
Nació como una alianza secreta entre descifradores de códigos británicos y estadounidenses en 1941, poco antes de la entrada de Estados Unidos en la II Guerra Mundial. Lo que sellaron Alastair Denniston y Alan Turing, formalizado en 1946, sumó más tarde a Canadá, Nueva Zelanda y Australia. Los 'Cinco Ojos' (Five Eyes, en inglés) sobrevivió a la Guerra Fría y a la bautizada como “guerra contra el terrorismo” de principios de este siglo. El terremoto geopolítico de Trump -que en seis semanas en la Casa Blanca ha suspendido el intercambio de inteligencia con Ucrania, restablecido lazos con Rusia y cuestionado públicamente a a cada uno de sus principales aliados- amenaza a la que sus integrantes consideran la alianza de inteligencia más antigua y trascendental del planeta.
El dosier ruso ha sido desde su creación una de sus principales razones de ser de los 'Cinco Ojos'. Entre sus logros, sus artífices citan el de haber contrarrestado a los soviéticos durante los años del Telón de Acero. “Está claro que Rusia ha sido fundamental para la relación de los 'Cinco Ojos' desde su inicio, y las actividades de inteligencia dirigidas a Rusia y el intercambio de inteligencia sobre Rusia han sido algunas de las actividades más importantes que los socios de los 'Cinco Ojos' han llevado a cabo durante décadas”, reconoce a El Independiente John Williams, profesor de relaciones internacionales de la Universidad británica de Durham. Las declaraciones de Trump -que entre sus socios occidentales han sido percibidas como un alineamiento con Putin, un veterano oficial de la KGB, y un abandono de los compromisos con Ucrania- abonan los recelos en el seno de las agencias de inteligencia de los cuatro países socios.

Una relación de confianza en entredicho
El motor sobre el que había operado hasta ahora los 'Cinco Ojos' era la confianza total. Funcionaba bajo la presunción de que toda la información de inteligencia se comparte entre los socios. Guardarse para sí datos y pesquisas debía ser la excepción. El intercambio de imágenes de satélite y escuchas entre los miembros de la alianza era casi automático.
La indisimulada cercanía de Trump con el Kremlin -votando juntos una resolución patrocinada por la UE en la Asamblea General de la ONU o el proceso iniciado en Arabia Saudí- podría llevar a los miembros de la alianza a revisar los protocolos y reformular la asociación ante el peligro de que puedan ponerse en riesgo la identidad de algunos de los informantes o se filtre información sensible. “El nombramiento por Trump de Tulsi Gabbard como directora de la Inteligencia Nacional, que se ha expresado a favor de Vladimir Putin y que en el pasado parecía bastante comprensiva con la versión de Moscú sobre sus supuestas preocupaciones de seguridad por la expansión de la OTAN y las inclinaciones de Ucrania hacia Occidente, también forma parte de este contexto”, subraya Williams.
Reino Unido, el socio más estrecho
La inquietud resulta especialmente significativa en Reino Unido, “dada la profunda integración entre las comunidades de inteligencia de Estados Unidos y Reino Unido". La cuestión más apremiante es "la conveniencia de compartir inteligencia sobre Rusia con Estados Unidos". "Hay que reconocer que es imposible reducir la comunidad de inteligencia de EE.UU. al presidente y a los jefes de agencias particularmente llamativos, y es probable que haya muchas figuras de alto rango de la inteligencia estadounidense profundamente preocupadas por la postura del presidente. Probablemente estarán decididos a mantener el intercambio de inteligencia y a tranquilizar a sus socios sobre la durabilidad de las relaciones de los 'Cinco Ojos'", desliza el experto británico.
"Sin embargo, como hemos visto en relación con otras relaciones y agencias bien establecidas, si el presidente Trump decide que algo es un mal acuerdo o no encaja con sus prioridades actuales, entonces esos logros de décadas pasadas o las protestas de aquellos que ven un panorama a más largo plazo y buscan proteger relaciones como la de los 'Cinco Ojos', que son excepcionalmente difíciles de crear o recrear, pueden tener muchas dificultades para defender la retención de los acuerdos y prácticas actuales".
Los 'Cinco Ojos', en cinco claves

- Están formado por Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos
- Su germen es una alianza secreta de la II Guerra Mundial entre equipos de cifrado y descifrado de códigos británicos y estadounidenses
- En 1946 se firmó un acuerdo de inteligencia de señales entre Reino Unido y Estados Unidos, que más tarde se extendió a los otros tres países.
- En la actualidad reúne a las fuerzas del orden y a los organismos de seguridad de los cinco miembros para compartir inteligencia, información y evaluaciones de amenazas en materia de seguridad nacional
- Opera bajo un alto nivel de confianza y la presunción de que toda la inteligencia de señales se compartirá con otros socios, y que la retención de información se considera una excepción
“La alianza de los Cinco Ojos siempre ha sido una relación desigual. El Reino Unido está más estrechamente integrado en las agencias de inteligencia estadounidenses que Canadá, Nueva Zelanda o Australia y puede ver más de lo que tienen los EE.UU. y, a su vez, comparte más de lo que tiene el Reino Unido con los EE. UU. que con los otros tres. Por lo tanto, un enfoque transaccional de Trump podría hacer que esta relación se convirtiera en una relación de dos ojos, con una fuerte interconexión entre EE.UU. y el Reino Unido, pero dejando a los otros tres más al margen”, vaticina como uno de los potenciales horizontes.
Si Trump la sitúa en su punto de mira, podría hacer añicos ocho décadas de cooperación en asuntos de seguridad nacional. “Los 'Cinco ojos' requieren una alineación extremadamente fuerte de los intereses de seguridad nacional y política exterior de EE.UU. con los de Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Reino Unido”, advierte a este diario Michael Walsh, investigador visitante sobre política exterior estadounidense en la Universidad de Granada e investigador visitante en el Centro Lasky de Estudios Transatlánticos de la LMU de Múnich. “Es natural que haya habido desajustes no fundamentales en esos intereses de seguridad nacional y política exterior a lo largo de los años. Hay ejemplos bien conocidos. Por ejemplo, la nacionalización de la Compañía del Canal de Suez y las zonas libres de armas nucleares de Nueva Zelanda. Sin embargo, podría decirse que nunca ha habido un desajuste fundamental entre Estados Unidos y los demás aliados en la era posterior a la II Guerra Mundial. La pregunta clave es si ahora hemos llegado a uno. Trump ha expresado abiertamente su deseo de anexionarse Canadá, Groenlandia y el Canal de Panamá”, recuerda Walsh.

Canadá, un vecino bajo fuego
El encontronazo con Canadá, al que se suma la batalla de los aranceles, es una de las aristas que aviva la discordia. “El primer ministro Trudeau ha advertido de que su deseo de anexionarse Canadá no es una hipérbole. Si ambos se toman en serio, entonces podríamos haber llegado a un desajuste fundamental entre las prioridades estratégicas de Estados Unidos y Canadá. Si es así, eso conllevará muchas consecuencias. A nivel estratégico, una de ellas es que el 'Cinco Ojos' simplemente no puede continuar en su forma actual. Algo tendrá que cambiar. Esa transformación podría venir en forma de una suspensión de la membresía de Canadá. Esa sería una jugada muy arriesgada para el gobierno de EE.UU. Podría llevar a los otros estados miembros a cuestionar si sus intereses de seguridad nacional y política exterior todavía están alineados con los de Estados Unidos también. Si alguno respondiera que no, eso sacudiría a los 'Cinco Ojos' hasta la médula”, arguye Walsh.
Trump ha estado atacando cada alianza y asociación estadounidense tan brutalmente que ni siquiera se pueden descartar escenarios más pesimistas
Los cálculos actuales de la administración Trump es que australianos, británicos, canadienses y neozelandeses tienen más que perder en el juego que Washington. “Solo el tiempo dirá si tienen razón al tener tanta confianza. Si los demás llegan a una respuesta diferente, eso tendría graves consecuencias para el futuro del orden mundial”, esboza el experto estadounidense. Abrir fuego contra aliados tradicionales tiene sus riesgos, tantos como ordenar al Mando Cibernético de EE.UU. la suspensión de las operaciones cibernéticas ofensivas y las operaciones de información contra Rusia o dejar de considerar enemigo al Kremlin tras décadas considerándolo.
“La recopilación y el intercambio de información de inteligencia es un asunto extremadamente delicado. Los jefes de las agencias están jugando literalmente con las vidas de sus agentes y activos. Por esa razón, uno esperaría que reduzcan rápidamente su cooperación en materia de inteligencia con sus homólogos canadienses. Eso plantea la pregunta de cómo responderá Canadá. Si Ottawa y Washington empiezan a competir entre sí en el ámbito de la inteligencia, entonces eso marcaría un mundo feliz en las sombras. En pocas palabras, no es realista pensar que Canadá intentará hacerlo solo después de que su vecino de al lado haya dicho que quiere anexionarlo. Necesitarán aliados y socios. Entonces, ¿a dónde acudirán? Uno esperaría que se dirijan a otros estados agraviados como Brasil, Dinamarca, Alemania, México, Sudáfrica, Corea del Sur y España. Si hacen ese movimiento, entonces el riesgo es que eso podría crear un competidor real para 'Cinco Ojos'. Para ser claros, no es inevitable. Pero el presidente Trump ha tirado los dados. Ha arriesgado esa posibilidad por una ganancia mayor”, añade.
Desde Canadá, Thomas Juneau, profesor de la Universidad de Ottawa con más de una década de experiencia en el departamento de Defensa Nacional, confirma la marejada en mita de la que trata de navegar la inteligencia canadiense. “En este momento hay mucha incertidumbre en torno a todas las suposiciones e instituciones sobre las que Canadá ha construido su seguridad nacional. Los 'Cinco Ojos' se basan en la confianza; los niveles significativamente altos de confianza entre sus cinco miembros aseguran un nivel extraordinario de integración”, comenta.
Los 'Cinco Ojos' se basa en la confianza; los niveles significativamente altos de confianza entre sus cinco miembros aseguran un nivel extraordinario de integración
Su pronóstico es que, al menos de momento, la asociación prevalecerá al inquilino del Despacho Oval. “Los 'Cinco Ojos' sobrevivirá, dado que sigue siendo de interés para EE. UU. mantenerlo. Si bien es cierto que EE. UU. da más a los otros cuatro de lo que recibe, Reino Unido, Australia, Canadá y Nueva Zelanda son todos contribuyentes. Esto beneficia a EE. UU.; sufriría si el 'Cinco Ojos' se disolviera. Dentro del 'Cinco Ojos', en particular, existe una división del trabajo, por la cual cada miembro es, al menos en parte, responsable de cubrir ciertos temas. En el dominio SIGINT [la inteligencia de señales se refiere a la recopilación de inteligencia extranjera a partir de sistemas de comunicación e información de todo el gobierno de EE.UU.], en particular, Canadá cubre el Ártico, mientras que Australia se centra más en el sudeste asiático”.
No obstante, Juneau admite que “la confianza entre EE.UU. y los otros cuatro países se está viendo gravemente dañada, lo que corre el riesgo de perjudicar al menos en cierta medida la asociación”. “Trump ha estado atacando cada alianza y asociación estadounidense tan brutalmente que ni siquiera se pueden descartar escenarios más pesimistas en este momento”, señala con la vista puesta en las incendiarias amenazas que el republicano ha lanzado sobre la OTAN y sus socios, a los que amaga con no defender si no elevan su gasto militar.
Nueva Zelanda y el antecedente de fricción de 1980
En Nueva Zelanda también existen interrogantes sobre el porvenir de los acuerdos que han sostenido hasta ahora el intercambio de inteligencia. “Existen unos 50 o 60, dependiendo de cómo se cuente, acuerdos separados entre los cinco países que cubren no solo toda la gama de acuerdos de seguridad tradicionales, sino que se amplían al control de fronteras, la inmigración e incluso los sistemas de bienestar. Todos ellos se centran principalmente en el intercambio de información y mejores prácticas, sin otros compromisos particulares. Su fuerza radica en la longevidad de las relaciones y la historia constitucional y el idioma (más o menos) compartidos. Cada uno de los acuerdos tiene su propio nombre, y el de los 'Cinco Ojos', en sentido estricto, está reservado para la relación de inteligencia de señales. En la práctica, por supuesto, 'Cinco Ojos' se utiliza como abreviatura para la totalidad de los acuerdos”, explica Jim Rolfe, miembro del Centro de Estudios Estratégicos de la Universidad Victoria de Wellington de Nueva Zelanda.
“No es probable que el acuerdo de los 'Cinco Ojos' se vea afectado, a menos que Estados Unidos se ponga completa y obviamente en el bolsillo de Rusia. El acuerdo se puso a prueba mucho más duramente en la década de 1980, cuando Nueva Zelanda prohibió los buques de propulsión nuclear o armados en aguas neozelandesas. La Marina de los Estados Unidos tenía la costumbre de detener barcos en Nueva Zelanda como parte de largos despliegues. Cuando Nueva Zelanda impuso su prohibición, Estados Unidos inmediatamente impuso una serie de restricciones a Nueva Zelanda, incluyendo el corte de todos los vínculos con las fuerzas armadas. Por ejemplo, los estudiantes de las escuelas militares estadounidenses fueron enviados de vuelta a Nueva Zelanda. Sin embargo, unos años más tarde me enteré de que la relación de inteligencia de señales de los Cinco Ojos no se había visto afectada en absoluto debido a su valor para Estados Unidos. No creo que el furor actual sea de la misma gravedad que los acontecimientos de la década de 1980 y, por lo tanto, no veo ningún efecto en los 'Cinco Ojos'”, comenta Rolfe.
Trump tiene un enfoque muy transaccional de la política exterior: si los 'Cinco Ojos' es considerado 'un buen negocio', es probable que perduren
Pero advierte que “lo que sin duda sucederá es que los cinco países dejarán de compartir inteligencia con Ucrania”. “No por razones de solidaridad, sino porque es difícil separar las contribuciones nacionales individuales para garantizar que el material procedente de EE.UU. no se comparta. Alternativamente, por supuesto, Ucrania podría obtener inteligencia de los otros cuatro países porque eso sería conveniente para todos. EE.UU. tiene una prohibición, pero Ucrania obtiene el material de otras fuentes. Esta es una respuesta racional. Pero los políticos están involucrados, así que podríamos tener que estar preparados para respuestas irracionales”, asevera.
Recelos y nuevos protocolos
Una contingencia que empieza a sonar entre las agencias de inteligencia involucradas. “Hay serios debates en curso sobre qué información se puede compartir con Estados Unidos. Los 'Cinco Ojos' siempre han trabajado bajo la premisa de que no nos espiamos unos a otros. No creo que eso sea ya fiable”, reconoció esta semana un funcionario occidental citado por la cadena estadounidense NBC. Desde la Casa Blanca aseguran que Trump “tiene los ojos bien abiertos” ante cualquier intento de aliados de limitar el intercambio de inteligencia. "Estados Unidos tiene unas capacidades de inteligencia inigualables, que es exactamente la razón por la que existen iniciativas de intercambio de inteligencia como los 'Cinco Ojos'", declaró esta semana el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la administración estadounidense Brian Hughes. “El presidente Trump tiene clara todas las amenazas que nuestros adversarios suponen para nuestra seguridad nacional y trabajará con cualquier aliado o socio que entienda el peligroso mundo heredado tras los desastrosos años de Biden”, añadió.
Brad Williams, profesor de Asuntos Internacionales de la Universidad de la Ciudad de Hong Kong, mantiene cierto optimismo sobre la resiliencia de la asociación para superar al ciclón Trump. “Simplemente es demasiado valioso estratégicamente para los cinco miembros como para que se degrade debido a las payasadas de la administración Trump”, replica. “Los 'Cinco Ojos' han capeado muchas tormentas políticas en el pasado sin perturbaciones significativas a largo plazo. Una cosa es que EE.UU. corte los lazos de inteligencia con Ucrania, que no es un aliado formal y es un socio de seguridad más reciente, pero otra es socavar una alianza crucial y duradera que sigue sirviendo a los intereses geoestratégicos de los cinco miembros”, argumenta.
Una posición que comparte el británico John Williams. “Es probable que la geopolítica de Trump tenga repercusiones, pero puede que no sean tan dramáticas como decimos en relación con la OTAN. Trump tiene un enfoque muy transaccional de la política exterior: si los Cinco Ojos se consideran 'un buen negocio', es probable que perduren. Sin embargo, Estados Unidos es el socio principal de los 'Cinco Ojos', ya que proporciona mucha más información de inteligencia a los demás miembros de la alianza de la que recibe, por lo que existe el peligro de que Trump dirija su atención a este aspecto y considere que es necesario reformarlo, ya sea reduciendo sustancialmente lo que Estados Unidos comparte con sus socios o exigiéndoles más en nombre de una idea de acuerdo 'justo' o 'bueno' para EE.UU.”.
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