Su nombre evoca una leyenda artúrica y, aunque bien podría ser fruto de la magia, su pócima es una aplicación de la ciencia y la innovación. Su búsqueda del tesoro, sin embargo, se produce cuando los minerales críticos y las Tierras Raras ocupan titulares y el presidente de la mayor potencia del mundo predica a los cuatro vientos sus ansias por controlarlos, de Groenlandia a Ucrania. En Xcalibur, una empresa netamente española, saben bien de la carrera planetaria por hallar las riquezas de las que todos hablan.

“Nos gusta decir que lo que hacemos no resulta muy diferente a los escáneres de los médicos. Nosotros, en lugar, de hacerlos sobre seres humanos los aplicamos sobre cuerpos geológicos”, relata a El Independiente Dario Castellanos, director general de Xcalibur Smart Mapping en Oriente Medio, una de las regiones del planeta que se han sumado ahora a la contrarreloj por hallar lo que aún se esconde bajo tierra. El petróleo que transformó la península Arábiga ha dejado paso ahora a la pugna por hallar y controlar  minerales críticos como el litio, el cobalto o el níquel que resultan clave para la transición hacia la energía limpia: desde turbinas eólicas a paneles solares o vehículos eléctricos.

40 aviones y 50.000 kilómetros recorridos

Son el nuevo oro y a su caza se dedican en Xcalibur, con una flota de más de 40 aviones que auscultan amplias extensiones de tierra en busca de anomalías. “Si la medicina es capaz de detectar bultos, que pueden ser malignos o benignos, nosotros usamos el el magnetismo del del subsuelo, las propiedades radiológicas del subsuelo o la densidad de las rocas con diferentes tecnologías para detectar las anomalías”, detalla Castellanos. “La aerogeofísica es el proceso más rápido y más eficiente que existe en estos momentos porque no es invasivo y no se requiere de una carretera a lugares muy inhóspitos. Los aviones vuelan a más de 200 kilómetros por hora y es una primera aproximación muy rápida y eficiente”, agrega.

Lo realmente novedoso -subraya Manuel Regueiro, presidente del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos- es que “han adaptado las tecnologías existentes de medición con propios equipos para colocarlos en helicópteros y aviones”. Y entonces ellos tienen sus propios aviones, sus propios helicópteros y sus propios drones. “Una de sus principales utilidades es en la prospección minera, pero también están en fase de pruebas para detectar hidrógeno natural, que es el combustible limpio del futuro”, apunta el experto.

En el mapeo intervienen aviones y helicópteros capaces de transportar equipos de más de 500 kilogramos de peso. “Es precisamente este peso el que impide, de momento, el uso de drones. Además del problema de la autonomía, un avión no tripulado capaz de levantar hasta 600 kilos podría ser hackeado y ser usado para otros fines”, comenta Castellanos. En las tareas de reconocimiento geofísico emplean los Cessna 208B Grand Caravan y Cessna 208B Supervan 900, aviones de turbina usados habitualmente para el traslado de pasajeros entre islas que han sido modificados para la prospección geofísica aérea. “Se les dota de un cable del que cuelga un loop además de un magnetómetro y un medidor. Es un sistema patentado por nosotros sobre unas avionetas que son muy eficientes para hacer este tipo de trabajo”.

Ejemplo del mapa de anomalías trazados por los aviones.

El resultado de este mapeo es revisado por quienes pueden descifrarlos. “Los geofísicos son realmente la gente inteligente de nuestra empresa, los que analizan, procesan e interpretan los datos para poder saber más o menos dónde puede haber yacimientos”. Con sede en Madrid, Xcalibur cuenta con oficinas de producción en Australia, Canadá y Sudáfrica.

“Si el mineral emite algo de radiación, puedes detectar su presencia. En función de lo que emiten esos tipos de rocas, te da un espectro que te dice qué tipo de roca es y que yacimiento podría hallarse”, confirma Regueiro. En Xcalibur, con más de 250 empleados directos, presumen de ser el líder mundial en el ámbito de la geofísica aérea y cartográfica. Aseguran haber firmado más de 1.400 proyectos. Su flota ha volado más de 50 millones de kilómetros lineales a lo largo y ancho de los seis continentes.

Indicamos las anomalías del subsuelo que pueden conducir hacia el hallazgo de yacimientos. Nuestro trabajo es el primer eslabón de la cadena dentro de la exploración

En busca del 'nuevo oro' saudí

Uno de sus últimos encargos, el mayor hasta la fecha, es cartografiar 500.000 kilómetros cuadrados de la piel de Arabia Saudí, uno de los mayores productores de petróleo del mundo que ha trata de diversificar su economía apostando, entre otros sectores, por la minería. “Arabia Saudí tiene una tradición minera que data de siglos. Las minas del rey Salomón se localizaban en una zona del país llamada el Escudo Árabe. Lo que las autoridades buscan ahora es mapear con magnetometría y radiometría su superficie”, detalla Castellanos. “El 80% del mapeo está ya completado y terminará en los próximos meses. Los datos resultantes se volcarán en un portal web que busca atraer a los inversores internacionales”. Hasta siete avionetas se han encargado de sobrevolar el reino para tratar de desnudar sus riquezas minerales.

La compañía española ofrece la primera pista hacia el mapa del tesoro. “Indicamos las anomalías del subsuelo que pueden conducir hacia el hallazgo de yacimientos. Nuestro trabajo es el primer eslabón de la cadena dentro de la exploración. Una vez que se tienen esos datos, habría que realizar perforaciones, que pueden costar millones de euros. Nosotros limitamos los espacios en los buscar y maximizamos las probabilidades del éxito de esas perforaciones”, admite el español al frente de la filial en tierras árabes, a caballo de Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí.

El suministro actual de minerales solo satisface entre el 10 y el 35 % de las necesidades previstas para 2050

Xcalibur coloca la primera piedra de una aventura que requiere de ilimitadas dosis de paciencia y capital. “Con esa información, hay que bajar a la tierra y hacer la cartografía al detalle; tomar muestras y hacer los primeros sondeos para ver si de verdad hay algo o no”, explica Regueiro. “No es fácil. La gente cree que por volar un dron con equipo ya tienes el yacimiento. Pero la geofísica aeroportada es más compleja que eso”, advierte el académico.

Los minerales críticos y las tierras raras protagonizan una fiebre entre advertencias recurrentes sobre su déficit ante una demanda desbocada. El cobalto, el grafito, el litio y el níquel alimentan los vehículos eléctricos y los sistemas de almacenamiento en red. Algunas de las tierras raras resultan clave para el funcionamiento de motores eléctricos y turbinas eólicas. El cobre y el aluminio forman las redes eléctricas. Los metales especiales son decisivos para la producción de hidrógeno y la generación de energía solar. Según un informe reciente de la consultora McKinsey, el suministro actual de minerales solo satisface entre el 10 y el 35 % de las necesidades previstas para 2050. El documento dibuja un horizonte cercano: la demanda de siete minerales imprescindibles en la producción de energía limpia - el litio, el cobalto, el níquel, el disprosio, el terbio, el neodimio y el praseodimio- podría duplicarse en el próximo lustro.

“Estamos ante una de los mayores órdenes de compra de minerales que ha existido en la humanidad. Nunca ha existido un mayor interés por minerales. La transición energética supone reducir el uso de combustibles fósiles para consumir mucho más minerales”, señala Castellanos. “Nosotros en el inicio de esa cadena. Si se quieren encontrar nuevos yacimientos de manera más eficiente, la aerogeofísica es el primer paso”, esboza.

La batalla del futuro

La suya es una aportación española a un sector dominado por China al que Trump trata de enrolarse a golpe de amenazas, ventilando su intención de ocupar o comprar Groenlandia, una isla bajo control danés, o forzando a Ucrania, en mitad de la invasión rusa, a cederle la explotación de sus minerales y tierras raras. En ambas latitudes, la magnitud exacta de los recursos que el presidente estadounidense ambiciona son una incógnita.  “Ni en Groenlandia ni en Ucrania hay yacimientos de tierras raras demostrables; solo hay indicios”, recalca Regueiro. “Lo de Trump da más pena que pánico. Para poner en explotación unas tierras raras, hay que gastar millones en sondeos, geología, análisis, ensayos, diseño de planta… Son 10 años como mínimo. Y en 10 años Trump no estará”, añade.

“Los chinos han sido mucho más precursores en los materiales de la transición energética. Arrasan en el mercado de los coches eléctricos y el secreto de su éxito es su control de la cadena de suministro de minerales”, admite Castellanos.  “Me gustaría decir idealisticamente que somos cazatesoros, pero la realidad lo que proporcionamos son datos. Más que poetas somos matemáticos y geofísicos. Interpretamos estos datos para clarificar la geología de los terrenos”, concluye. 

El polémico acuerdo que Trump negocia con Ucrania

Desde hace semanas Donald Trump trata de arrancar a Ucrania un acuerdo para la explotación de sus recursos minerales. De momento, sin éxito. Kiev estima que alrededor del 5 % de las materias primas fundamentales del mundo se hallan en Ucrania. Los 19 millones de toneladas de reservas probadas de grafito convierten al país en "uno de los cinco principales países" en el suministro de este mineral empleado en la fabricación de baterías para vehículos eléctricos. Ucrania también dispone de importantes depósitos de titanio y litio además de tierras raras, un grupo de 17 elementos que se utilizan para producir armas, turbinas eólicas, productos electrónicos y otros productos vitales.