Alemania celebra este domingo unas elecciones, marcadas por la incertidumbre y el auge de la extrema derecha, que tienen pendiente a los europeos. Surge una nueva era con un nuevo orden mundial en el que la tensión entre las democracias liberales y las autocracias aumenta, a la vez que hay cambios en la configuración de las alianzas tradicionales. Europa está perdiendo su crédito ante el presidente de EEUU, Donald Trump, y sigue sin consolidarse como un actor geopolítico con una estrategia y un liderazgo sólido y unido.
La mayor economía europea ha estado ausente en los últimos años y se requiere su vuelta, no para liderar sola sino para sumar fuerzas con Francia y Reino Unido, potencias nucleares, y con Polonia, cuya situación geográfica y su historia la emplazan como socio necesario. Pero Alemania también necesita volver a tener el papel que le corresponde por su peso económico y político, aunque ahora sea un país en declive. Su modelo económico se ha quedado desfasado y el político, basado en el consenso, impide que se apliquen políticas de uno u otro signo.
Como señala Jeremy Cliffe, director editorial del European Council for Foreign Relations (ECFR), en un artículo titulado Out of its time: Germany’s ominous election campaign, para restaurar el necesario ímpetu alemán en Europa, el país ha de actuar con urgencia y propósito. "En los últimos años, la República Federal ha funcionado más como un obstáculo que había que sortear que como eje europeo. La votación de este domingo plantea la pregunta: ¿está a punto de reaparecer el liderazgo alemán?", escribe Cliffe, quien expresa sus dudas.
Merz mira a Francia y Polonia
Voluntad no le falta al candidato a canciller de la Unión, Friedrich Merz, probable ganador, según los sondeos. A finales de enero en su discurso sobre política exterior en la Körber-Stiftung, Merz decía: "Hemos de volver a ser fiables. Hemos de reactivar nuestras relaciones con Francia y Polonia. Debemos de dejar de estar en silencio. Vamos a pedir a Polonia que asuma un papel de liderazgo ya que ejerce la presidencia del Consejo de la UE. Profundizaremos en la relación con París y Varsovia. Vamos a poner en la práctica la visión de una Europa unida".
También aclaró que iba a crear un Consejo de Seguridad federal en el que se dilucidarían los asuntos cruciales de política exterior y de seguridad y cuidaría que no hubiera disonancias entre los miembros del gobierno al menos de cara al exterior. El tripartito liderado por el socialdemócrata Olaf Scholz ha pasado demasiado tiempo tratando de que no saltaran las chispas entre ellos. De hecho, las elecciones se celebran seis meses antes, debido a las diferencias sobre política presupuestaria con los liberales.
Como actor político europeo, Alemania, en estos tres años y medio, ha estado desaparecida. El canciller arrancó con fuerza al anunciar la Zeitenwende, un giro de 180 grados en inversión en defensa, apenas tres días después de la invasión rusa de Ucrania, el 24 de febrero de 2022, y es cierto que es el segundo país que más ayuda financiera y militar suministra al país agredido.
A partir de ahí cada demanda de armamento crucial, como los Leopard 2, se ha retrasado por temor a "la escalada". Pero la escalada ya se había producido en el momento en que Putin violó la soberanía del país vecino y ordenó su invasión. Sobre los Taurus, misiles de largo alcance, nunca hubo luz verde. Merz es partidario de entregárselos a Kiev.
Sin Trump pero no contra Trump
La América de Trump se ha distanciado de los europeos que defienden un mundo basado en reglas, como quedó en evidencia con el discurso del vicepresidente JD Vance en la Conferencia de Seguridad de Múnich. Vance no tuvo reparos en dar lecciones de libertad de expresión y valores democráticos a los europeos. Y advirtió a los alemanes del riesgo de dejar fuera del gobierno a Alternativa para Alemania, un partido de extrema derecha que alberga a neonazis entre sus dirigentes. Le contestó primero el ministro de Defensa, Boris Pistorius, que consideró "inaceptables" sus afirmaciones y luego el canciller, Olaf Scholz, también contundente.
Y ha ido más allá en los últimos días, ya que Trump ha demostrado que asume las tesis de la Rusia de Putin sobre Ucrania, hasta el extremo de considerar al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, "un dictador". También EEUU ha dado claras señales de que está dispuesto a negociar con Putin su retirada de Europa.
Según Adriaan Kühn, director del Instituto Robert Schumann de Estudios Europeos en la Universidad Francisco de Vitoria, "Merz buscará una relación pragmática con EEUU. Reajustaremos la arquitectura de seguridad en Europa, pero necesitamos el vínculo transatlántico. Está en la historia de la República Federal desde 1949. Ahora pinta mal, pero de alguna manera habrá que sobrevivir a los cuatro años de Trump. Merz va a tener una política pragmática con la Administración americana".
Demócratas o autócratas
Los alemanes eligen también su modelo político de cara al futuro. "Este domingo los ciudadanos han de decantarse por el anclaje con Occidente (Westbindung) con sus tratados o unas fuerzas que son pro Putin. Se dan la mano el populismo de derechas y de izquierdas (AfD, BSW y die Linke). Alemania ha prosperado cuando ha sido socio transatlántico", apunta Kühn.
Hay que tener en cuenta que tanto la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW) como Die Linke y AfD se dicen pacifistas, en el sentido de anteponer un alto el fuego a que las condiciones sean justas para el país agredido, Ucrania, y tampoco se plantean que Europa ha de implicarse a la hora de aportar las garantías de seguridad. Merz no se ha pronunciado sobre si Alemania se uniría a la misión de paz que abogan por formar el presidente Macron y el premier británico, Keir Starmer.
Ya es una llamada de atención excepcional que AfD duplique sus resultados de hace tres años y medio. Los sondeos prevén que llegue al 20%. La crisis económica les ha permitido crecer a gran velocidad, así como su discurso anti inmigración en un momento de crisis de identidad en el país y con los repetidos ataques por solicitantes de asilo. Asimismo se han beneficiado de la ola trumpista que recorre el mundo. Elon Musk ha reiterado en su red social X que solo AfD puede "salvar" a Alemania. AfD es de los partidos más antieuropeísta del espectro de la ultraderecha.
Limitaciones al empuje europeísta de Merz
"Merz puede jugar un papel relevante y él lo quiere. Es más ambicioso que el canciller Scholz e incluso que Angela Merkel, que era una crisis manager pero no se implicó en la integración europea. Merz ha dicho claramente que quiere trabajar mano a mano con Francia y con Polonia. Desde Kohl no ha habido ningún canciller que sea determinado en su compromiso con Europa. Habrá una nueva dinámica", señalan fuentes diplomáticas alemanas.
Sin embargo, mucho dependerá de qué tipo de coalición pueda formar Friedrich Merz. De ahí que en la Unión (CDU y CSU) haya miedo a que no lleguen al 30% de los votos y también de que la entrada de los partidos más pequeños dificulte que se forme una coalición de dos partidos, probablemente una Gran Coalición de la Unión (CDU y CSU) con los socialdemócratas, y se vuelva a un tripartito. En realidad es cuatripartito porque la Unión tiene dos almas, CDU y los bávaros de la CSU.
En ese caso, la formación de gobierno será más costosa, y en estos momentos seguir con una Alemania de perfil es un perjuicio para el país y para Europa. Además, el gobierno resultante volverá a tener los problemas de entendimiento que había en el saliente.
"Alemania necesita un canciller federal europeo", escribe Dirk Kurbjuweit en Der Spiegel. "El marco que da estabilidad a este Estado se está resquebrajando porque casi nada de lo que es importante para la República Federal de Alemania cuenta en el mundo de Trump. Los ganadores de las elecciones federales, el nuevo canciller y su coalición, se enfrentan a un reto de política exterior y de seguridad como ningún gobierno desde 1949. Tienen que reinventar en cierta medida este país sin que renuncie a sí mismo y a sus valores".
Y, como sostiene Wolfgang Münchau, autor de Kaput, el renacer de Alemania solo vendrá de la mano de Europa. Igual que Europa necesita que su primera potencia esté entre los países que marquen el rumbo en esta nueva era.
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