“Haré exactamente lo que hizo Donald Trump con Colombia”, prometió Marine Le Pen hace unas semanas cuando se le interrogó por su relación con Argelia. Fue la última muestra de la hostilidad hacia Argel, acompañada de la enorme sintonía que la líder de la extrema derecha francesa ha forjado con Marruecos en la batalla por la hegemonía en el Magreb por la que ambos países litigan.
“Hay medidas de represalia que son completamente naturales”, alegó. “¿Por qué mostramos tal debilidad con países que nos escupen en la cara mañana, tarde y noche?”, explicó partidaria de bloquear todas las transferencias de dinero a Argelia y suspender los visados para los argelinos y sus líderes políticos si rechazaban cooperar. Las andanadas de Le Pen contra Argelia se suman a los guiños que la formación ha ido firmando en público hacia Rabat. "Decir que la colonización fue una tragedia para Argelia no es cierto. Francia aportó a Argelia capitales que deberían haberle permitido convertirse en la Noruega del Magreb. No lo hicieron", denunció.
Al frente del grupo de amistad de Marruecos en la Asamblea
Las declaraciones de Le Pen no son una excepción. Sus correligionarios también las han firmado. En enero Thierry Mariani, europarlamentario de Le Pen, trató sin éxito de bloquear la asistencia de dirigentes del Frente Polisario al comité de comercio internacional para abordar las sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que tumbó los acuerdos pesquero y agrícola sellados entre Bruselas y Rabat. “Esta milicia cuenta con el apoyo de Argelia para desestabilizar Marruecos, socio importante de la Unión Europea”, esbozó en el hemiciclo. Su campaña acabó en fiasco.
Hace una semana una escudera de Le Pen, Hélène Laporte, fue elegida como presidenta del grupo de amistad Francia-Marruecos en la Asamblea Nacional. Uno de sus primeros encuentros fue con la embajadora de Marruecos en París, Samira Sitail. “Francia y el Reino de Marruecos, que tienen la vocación geográfica y la responsabilidad histórica de cuidar las relaciones entre las dos orillas del Mediterráneo, comparten una rica historia común y estrechos vínculos culturales, económicos y diplomáticos que hacen de nuestros dos países socios privilegiados”, manifestó. Sus tuits abiertamente xenófobos del pasado reciente parecían olvidados.
Louis Aliot, vicepresidente de Reagrupamiento Nacional y alcalde de Perpiñán, es uno de los más fervientes defensores del régimen alauí en las filas de la ultraderecha gala. Preguntado esta semana por las repercusiones de la victoria de Le Pen en las presidenciales de 2027 que aventuran los sondeos, Aliot aseveró que “Marruecos es un socio privilegiado, un actor clave de la diplomacia francesa en África y en el mundo árabe”. “Sería la renovación de nuestras buenas relaciones basadas en la confianza y el respeto mutuo. Una renovación de las relaciones franco-marroquíes, un nuevo capítulo que se abriría”, deslizó tras mostrar “su gran respeto por la monarquía alauí y la estabilidad que encarna Mohamed VI”.
Una exhibición de lazos que -Benoît Pellistrandi, sociólogo y analista francés- reconoce como “llamativo” aunque lo inscribe en una estrategia buscada por Marruecos que “le viene bien a los intereses del partido de Le Pen”. “En realidad, se trata de vínculos antiguos. Jean Marie Le Pen estuvo en 1990 en Marruecos y fue recibido por el entonces rey Hasán II. Tenían una cierta idea en común cuando el monarca decía que los marroquíes que vivían en Francia jamás serían franceses al 100%”, evoca Pellistrandi.
La hostilidad histórica hacia Argelia
“Dentro del partido de Le Pen hay una cierta admiración por la estabilidad de Marruecos y por el papel de la monarquía y su proccidentalismo. Por otra parte, como es un juego a varias bandas, existe el odio hacia Argelia y eso forma parte del ADN ideológico del partido de Le Pen. Su padre fue un partidario de la Argelia francesa que se alistó para ir a hacer la guerra y siempre ha mostrado un odio visceral a la Argelia independiente”, arguye el experto.
Esa pasión indisimulada por el régimen alauí no oculta la cara B: la hostilidad nunca rebajada hacia Argelia. “Desde su creación, el Frente Nacional estuvo influenciado por los nostálgicos de la Francia argelina y los antiguos miembros de la Organización Armada Secreta (OAS), un grupo terrorista de extrema derecha opuesto a la independencia de Argelia. Esta extrema derecha nunca ha perdonado a Argelia su emancipación y siempre ha mantenido una actitud de desconfianza hacia ella”, comenta a este diario Salem Djellab, del Partido Socialista galo. “En este contexto, el apoyo incondicional del RN a la 'marroquinidad' del Sáhara Occidental también parece una forma de debilitar a Argelia en la escena internacional, al apoyar a su rival regional, Marruecos”, agrega.
Desde su creación, el Frente Nacional estuvo influenciado por los nostálgicos de la Francia argelina
El historiador francés Fabrice Riceputi bucea en ese pasado que explica la animadversión presente en su ensayo Le Pen y la tortura. “Es cierto que el papel militar de Jean-Marie Le Pen en la guerra colonial de Argelia fue relativamente insignificante. Su estancia en el ejército en el primer trimestre de 1957 en Argel, debido principalmente a su rango subalterno, no tuvo ningún efecto particular en el curso de los acontecimientos. Alistado voluntario como teniente en el 1er Regimiento de Paracaidistas Extranjeros (I» REP) durante seis meses, no fue más que un oficial entre los cientos que fueron encargados en enero de 1957 por el gobierno de la IV República, entonces dirigido por el socialista Guy Mollet, de erradicar a toda costa, erigiendo la tortura en sistema, el independentismo nacionalista argelino en la 'capital' colonial”, señala Riceputi. “Pero -apostilla- si la participación de Le Pen en la 'batalla de Argel' es sin duda un 'detalle' en la historia de este último, no lo es en su biografía política. Y, sobre todo, en la historia del lepenismo, cuya matriz colonial se ignora hoy en día con demasiada frecuencia, mientras triunfa ideológicamente ante nuestros ojos y su última encarnación está a las puertas del poder”, agrega a propósito de su hija.
Le Pen reivindicó primero esa implicación en una de las páginas más oscuras del colonialismo francés para luego en las décadas de 1980 y 1990 tratar de poner tierra de por medio. Llegó a denunciar por difamación a todo aquel que desempolvaba ese pasado incómodo y del que quería deshacerse.
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La daga de las Juventudes Hitlerianas
"Jean Marie Le Pen fue, de hecho, torturador en Argelia en el 1.er REP. Aquí, un regalo que probablemente le hicieron antiguos SS, la daga de las Juventudes Hitlerianas, que olvidó en casa de una víctima en la Casbah [un céntrico barrio de Argel]", explica el historiador Fabrice Riceputi.
La renovada hostilidad hacia Argelia se alimenta de la grave crisis diplomática que estalló con Francia a finales del pasado julio después de que Emmanuel Macron reconociera la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, la antigua colonia española y el último territorio por descolonizar de África. Una medida que Le Pen había prometido llevar a cabo si llegaba al Elíseo. Desde entonces, los lazos bilaterales no han hecho más que deteriorarse entre reproches cruzados. Fuentes argelinas aseguran a este diario que “la clase política francesa siempre ha considerado que lo mejor para ellos es lo peor para Argelia”. Al empeoramiento del clima también ha contribuido la detención en Argelia del escritor franco-argelino Boualem Sansal, convertido con declaraciones incendiarias contra Argelia y el islam en un referente de la extrema derecha gala.
Las contradicciones: del campo a la inmigración
Este ejercicio de flirteo con Marruecos no está exento de notorias contradicciones. La primera es con el marcado acento anti-inmigración de Reagrupamiento y que comparte con el resto de partidos del universo ultra europeo reunidos bajo el grupo de Patriots y que el pasado fin de semana celebraron una cumbre auspiciada por Vox en Madrid. “La dimensión xenófoba es evidente, pero no es tan ideológica como en tiempos de Jean Marie Le Pen. Es mucho más instrumental y, tal y como se practica en Francia, hay buenos y malos extranjeros, definidos por la coyuntura. En estos momentos los buenos son los marroquíes y los malos los argelinos”, estima Pellistrandi.
La segunda de las contradicciones es su política proteccionista. Su defensa de Marruecos entra en colisión con su supuesta bandera de apoyo a los agricultores franceses. De hecho, la controlada prensa marroquí se ha hecho eco de este extremo en un momento en el que Rabat trata de digerir las sentencias que declararon nulo el acuerdo agrario y le obligan a etiquetar como procedentes del Sáhara Occidental melones o tomates procedentes de los territorios ocupados ilegalmente por el reino. El pasado octubre, la ahora flamante presidenta del grupo de amistad con Marruecos de la Asamblea Nacional reclamó vía redes sociales: “Aprovechen su visita a Marruecos con Macron para poner fin al acuerdo comercial que exime de derechos de aduana a la tomate marroquí, que coloca a nuestros agricultores en una situación de competencia desleal insoportable desde 2012".
“Existe un conflicto con los intereses de su electorado. Esta postura ideológica corre el riesgo de volverse en contra, especialmente entre su base agrícola. Los agricultores franceses, que constituyen una importante base electoral del RN, denuncian las importaciones de frutas y verduras marroquíes que consideran competencia desleal”, sostiene Djellab. “Al apoyar a Marruecos en la cuestión del Sahara Occidental, avala de hecho estos acuerdos comerciales, en detrimento de los productores franceses. Choca así con el discurso proteccionista que el RN mantiene ante el mundo agrícola, creando una flagrante contradicción en su línea política”, añade. “Reagrupamiento está ante un dilema: apoyar a Rabat y asumir las consecuencias económicas para los agricultores franceses o volver a una línea proteccionista y arriesgarse a comprometer sus relaciones con Marruecos”, concluye.
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hace 4 días
Cada vez me asombro más con Marruecos, recogen de todos, lo mismo de la izquierda progresista como de la derecha. Las consecuencias de esto, es que no se puede ser agradecido con todos.
hace 5 días
El artículo retrata perfectamente las profundas contradicciones que encierra el apoyo de Marine Le Pen y su partido a Marruecos. Ojalá no llegue nunca a presidenta de Francia, aunque ya sabemos que todos los presidentes galos se han convertido en valedores de Marruecos, y que el Sáhara Occidental no estaría hoy ocupado por ese país sin la ayuda a todos los niveles de Francia.