La resaca del asesinato y descuartizamiento del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí de Estambul en 2018 llevó a Joe Biden a asegurar que los saudíes “pagarían el precio” y que les convertiría en “los parias que, en realidad, son”. Un aislamiento que nunca se produjo y cuya amenaza Arabia Saudí y su líder de facto, el príncipe heredero Mohamed bin Salman, han sorteado. Convertirse en anfitrión del inicio de las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia sobre el futuro de la guerra de Ucrania es la última prueba de la metamorfosis que ha protagonizado la monarquía absoluta.
"No hace mucho, Arabia Saudí era tachada de estado paria, especialmente a raíz del asesinato de Jamal Khashoggi", reconoce a El Independiente Yusuf Can, coordinador del programa de Oriente Medio del think tank Wilson Center. "Arabia Saudí (y los estados del Golfo en general) se están posicionando como potencias medias clave en un mundo en el que los pesos pesados diplomáticos tradicionales como EE. UU. y Europa están luchando por adaptarse. Se está produciendo un gran cambio en la diplomacia internacional. El antiguo sistema, en el que Estados Unidos y Europa dominaban los esfuerzos de mediación, ya no funciona tan bien. Como se ve en la extraña tensión entre Estados Unidos y Europa en general", arguye.
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Los protagonistas
Mesa presidida por el ministro de Asuntos Exteriores saudí, el príncipe Faisal bin Farhan Al Saud, y el asesor de seguridad nacional saudí, Mosaad bin Mohammad al Aiban, en el palacio Diriyah de Riad. En la derecha, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergey Lavrov y el asesor presidencial ruso, Yury Ushakov. En la izquierda, el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio y el asesor de seguridad nacional estadounidense, Mike Waltz.
La imagen del ministro de Exteriores ruso Sergei Lavrov y su homólogo estadounidense Marco Rubio, acompañados de sus respectivos equipos, juntos en una mesa presidida por el jefe de la diplomacia saudí Faisal bin Farhan Al Saud en el palacio de Diriyah -la cuna de la monarquía saudí, en las afueras de Riad- es un poderoso fotograma para un reino que ha invertido ingentes cantidades de dinero en acontecimientos deportivos y variopintos espectáculos con los que tratar de cambiar la imagen de un régimen ultraconservador y proscrito. El encuentro de Riad acabó con ambos países emplazándose a nuevas conversaciones y con el anfitrión explotando su nuevo papel en una semana en la que la capital saudí también acoge una cumbre sobre el futuro de Gaza.
Durante décadas aislada del mundo y con escaso interés en romperlo, la monarquía saudí parece haber encontrado ahora las claves para desenvolverse en el presente. "En un orden mundial polarizado y multipolar, Arabia Saudí está tratando de diversificar sus relaciones internacionales y también de diversificar su economía alejándola del petróleo. Así que podemos llamar a esto una estrategia doble: diversificar las relaciones internacionales y diversificar la economía alejándola del petróleo", explica a este diario Kawa Hassan, experto en Oriente Próximo y norte de África del centro de análisis Stimson.
Una relación basada en el petróleo
Desde que se iniciara la invasión rusa a gran escala de Ucrania, Arabia Saudí y otros países del golfo Pérsico como Emiratos Árabes Unidos han tratado de navegar entre dos aguas. No secundaron las sanciones occidentales y preservaron sus lazos con Moscú, convirtiéndose en uno de los lugares de tránsito e incluso de vacaciones de la jet set rusa. En el caso de Arabia Saudí, el mayor productor de petróleo del mundo tenía razones económicas evidentes: Rusia ha sido un socio clave en la OPEP+ para estabilizar los precios del crudo. Desde 2022, la OPEP+ ha sido una de las pocas organizaciones internacionales en las que Rusia es considerada un miembro importante con una voz decisiva.
Y la presencia de Kirill Dmitriev este martes como miembro de la delegación rusa en Riad prueba esta estrecha relación con Riad y también que el petróleo podría ser una pieza de canje. Dmitriev es director General del Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF), el fondo soberano ruso, y uno de los rostros clave de la relación petrolera entre Moscú y Riad.
Ser mediador en los conflictos es más útil que mantener la enemistad con Irán, por ejemplo, o estar demasiado alineado con Estados Unidos
Un juego a tres bandas del que han sido excluidos Ucrania y la Unión Europea. "Organizar esta importante reunión en Arabia Saudí entre Estados Unidos y Rusia, la primera de este tipo en tres años desde la invasión de Ucrania, es realmente muy interesante y encaja particularmente en este nuevo papel de Arabia Saudí como mediador y, dadas las muy buenas relaciones personales del príncipe Mohamed bin Salman con el presidente Trump y también sus muy cálidos lazos con el presidente Putin, Arabia Saudí está exactamente muy bien posicionada para acoger esta reunión", subraya Hassan.
No es la primera vez que la monarquía saudí ha servido de mediador en estos últimos tres años. "También ha facilitado, junto con los Emiratos Árabes Unidos, el intercambio de prisioneros entre Rusia y Ucrania. También organizó una conferencia el año pasado, en agosto de 2022, para abordar cómo poner fin a la guerra en Ucrania en ese momento, obviamente sin la participación de Rusia. Muestra claramente el objetivo del príncipe Mohamed bin Salman de transformar el país no solo en términos de la sociedad para alejarse del islam fundamentalista sino también diversificando sus relaciones internacionales, construyendo excelentes lazos con Trump y Putin", agrega el experto.
Diversificar la economía y las relaciones
Para Joost Hiltermann, director del programa de Oriente Próximo y Norte de África del International Crisis Group, "la principal prioridad saudí es diversificar la economía del país". "Esto significa que necesita reposicionarse en la región. Ser mediador en los conflictos es más útil que mantener la enemistad con Irán, por ejemplo, o estar demasiado alineado con Estados Unidos. Desde esa perspectiva, acoger a Putin y Trump es una muy buena jugada, independientemente de lo que digan los europeos y Ucrania sobre ser excluidos de cualquier decisión sobre la guerra de Ucrania. Acumulará crédito para el príncipe heredero y apoyará sus esfuerzos para implementar la Visión Saudí 2030", añade.
En la búsqueda de esa diversidad de relaciones también opera la necesidad de alejarse de Washington y de protegerse, en una coyuntura marcada ahora por el plan de Trump para vaciar Gaza y expulsar a los palestinos de la Franja, una medida a la que se opone Riad junto al resto de países árabes. "Arabia Saudí quiere alejarse de esa dependencia de una superpotencia para su protección, basándose en su diversificación estratégica de relaciones y presionar a Trump sobre la cuestión del estado palestino y aprovechar esa mediación con Rusia para asegurarse de que los palestinos no sean expulsados de Gaza y hay un camino irreversible hacia el estado palestino", esboza Hassan.
Una apuesta por el diálogo que obedecer a sus propios intereses. "Arabia Saudí y sus vecinos están aprovechando la oportunidad de actuar como pacificadores, no solo porque quieren, sino porque sirve a sus intereses económicos y estratégicos. Arabia Saudí se encuentra en medio de una enorme transformación económica. Para atraer inversiones y construir nuevas industrias, necesita estabilidad. La mediación ayuda a calmar las tensiones regionales que podrían ahuyentar a los inversores", expone Can.
El paso de Arabia Saudí de 'paria' a agente diplomático de poder forma parte de una transformación mucho mayor
"Tras el asesinato de Khashoggi, Arabia Saudí se enfrentó a una grave reacción. Convertirse en un actor diplomático respetado ayuda a Riad a reconstruir los lazos con las naciones occidentales, al tiempo que refuerza las relaciones con China, Rusia y otras potencias mundiales. Los días en que Washington era el respaldo automático de Arabia Saudí en materia de seguridad están desapareciendo. Riad quiere manejar sus propios asuntos sin tener que recurrir siempre a Estados Unidos en busca de apoyo militar y diplomático. La mediación le da más independencia. Además, países como Qatar y Omán han desempeñado el papel de mediadores durante años, y esto les ha dado una influencia que va mucho más allá de su tamaño. Arabia Saudí está siguiendo ahora su ejemplo, acogiendo conversaciones de paz y posicionándose como un actor global esencial", alega.
"El paso de Arabia Saudí de 'paria' a agente diplomático de poder forma parte de una transformación mucho mayor. Los estados del Golfo ya no son solo ricos exportadores de petróleo, sino que están remodelando sus economías, haciéndose valer en la política mundial y demostrando que los mediadores tradicionales no tienen el monopolio de la resolución de conflictos", concluye.
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hace 2 días
Estoy seguro que al gobierno español Arabia Saudí le merece el mayor de los respetos.
De aquí a cuatro días el Sr Sánchez estará por allí paseando y haciendo amigos…
Que si Kassogui
Que si las mujeres
Que si los represaliados
Que si la democracia
Que si la igualdad
Seguro que tenemos otro país en la lista de «amigos»