La frágil salud del Papa Francisco, de 88 años, ha abierto la posibilidad de que pudiera considerar una renuncia a su cargo, siguiendo el camino marcado por su predecesor, Benedicto XVI. El Santo Padre, conocido por su cercanía y su mensaje de humildad, ha enfrentado diversos problemas de salud en los últimos años, incluidos episodios de dificultad respiratoria y dolores crónicos. A pesar de que ha mantenido una agenda activa en la medida de lo posible, su bienestar sigue siendo motivo de atención. La posibilidad de una renuncia, aunque aún hipotética, se plantea como una decisión que podría tomarse en caso de que las limitaciones físicas interfieran con sus responsabilidades pastorales.

Aunque desde el Vaticano no se ha emitido ningún comunicado oficial al respecto, de producirse una renuncia, el proceso de elección de un nuevo Papa seguiría el protocolo tradicional de cónclave, reuniendo a los cardenales de todo el mundo para discernir y votar por el próximo líder de la Iglesia. En este contexto, ya se mencionan algunos nombres de cardenales que podrían figurar entre los principales candidatos.

Los candidatos

La atención se centra ahora en los cardenales que podrían asumir el liderazgo de la Iglesia en un momento crucial de su historia. La elección del próximo pontífice definiría si la Iglesia continúa con las reformas impulsadas por Francisco o si adopta un rumbo más conservador. Entre los posibles sucesores destacan cardenales de distintas regiones del mundo, con perfiles diversos que representan visiones diferentes sobre el futuro del catolicismo.

Luis Antonio Tagle (Filipinas, 67 años)

Considerado uno de los favoritos si la Iglesia opta por fortalecer su presencia en Asia, el cardenal Luis Antonio Tagle es una figura cercana al legado de Francisco. Ex arzobispo de Manila y actual prefecto del Dicasterio para la Evangelización, Tagle es conocido por su carisma, humildad y cercanía con los fieles. Su estilo pastoral y su capacidad de comunicación lo han convertido en un líder influyente, además de ser un firme defensor de la justicia social y de una Iglesia inclusiva. Su elección marcaría una continuidad con el espíritu reformista de Francisco, además de ser un gesto significativo hacia el continente asiático, donde la Iglesia Católica sigue en expansión.

Matteo Zuppi (Italia, 69 años)

El cardenal Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, es otra de las figuras que podrían continuar con la línea reformista de Francisco. Vinculado con la Comunidad de Sant’Egidio, un grupo católico comprometido con el diálogo interreligioso y la mediación en conflictos internacionales, Zuppi ha destacado por su enfoque en la paz y la ayuda a los más vulnerables. Su estilo pastoral recuerda al de Francisco: cercano, sencillo y enfocado en los problemas sociales. Además, su procedencia italiana podría ser un factor clave, ya que la Iglesia no ha tenido un Papa italiano desde la elección de Juan Pablo II en 1978.

Pietro Parolin (Italia, 70 años)

El cardenal Pietro Parolin, actual secretario de Estado del Vaticano, es una de las figuras más influyentes dentro de la Santa Sede y un candidato fuerte si los cardenales buscan un líder con experiencia en la diplomacia vaticana. Con una trayectoria de décadas en el servicio diplomático de la Iglesia, ha jugado un papel clave en las relaciones con China, la crisis en Venezuela y la aproximación con Cuba. Su perfil es más moderado y pragmático, lo que podría convertirlo en un candidato de consenso. Sin embargo, su papel en la Curia podría ser un obstáculo, ya que algunos cardenales podrían preferir a alguien más vinculado con el trabajo pastoral en lugar de la burocracia vaticana.

Peter Turkson (Ghana, 76 años)

El cardenal Peter Turkson, ex prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, ha sido durante años uno de los principales representantes del catolicismo africano y un firme defensor de la justicia social y el desarrollo sostenible. Su liderazgo en temas de ecología, pobreza y derechos humanos lo posiciona como una opción interesante para quienes desean un pontificado enfocado en la doctrina social de la Iglesia. Además, su elección marcaría un hito al convertirlo en el primer Papa africano en más de 1.500 años. Sin embargo, su edad y la posible inclinación del cónclave hacia candidatos más jóvenes podrían jugar en su contra.

Raymond Leo Burke (Estados Unidos, 76 años)

Considerado uno de los principales opositores a las reformas de Francisco, el cardenal Raymond Leo Burke es una figura clave dentro del ala más conservadora de la Iglesia. Ex prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, ha sido crítico con las posturas aperturistas de Papa Francisco en temas como la comunión para divorciados vueltos a casar y la sinodalidad. Su elección representaría un giro radical hacia una Iglesia más tradicionalista y doctrinalmente rígida, lo que podría generar divisiones internas. Sin embargo, su influencia dentro del Colegio Cardenalicio es limitada y su perfil polarizante podría dificultar su elección.

Marc Ouellet (Canadá, 80 años)

El cardenal Marc Ouellet, ex prefecto del Dicasterio para los Obispos, ha sido un actor clave en la selección de obispos durante el pontificado de Francisco. Su perfil teológico y su cercanía con Benedicto XVI lo han convertido en una referencia para el sector más conservador de la Iglesia. Aunque su experiencia y conocimiento de la estructura eclesial juegan a su favor, su edad podría ser un obstáculo importante, ya que el Colegio Cardenalicio podría preferir a un candidato más joven y con mayor capacidad para afrontar un pontificado prolongado.

Robert Sarah (Guinea, 79 años)

El cardenal Robert Sarah, ex prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, es otro de los candidatos más cercanos al ala conservadora. Defensor de una liturgia más tradicional y crítico con algunas de las reformas de Francisco, Sarah es visto como un posible líder para quienes buscan un retorno a una Iglesia más centrada en la doctrina y la disciplina eclesial. Sin embargo, al igual que Ouellet y Turkson, su edad puede ser un factor en su contra, y su postura inflexible en algunos temas podría dificultar el consenso necesario para su elección.

Los perfiles españoles

Aunque figuras como Matteo Zuppi, Luis Antonio Tagle y Peter Turkson son consideradas para suceder al Papa Francisco, España también cuenta con representantes destacados en el Colegio Cardenalicio. Actualmente, seis cardenales españoles tienen derecho a voto en un eventual cónclave, lo que abre la posibilidad de que alguno de ellos pueda ocupar el máximo cargo de la Iglesia Católica. Aunque la elección papal es compleja y difícil de predecir, algunos nombres sobresalen por su experiencia, influencia y proximidad al actual Pontífice.

Juan José Omella

Arzobispo de Barcelona y expresidente de la Conferencia Episcopal Española, Omella es una figura destacada dentro de la Iglesia en España. Su estrecha relación con el Papa Francisco y su respaldo a las reformas promovidas durante este pontificado lo posicionan como un candidato relevante. Su liderazgo y enfoque pastoral progresista podrían ser factores clave.

Carlos Osoro

Arzobispo emérito de Madrid, Carlos Osoro es reconocido por su influencia en el ámbito católico español. Su afinidad con las ideas de Francisco y su experiencia en la gestión pastoral lo convierten en una opción a tener en cuenta. Además, su carácter cercano y su capacidad de conectar con las personas podrían ser atributos valiosos en el proceso de elección.

Otros cardenales españoles considerados

Además de Omella y Osoro, otros purpurados españoles podrían figurar entre los posibles sucesores:

  • Antonio Cañizares: Exarzobispo de Valencia y ex prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
  • Luis Francisco Ladaria Ferrer: Prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
  • Ricardo Blázquez: Arzobispo emérito de Valladolid y expresidente de la Conferencia Episcopal Española.

Con esta representación, España mantiene una presencia significativa en el ámbito eclesiástico internacional, y algunos de sus cardenales podrían desempeñar un papel clave en la futura dirección de la Iglesia Católica.