Los diputados de la oposición en Serbia han encendido bombas de humo y gases lacrimógenos durante la mañana de este martes en la jornada inaugural de la sesión de primavera. Este gesto se ha realizado en señal de apoyo a las protestas estudiantiles que recorren todo el país por la corrupción actual.

Durante casi tres meses los estudiantes serbios han mantenido en las calles un órdago sin precedentes al gobierno del presidente, el populista Aleksandar Vučić. El detonante de la contestación que se ha propagado por las principales ciudades del país balcánico y a la que se han sumado otros sectores como funcionarios y agricultores, provocando finalmente el colapso del Gabinete, fue la muerte el pasado 1 de noviembre de 15 personas tras derrumbarse parte del techo de la marquesina de hormigón, acero y cristal de la estación de tren de Novi Sad, la segunda ciudad del país.

El edificio había sido reformado por un consorcio chino y la tragedia se produjo apenas unos meses después de que se diera por concluida la renovación de la estación. Desde entonces, los estudiantes -que achacan las muertes a la corrupción- han exigido que el Gobierno haga pública la documentación sobre el trabajo realizado y que los responsables sean llevados ante la justicia, entre otras demandas.