muchas cosas, prometiendo trabajar con el Congreso para asegurar el acceso público a información y a recomendaciones sobre las vacunas basadas en los datos, la evidencia y la investigación médica".
En plena amenaza de la gripe aviar
El nombramiento de Kennedy va a producirse en plena pandemia zoonótica de la gripe aviar en Estados Unidos, que ha llevado a sacrificar a más de 150 millones de gallinas ponedoras desde que arrancó (en 2022) y ya ha acabado con la vida de una persona. Además, desde abril se han registrado 67 casos de contagios a humanos, según los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades, pero todos salvo la víctima mortal han registrado síntomas leves y se han recuperado completamente.
El fallecido era un paciente de 65 años de Louisiana que tenía otras enfermedades previas. Los CDC aseguran que no hay pruebas de que el virus se esté contagiando entre personas y que el riesgo actual para el público general es bajo, pero por el momento la gripe está teniendo un fuerte impacto en los bolsillos de los estadounidenses, que ya han visto cómo los huevos se han encarecido hasta casi los 8 dólares la docena, más del doble de los 3,3 dólares que costaban hace justo un año, en plena crisis de inflación.
Las opiniones más polémicas de Kennedy
Cuando se conoció la elección de Trump, Kennedy prometió que liberará a la población de "químicos, contaminantes, pesticidas, productos farmacéuticos y aditivos alimentarios dañinos" y que restaurará las" buenas tradiciones" ligadas a la salud, el aludido ha rebajado el tono. "Estoy comprometido con tu visión de convertir de nuevo a América en un lugar saludable. Tenemos una oportunidad generacional para unir a la mejores mentes en ciencia, medicina, industria y el gobierno para acabar con la epidemia de enfermedades crónicas. Estoy deseando trabajar con los más de 80.000 trabajadores de la HHS para liberar a las agencias de esa nube de cautividad corporativa que las ahoga para que puedan llevar a cabo su misión de volver a hacer EEUU el lugar más sano del mundo", escribió en X.
Kennedy habló en esa publicación de reducir las enfermedades crónicas, de las que en multitud de ocasiones ha culpado a las vacunas. En una entrada de blog que publicó en 2017 en la web de una ONG en defensa de los niños que él mismo fundó, el político asegura que las vacunas provocan “muchos tipos de autismo”, en concreto por envenenamiento por mercurio. Entonces, también aseguró que eliminar esos metales tóxicos del cuerpo podría ser un tratamiento para el autismo. En 2015 ya había publicado un libro en el que promulgaba teorías sobre las vacunas que ya han sido ampliamente desmontadas. En particular, los médicos han advertido contra la quelación, esa técnica con la que algunos intentan eliminar metales del cuerpo de niños, que ha llevado a la muerte a varios, incluso a uno en EEUU. El propio Kennedy se sometió a uno de estos tratamientos porque decía que sus niveles de mercurio eran demasiado elevados a raíz de comer demasiado atún.
En varias ocasiones Kennedy también ha recomendado beber leche cruda pese a los riesgos que incluso la FDA, la agencia sanitaria estadounidense, ha advertido que implica. La leche cruda está relacionada con multitud de enfermedades provocadas por bacterias como la E. coli, que puede provocar problemas de riñón y la muerte, la gripe aviar, entre otras. En cambio, pasteurizar la leche mata los virus y por eso promover el consumo de leche cruda es una mala idea. En Estados Unidos los estados son los que deciden quién puede vender este producto, y en los últimos años se ha provocado un repunte en su consumo.
Poco antes de las elecciones, el político también afirmó en X que esperaba poder eliminar el flúor del agua potable estadounidense si era elegido como secretario de Sanidad. “El flúor es un residuo industrial asociado con la artritis, las roturas de huesos, el cáncer de huesos, la pérdida de coeficiente intelectual y enfermedades neurodegenerativas, así como tiroides”, escribió. La CDC y la Asociación de Dentistas Americanos insistieron en que bajas cantidades de flúor en el agua son seguras y previenen las caries, sobre todo en niños.
Kennedy también ha asegurado que el COVID-19 fue un virus creado por China con el objetivo de acabar con los caucásicos y los negros, y al que son sobre todo inmunes los judíos y los chinos, asegurando que se trata de un virus “con objetivos étnicos” y por tanto que es “un arma biológica”. En la misma línea, ha asegurado que el wi-fi y los teléfonos móviles provocan “todo tipo de cosas malas, incluyendo cáncer de cerebro” -lo dijo en el podcast de Joe Rogan-, pese a que no hay evidencias científicas que apunten tal cosa.
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1 Comentarios
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hace 1 hora
Suponía que éste era un diario serio, pero compruebo que estaba equivocado.
Que después de todo lo que se ha sabido sobre el p*to virus, las p*tas inoculaciones y etc. nos salgan llamando «negacionista» a Kennedy resulta entre RIDÍCULO y PATÉTICO y propio de «tragacionistas».