"La era en la que podíamos confiar en los demás por completo se ha terminado. Es lo que he experimentado en los últimos días. Los europeos tenemos que asumir que nuestro destino está en nuestras manos. Hemos de luchar por nuestro futuro y por nuestro destino". Así hablaba Angela Merkel en un mitin en Baviera en mayo de 2017. La canciller alemana acababa de regresar de la cumbre del G20 en Taormina, donde había visto cómo se manejaba en la escena internacional el presidente de EEUU, Donald Trump. ¿Reaccionó Europa? No lo hizo.
"Europa se ha dejado llevar por la autocomplacencia y en cierto sentido por la negación de la realidad. La amenaza de Trump estaba ahí desde 2017, pero Europa solo reacciona cuando está bajo presión. Es reactiva, no proactiva", explica Wolfgang Münchau, director de Eurointelligence.
Diez años antes, en la Conferencia de Múnich de 2007, el líder ruso, Vladimir Putin, se rebelaba contra lo que llama el orden unipolar y denunciaba la expansión de la OTAN al Este como una amenaza directa a Moscú. "Es obvio que la ampliación de la OTAN nada tiene que ver con la modernización de la Alianza y con garantizar la seguridad de Europa. Al contrario, representa una provocación que reduce el nivel de confianza mutua. Tenemos derecho a preguntar: ¿contra quién se expanden?". A las palabras de Putin siguieron las agresiones en Georgia y en Ucrania. ¿Reaccionó Europa? Tampoco lo hizo.
En su primer mandato los europeos ya vimos que Donald Trump tiene una concepción muy laxa de la relación transatlántica. Aún así seguimos sin asumir que Europa necesita reforzar su seguridad y su defensa. Desde su agresión en Georgia, y sobre todo con la anexión de Crimea y la intervención en el este de Ucrania en 2014, sabemos que Putin está dispuesto a violar las fronteras de los países vecinos por la fuerza. Con la invasión del 24 de febrero de 2022 escaló hasta donde creía que podía hacerlo.
"En Europa se trataba a Rusia como socio estratégico. Había críticas en la segunda guerra en Chechenia, o por Georgia o la primera invasión, pero luego dominaba el miedo a molestar a Rusia. En el caso de la guerra que se libra ahora se temían actuar por una escalada que en realidad ya se había dado. La escalada es la guerra", afirma Carmen Claudín, investigadora sénior asociada en el CIDOB.
'Trump II' y Putin en guerra
Tres años después Donald Trump ha logrado ser reelegido con la ayuda de un mecenas excepcional, el hombre más rico del mundo, propietario de la red social X, con más de 600 millones de usuarios. Su poder es mucho mayor al controlar el Congreso y haber demostrado que puede salir impune después de haber hecho que se tambalearan los cimientos de la democracia. De Europa solo le interesan aquellos que le aplauden: los nacionalpopulistas, poco amigos de una Europa fuerte y soberana.
Putin no ha logrado su objetivo de controlar Ucrania y deponer al presidente Volodimir Zelenski pero tampoco las sanciones occidentales le han hecho caer. Ha superado el aislamiento de Occidente gracias a su alineamiento con China, que aprovecha su debilidad, y con regímenes como el iraní o el norcoreano. Su dominio de la desinformación también le ha permitido mantener su discurso en buena parte de América Latina.
Así llegamos en 2025 a la confluencia de un Donald Trump, que sueña con una portada en The New York Times donde se dé la noticia a toda plana de una paz en Ucrania que lleve su firma, y un Putin que sabe que si logra que EEUU vaya por libre y se desentienda de Europa tiene parte de la batalla ganada. A Putin le irrita que la OTAN llegue a las fronteras de Rusia pero también concibe como amenaza existencial para su país que Ucrania, que considera que es carne de la carne rusa, prefiera ser europea. Si eso pasa en Ucrania, ¿por qué no en Rusia?
Por eso Putin ha sido paciente y ha apostado por negociar paso a paso con los americanos y ganarse su confianza. La política de las liberaciones siempre le sirven como gesto de buena voluntad. El golpe de efecto de la conversación telefónica entre Trump y Putin el 12 de febrero ha sido como un "electroshock", en palabras del presidente Emmanuel Macron, para los europeos. Y por supuesto para los ucranianos.
Trump, que siempre había defendido que había que negociar desde una posición de fuerza, hace lo contrario sobre Ucrania. Habla directamente con Putin, sobre quien pesa una orden de la Corte Penal Internacional, y lo hace como si fuera un líder respetable y fiable. "Creo que quiere realmente la paz", ha dicho, sin recordar en ningún momento que quien desencadenó la guerra y quien puede conseguir la paz en el momento en que retire sus tropas es él.
Además, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, asegura que no es realista que Ucrania recupera sus fronteras de 2014, y que tampoco se concibe que pueda entrar en la OTAN. Incluso no descarta que las tropas americanas puedan retirarse de Europa. El sueño de Putin, y la demanda de Rusia desde diciembre de 2021, es que se reconfigure la arquitectura de seguridad en Europa. Sin la protección de EEUU, Europa, sobre todo los Bálticos, quedarían muy expuestos, en gran parte, debido a que los europeos, o no todos, no han hecho los deberes en materia de seguridad y defensa.
Yalta sin europeos
"Es un Yalta a costa de Ucrania, aunque en Yalta estaba presente Churchill y aquí en principio Trump y Putin descartaban a los europeos", apunta Carmen Claudín, quien destaca cómo "Estados Unidos ahora se ha convertido en el enemigo. Es una situación inédita porque la relación transatlántica se pone en entredicho. Trump es el peor enemigo de sus aliados y el mejor amigo de sus enemigos", apunta la investigadora.
Es lo que pretendían Trump y Putin. Hay resistencia en Europa y en Ucrania a que sea así. De hecho, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, que este viernes ha conversado con el vicepresidente JD Vance, le ha explicado que primero habría que elaborar un plan de paz entre estadounidenses, europeos y ucranianos, y luego hablar con Putin para parar la guerra. La conversación entre el ministro de Exteriores británico, David Lammay, y JD Vance ha ido en esa línea y parece que el número dos de Trump ha sido receptivo.
En todo caso, todo depende de Donald Trump en el nuevo gobierno de EEUU. Como todo lo decide Vladimir Putin en el Kremlin. Es cierto que son antagónicos y eso es lo que puede hacer que choquen. Putin es previsible mientras Trump no lo es. Putin tiene una mirada larga, y Trump no. Para Trump, según quienes le conocen bien, lo fundamental es la foto, el espectáculo, y si Putin se lo pone difícil pueden cambiarse las tornas.
En Múnich, justo en la ciudad donde se orquestó la traición de Neville Chamberlain que creía que cediendo los Sudetes apaciguaría a Hitler, está celebrándose la Conferencia de Seguridad en la que ha participado JD Vance. El vicepresidente ha dado un discurso muy ofensivo con los europeos, ya que les ha leído la cartilla reprochándoles sus fallos en la defensa de la democracia y la libertad. Como si los europeos fueran unos totalitarios similares a los norcoreanos, Vance ha criticado la anulación de las elecciones en Rumanía por el Constitucional o lo que considera persecución a los antiabortistas en el Reino Unido.
Vance ha defendido los pactos con la ultraderecha en Alemania, en plena campaña electoral, y ha criticado el cordón sanitario de los partidos alemanes a AfD como antidemocrático. El ministro de Defensa, Boris Pistorius, ha considerado "inaceptables" las afirmaciones del vicepresidente republicano. Sin embargo, los ideólogos del Kremlin lo han elogiado. La jefa de la diplomacia comunitaria, Kaja Kallas, ha dicho con cierta ironía que parecía que Vance quería pelea pero que los europeos no estaban para peleas con los aliados.
O en la mesa o en el menú
Tanto la conversación de Trump con Putin como las palabras de Vance deberían servir como una llamada de atención, esta vez tan impactante como la pandemia, que llevaran a que Europa reaccionara y actuara de forma unida. El antecesor de Kallas, el español Josep Borrell, ya decía que si Europa no hacía por estar en la mesa de las potencias, estaría en el menú. El riesgo ahora es máximo.
"Hemos tardado tanto que ahora la Unión Europea está gangrenada porque la extrema derecha está en ascenso. Es el peor momento, por la debilidad interna, para poder reaccionar de forma coherente y sólida", indica Carmen Claudín.
Hay voces discrepantes como Orbán y sus admiradores como el eslovaco Fico. Pero es hora de que se determine el rumbo y se deje atrás a quienes no quieran seguir el mismo viaje. A su vez sería una imagen muy potente abrazar a Ucrania en la UE. Abandonar a Ucrania ahora a su suerte sería peor que lo que hizo Chamberlain en Múnich. Entonces quiso evitar la guerra. Ahora los ucranianos llevan tres años de guerra.
En un artículo publicado en Internationale Politik Quaterly, Jana Puglerin, directora del ECFR en Berlín, y Claudia Major señalan que los europeos deberían focalizarse en tres líneas de acción: "Han de elaborar un plan de acción a largo plazo para mejorar las capacidades militares europeas con planes financieros creíbles. Han de forjar la unidad europea y tratar de acercarse a la Administración Trump a través de líderes a los que aprecia como Meloni. Y ha de ofrecer planes de cómo asegurar un posible alto el fuego y de cómo preservar la soberanía de Ucrania".
Para Münchau, lo fundamental es que la UE tenga una estrategia. "Europa ha de reformular sus intereses, no respecto a Estados Unidos, sino sus propios intereses. Y eso pasa por una defensa más eficaz y eficiente. Ojalá Ucrania sirva para despertarnos porque Trump no es el Trump del primer mandato. Sabe que tiene poco tiempo para poner en marcha todos sus planes". Y si Europa le parece un obstáculo poco le va a importar la historia de las relaciones transatlánticas.
Vance, en su discurso, ha recordado al papa Juan Pablo II, cuando en su homilía en 1978, dijo a los polacos: "No temáis". Aquel mensaje universal lo interpretaba Vance para decir a los líderes europeos que no teman a los votantes cuando discrepan con ellos. El primer ministro polaco, Donald Tusk, le recordaba al vicepresidente de EEUU que el Papa se dirigía a unos ciudadanos sometidos por un régimen comunista subordinado a Moscú. El mensaje sirve para los líderes y los ciudadanos europeos de 2025: "No temáis". Despertad.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 La jueza pide a la Guardia Civil la prueba perdida contra Aitor Cubo
- 2 Un juzgado lleva seis meses investigando a un alto cargo de Transición Ecológica por prevaricación en los hidrocarburos
- 3 ‘Marquesa’ y ‘camarada’ Parabere, la vida de novela de María Mestayer de Echagüe
- 4 Europa, despierta: Trump obliga a la UE a luchar por su destino
- 5 El rechazo a la independencia en Euskadi en cifras récord: el 41% la rechazaEl rechazo a la independencia en Euskadi, en cifras récord: el 41% se opone a ella
- 6 El inglés borracho y libertino que trajo la masonería a España
- 7 Musk anuncia su nueva IA:"En unos días superamos a ChatGPT"
- 8 Adelante Andalucía: "Lo de Montero con el SMI es una torpeza"
- 9 Freidora de aire Aigostar a mitad de precio en Amazon