Los alemanes se han volcado en las urnas este domingo en el que han elegido a los miembros del 21 Bundestag que designarán al sucesor del socialdemócrata Olaf Scholz. El rumbo de una Alemania en declive en un mundo convulso está en juego. Las primeras proyecciones apuntan a que la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) ha logrado su máximo histórico con un 20,2% de los votos, el doble de los que logró en 2021. Como primera fuerza se sitúa la Unión (CDU y CSU), liderada por Friedrich Merz, que se quedaría en un 28,9%, por debajo de su objetivo del 30%. La participación ha sido excepcional, un 83,5%. Es la mayor desde la unificación.

Con estos resultados, la Unión (210 escaños) podría pactar con el SPD (118) y formar una nueva gran coalición, o bien con SPD y los Verdes (98), ya que con los Verdes no sumaría. Será así si no entran ni los liberales ni la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW). Sin embargo, hay que esperar a que se confirme qué partidos pequeños entran finalmente. En el caso de que entren liberales y BSW, la gran coalición no tendría suficientes votos para la mayoría: la coalición será a tres con SPD y liberales o con SPD y Verdes.

Merz: "El mundo no nos espera"

"La CDU y CSU ha ganado las elecciones", ha dicho el secretario general de la CDU, Carsten Linnemann en la cadena de televisión ARD. "La gente quiere un cambio de política, y lo habrá. Friedrich Merz será el nuevo canciller federal".

Poco después, Merz ha comparecido en el edificio de la Konrad Adenauer, la sede en Berlín de la CDU. "Nosotros, la Unión -la CDU y la CSU- hemos ganado estas elecciones al Bundestag", ha dicho con el líder de la CSU, Markus Söder a su lado. "Soy consciente de la responsabilidad que tengo ante mí". Merz ha señalado que ahora el objetivo es formar gobierno lo más rápido posible. "El mundo no nos espera".

La candidata de AfD, Alice Weidel, se ofrece a hacer negociaciones con la Unión y ha hablado de que han cosechado "un éxito histórico". "Si no pactan con nosotros, el cambio político en Alemania es imposible", ha añadido.

El canciller, Olaf Scholz, ha felicitado a Friedrich Merz por su victoria. También ha asumido la responsabilidad de los "amargos resultados" del SPD. El ministro de Defensa, Boris Pistorius, quien se especula que sería vicecanciller en una gran coalición, ha calificado como "devastador" el resultado, pero de momento no ha revelado sus aspiraciones.

Gobierno perdedor y Die Linke en ascenso

Las tres fuerzas que hasta finales del año pasado formaban el gobierno (socialdemócratas, verdes y liberales) han pagado en distinta medida su falta de coordinación y de propósito. Los socialdemócratas se hunden hasta su mínimo histórico en unas elecciones legislativas con un 16,2%; los verdes salvan el expediente con un 12,7%; y son los liberales, encabezados por Christian Lindner, que precipitó la ruptura de la coalición semáforo los que corren el riesgo de quedarse fuera del Bundestag con un 4,9%. Hace tres años y medio llegaron al 11,5% y 90 diputados.

Alternativa para Alemania, que ya logró sonoros éxitos en Turingia, donde ganó, y en Sajonia y Brandemburgo, quedó segundo, supera con amplitud los resultados de 2021. Entonces logró el 10,3%, 76 diputados.

Die Linke ha sido el partido revelación. En apenas dos meses ha pasado de estar por debajo del 5% al 8,5%. "A las barricadas", llamó su líder Heidi Reichinnek. Han movilizado a quienes ven a la ultraderecha como un auténtico peligro. Son el partido ganador entre los jóvenes. La Alianza Sahra Wagenknecht está en el 4,8%.

Con la nueva ley electoral el Parlamento federal cuenta ahora con 630 escaños. Son necesarios 316 votos para conseguir la Cancillería. Es decir, la Unión necesita pactar para conseguir los apoyos necesarios. Las opciones se limitan mucho, ya que con la ultraderecha nadie pacta, y tampoco con Die Linke.

En septiembre de 2021 se celebraron las elecciones con las que se ponía fin a la era Merkel. El socialdemócrata Olaf Scholz recuperó terreno y logró superar a la Unión, también debido a la debilidad de su candidato, Armin Laschet. Aún así quedaron muy cerca la Unión (24,1%, 196 escaños) y SPD (25,7%, 207 diputados). Pero los socialdemócratas podían pactar con Verdes y Liberales y tras meses de negociaciones formaron gobierno.

Preocupación por la policrisis

Ocho de cada diez ciudadanos alemanes se reconocen preocupados por la situación económica y política en el país. La economía está estancada, el modelo productivo se ha quedado obsoleto y la digitalización va muy lenta. A su vez, el consenso que tanto ha servido en momentos de crisis dificulta la formación de gobiernos de fuerzas diversas y beneficia a quienes se quedan fuera, los ultraderechistas, a los que se sigue descartando por el llamado Brandmauer (cortafuegos).

AfD no es un partido nacionalpoplista más, sino que alberga a dirigentes neonazis como Björn Höcke, artífice de su primera victoria en un Land, Turingia, en septiembre pasado. Alternativa para Alemania es antieuropeísta y prorrusa. Ha recibido la bendición en la campaña del hombre más rico del mundo, Elon Musk. Una y otra vez ha repetido en X, su red social, que solo AfD podría salvar a Alemania.

Sea como sea, la AfD ha ganado a la hora de colocar los temas, su agenda. La crisis económica les ha dado empuje así como el relato anti inmigratorio, que ha adoptado la Unión, tanto que aboga por volver a imponer la vigilancia en las fronteras, lo que supone el fin de Schengen, y la devolución en caliente de solicitantes de asilo. Los ataques protagonizados por solicitantes de asilo pendientes de expulsión han servido al discurso de AfD. La realidad es que los alemanes están muy preocupados por la fala de reacción del gobierno ante estos ataques. Hay sensación de vulnerabilidad.

En su último acto de campaña, Merz se radicalizó, tras una campaña marcada por la moderación. "La izquierda se ha acabado. ya no hay mayoría de izquirdas ni política de izquierdas en Alemania. Dijo que haría política para los que son razonables y "no para los locos verdes y de izquierda de este mundo". Los socialdemócratas le llamaron mini Trump. No parece el mejor de los tonos para partidos que van a tener que trabajar juntos a partir de mañana.