El lunes, Estados Unidos decidió que el martes entrarían en vigor los aranceles del 25% anunciados para las importaciones procedentes de México y Canadá. El martes sucedió así, los mercados cayeron en picado y ambos países anunciaron medidas en respuesta. Por la noche, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, comunicó que probablemente los aranceles se aplazarían el siguiente día. El miércoles, EEUU anunció que retiraba los aranceles a tres importantes fabricantes de vehículos estadounidenses, pero solo durante un mes. El jueves, la misma Administración Trump comunicó que posponía la mayoría de los aranceles impuestos a México y Canadá, los que entraron en vigor el martes, durante un mes. El viernes, Trump amenazó con imponer otros aranceles, esta vez del 250%, a los productos lácteos canadienses.
La semana del 3 al 7 de marzo quedará para la historia como aquella en la que Trump hizo y deshizo más medidas en materia comercial. Desde que juró el cargo el pasado 20 de enero, el presidente estadounidense ha acostumbrado a amenazar con gravámenes a otros países y a después posponer la fecha en la que en teoría iba a aprobarlos o a entrar en vigor, pero hasta ahora no habían deshecho una medida que ya se hubiese puesto en marcha, como sí ha sucedido ahora.
Aparte de los aranceles a sus dos países vecinos, Trump también ha anunciado gravámenes a todos los países que imponen algún tipo de arancel, regulación, o subvención a sectores que pueda perjudicar la industria estadounidense; ha prometido aranceles al aluminio y al acero, y ha impuesto otros a todos los productos procedentes de China -que esta semana ha ampliado al 20%-. Además, ha avisado de que impondrá tasas a otros países como India o Corea del Sur, entre otros socios comerciales.
En resumen, si algo define las primeras semanas de Trump a cargo de la economía más grande del mundo es el caos. No solo por los aranceles, también por todos esos empleados públicos que han sido despedidos y contratados de nuevo, por las amenazas de recortes de servicios y departamentos que se hacen y deshacen y por las medidas que no se concretan, por no hablar de decisiones geopolíticas que están sufriendo los mismos cambios.
Pero esta vez nos centraremos solo en los aranceles. ¿Por qué el presidente está imponiendo y después retirando todas las decisiones que toma?
Para empezar, todavía no está claro si las amenazas constantes de gravámenes son el inicio de una guerra comercial o simplemente una táctica de negociación para conseguir otros objetivos. El presidente ha justificado el “castigo” a México y Canadá de dos formas muy diferentes: por la crisis de la frontera (fentanilo y migración) y para mejorar la economía del país. Por un lado, Trump mantiene que los aranceles son la mejor manera que tiene para conseguir que sus países vecinos controlen el tráfico de drogas y de migrantes sin papeles a través de la frontera. Por otro, asegura que la imposición de aranceles creará puestos de trabajo y mejorará el crecimiento económico, porque reducirán el déficit comercial con otros países. Trump cree que con medidas proteccionistas las empresas estadounidenses venderán más, para compensar por esos productos que antes entraban del extranjero, y que otras optarán por mudarse a EEUU para así no tener que afrontar las tasas que estarán obligados a pagar si fabrican fuera.
Sea cual sea su verdadero motivo, lo cierto es que Trump heredó una economía que funcionaba a todo gas, en términos macroeconómicos al menos. Los datos de crecimiento, paro, inflación, la bolsa, el desarrollo de la inteligencia artificial son mejores en EEUU que en la mayoría de economías desarrolladas, y siempre han hecho del país uno por el que apostaban los inversores. Pero ahora esos datos están mostrando debilidad tras los últimos anuncios de aranceles, y los inversores están avistando oportunidades en otros territorios.
Un mes y una semana después de que el magnate empezase su segundo mandato,
el 43% de los estadounidenses asegura que creen que la amenazas arancelarias se traducirán en mayores precios, según una encuesta, y los indicadores de sentimiento del consumidor reflejan ese miedo. La bolsa estadounidense perdió el martes todo lo que había ganado desde que Trump ganó las elecciones, confiados en que el republicano la economía se comportaría mejor, y eso, unido a los despidos del sector público y a la posibilidad de
que la inflación se enquista, está llevando a algunos economistas a hablar de recesión y de estanflación. En esa misma línea, la esperada bajada de tipos de interés por parte de la Reserva Federal (Fed) para impulsar la economía se complica ante la posibilidad de que los aranceles hagan subir los precios, puesto que recortar los tipos podría dar un mayor impulso a esa inflación.
Esta semana, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha dicho que para saber el impacto que los aranceles tendrán en la economía estadounidense será clave conocer si la incertidumbre que ahora presentan los mercados internacionales será temporal o permanente. A nivel histórico, aseguró su portavoz Julie Kozack este jueves, “largos periodos de incertidumbre elevada pueden estar asociados con una contención en el consumo de los hogares y de las empresas, así como de sus decisiones de inversión”.
Estas noticias sobre el empeoramiento de datos macro han venido acompañadas de comentarios de multimillonarios y empresarios como Ross Perot Jr., que han dicho que las amenazas de aranceles les preocupan, y de importantes gestores de fondos como Steve Cohen, que ha transmitido también que los aranceles “nunca son positivos”. El CEO de la cadena de grandes supermercados Target, Brian Cornell -es la sexta empresa de su sector más grande de EEUU-, ha constatado que los precios subirán, al menos en el corto plazo. “El consumidor probablemente verá subidas de precios en los próximos dos días. Los productos frescos tienen una cadena de distribución corta y Estados Unidos depende de México en invierno, así que esos precios subirán”, ha dicho esta semana en una entrevista en la televisión CNBC.
Entonces, ¿por qué imponer aranceles?
Sobre el papel y de forma aislada, las medidas de Trump “deberían” mejorar la economía, puesto que sus prometidas bajadas de impuestos buscan que los consumidores tengan más dinero en el bolsillo que gastar; las deportaciones persiguen que americanos en paro tengan trabajo y en mejores condiciones, y los aranceles buscan crear más empleo en el país y crear cierta recaudación que el presidente pueda utilizar para bajar más los impuestos. Pero en una economía interconectada, los expertos tienen dudas de que estos pronósticos puedan suceder tal y como el presidente prevé.
“Muchos expertos desafían la lógica detrás de los aranceles y aseguran que perjudican a más industrias de las que ayudan, diciendo que los aranceles actúan como un lastre económico en los países que los utilizan. Cuando los consumidores pagan el grueso de los aranceles, eso les hace más pobres, porque los precios son más altos”, dicen los expertos del think tank Council of Foreign Relations Anshu Siripurapu y Noah Berman.
El propio Trump reconoce que sus aranceles podrían provocar incrementos de precios, pero suele decir que no espera "nada dramático" y que si sucede será durante un "corto" periodo de tiempo. "Podremos experimentar a corto plazo algo de sufrimiento, pero la gente lo entenderá. Pero a largo plazo, Estados Unidos ha sido asaltado por casi todos los países del mundo", ha justificado. A lo largo esta semana no han sido pocos los representantes republicanos, además del presidente, que han criticado los acuerdos de libre comercio -que, por otro lado, Trump está rompiendo al imponer aranceles a Canadá y México, con quienes firmó el USMCA en 2017- y han argumentado que perjudicaban más que contribuían a la economía estadounidense, aunque la ciencia dice lo contrario.
"La evidencia muestra abrumadoramente que, con los acuerdos de libre comercio, aunque algunos trabajadores pueden salir perdiendo, los beneficios agregados son mayores que las pérdidas. En el caso del NAFTA, algunos trabajadores perdieron sus empleos, pero de nuevo, se han creado muchos otros con mayores sueldos como resultado del pacto. La evidencia dice que por cada puesto de trabajo perdido como resultado del NAFTA, la economía estadounidense ganó 450.000 dólares en términos de mayor productividad y menores precios", dice el reconocido economista Joseph Steinberg, profesor de economía en la Universidad de Toronto.
Un estudio de economistas de la Universidad de Harvard y la Universidad de California encontró en 2020 que los aranceles al acero y el aluminio que Trump impuso durante su primer mandato habían provocado la pérdida de 75.000 empleos en industrias que usaban el acero, como modo de ajustar costes tras tener que pagar más por el material. Con los aranceles los precios suben no solo porque los productos importados suben, sino también porque los productores nacionales pierden competencia y ven la oportunidad de incrementar sus precios, con lo que las empresas que solo usan producto nacional terminan perdiendo poder de compra.
Otra cosa es que al presidente esa subida de precios le compense por otros motivos.
"No es la primera vez que Estados Unidos utiliza los aranceles para hacer frente a vulnerabilidades que no tienen nada que ver con el comercio. El expresidente Richard Nixon invocó la ley de comercio con el enemigo para imponer aranceles del 10% a todos los países después de que Estados Unidos dejase el patrón oro a principios de los 70. Su objetivo entonces era evitar una crisis en la balanza de pagos. En la misma línea, la Unión Europea está creando aranceles basados en sus emisiones de carbono estimadas", recuerda Barbara C. Matthews, social del centro de estudios Atlantic Council y CEO y fundadora de BCMstrategy.
Ahora, ¿le saldrán las cuentas a Trump? Es imposible saberlo, pero hay que tener en mente que Estados Unidos ahora tendrá que afrontar los aranceles que los países afectados impongan en represalia, además de posibles sanciones por saltarse los acuerdos de libre comercio. "Sin duda que violaría todas la obligaciones comerciales de Estados Unidos. En los acuerdos de libre comercio, el compromiso es que los aranceles sean cero, así que sí, sin duda violaría el USMCA y otros acuerdos de libre comercio de todo el mundo", opina el experto en comercio internacional Jeffrey Schott, socio del Peterson Institute for International Economics.
Te puede interesar
5 Comentarios
Normas ›Para comentar necesitas registrarte a El Independiente. El registro es gratuito y te permitirá comentar en los artículos de El Independiente y recibir por email el boletin diario con las noticias más detacadas.
Regístrate para comentar Ya me he registradoLo más visto
- 1 Avance de La Promesa próxima semana: Jana recibe un tiro
- 2 Hacienda te 'devuelve' hasta 3.000 euros por tu hipoteca
- 3 Entrevista a Ana Garcés, Jana en 'La Promesa': "Es complicado"
- 4 Sin el amigo americano: qué necesita Europa para defenderse
- 5 'La Moderna' termina en TVE: entrevista a sus guionistas tras su fin
- 6 Adiós al Wifi: un nuevo sistema promete revolucionar la tecnología
- 7 ¿Tiene Trump miedo a la inflación? Estos son los efectos adversos de los aranceles que no termina de imponer
- 8 Tele-Pedro: Análisis del Mercado Publicitario
- 9 'Cinco Ojos', la alianza de espías en el punto de mira de Trump
hace 5 horas
Hoy tenemos al fracasado juntaletras DW. Es lo que tiene ser un fracasado juntaletras, que haces el ridículo con tus memeces, aunque luego todas se olviden.
hace 6 horas
La bolsa (la americana, el resto no cuenta) es un indicador adelantado.
El gigante walmart de sector minorista dio unos resultados brutalmente buenos pero tuvo una caída muy fuerte porque los Guidances indicaban un empeoramiento del consumo
No le está molando nada las medidas de aranceles , y tampoco ese ahors los pongo , ahora los quito.
Y Los mercados están empezando a desconfiar.
Solo cuando hablo powel el viernes a última hora (otro que suele asustar a los mercados) comentó que la economía no están aún en riesgo de recesión, y los mercados se dieron la vuelta para acabar en positivo.
También es cierto que la manera de negociar de Trump, es peculiar y empieza de maximos. Lo podemos ver también en el tema de Ucrania…
hace 7 horas
La desinformación acerca de lo que realmente está ocurriendo hace imposible el diagnostico.
Es dificil de creer que una medida tan brutal como los aranceles a Mexico se retrase un mes simplemente porque la presidenta de Mexico le enseña a Trump un grafico sobre la disminución del trafico de fentanilo en la frontera.
No nos cuentan lo que realmente está pasando.
Eso si, si las medidas salvajes de Trump se van retrasando, su efecto de amenza va a caer en picado.
Ya se ha desdicho de la famosa motosierra de Musk, dejando a los secretarios de estado la ultima palabra.
Cuando se vea que Putin lo ha engañado, el efecto Trump va a tener una crisis de credibilidad
hace 14 horas
El hombre naranja es un matasiete que bufa como un muflón para nada. Tal vez en lugar de aranceles debería llamarlo proteccionismo y eso es el más claro síntoma de una economía en una crisis muy seria. Como este botarate cambia cual veleta seguro que finalmente consultará a algún economista para que le diga que lo más importante es bajar la inflación galopante de los USA y que finalmente ha sido lo que le ha llevado a la presidencia, desgraciadamente. Si grava las importaciones, lógicamente aumentará la inflación, so melón de secano.
hace 14 horas
Hoy tenemos a la fracasada juntaletras de Alba, la misma que nos decía que las mujeres republicanas iban a votar masivamente a escondidas de sus maridos a la racializada por el tema del aborto, que el apoyo de Taylor Swift a la woke negra iba a decantar el voto de los jóvenes por Kemala, o que la broma de un cómico sobre Puerto Rico en un acto electoral del candidato republicano le iba a costar los votos de la población hispana. Al final nada de nada.
Es la misma fracasada juntaletras que decía que los candidatos de Trump a secretario de Defensa, Sanidad y director del FBI y los servicios de inteligencia iban a tener muchas dificultades para ser confirmados en el Senado. Al final nada de nada.
Es lo que tiene ser una fracasada juntaletras, que haces el ridículo con tus pronósticos, aunque luego muchos se olviden.