Alemania vuelve a Europa y aprueba un cambio copernicano para gastar en defensa. Francia se ofrece a hablar sobre su paraguas nuclear. Reino Unido se olvida del Brexit y encabeza la coalición de voluntarios, incluso dispuesto a enviar tropas sobre el terreno en tiempo de paz. Y la Comisión Europea impulsa un plan de inversiones para rearmarse por la amenaza de Rusia, una amenaza que sufren los ucranianos pero acecha a los europeos. Sin embargo, a la Italia de la populista Giorgia Meloni y a la España del socialista Pedro Sánchez la palabra rearme les rechina. Confunde a la opinión pública, dicen. Habría que incluir ciberseguridad o amenazas híbridas. Bien, pero, ¿quién es el enemigo? ¿Cómo ataca? ¿Cómo nos defendemos?

Las críticas al rearme del jefe del gobierno español, acuciado por los problemas presupuestarios y la presión del ala izquierda de su gabinete, y de la primera ministra italiana, también en la cola del gasto en defensa en la OTAN, han distorsionado la cumbre en la que los Veintisiete comenzaban a analizar la hoja de ruta esbozada en el plan ReArm de la presidenta de la Comisión Europea. Meloni esgrime que la palabra "rearme" confunde a los ciudadanos, y que el concepto de defensa y seguridad debe incluir cuestiones como la protección de las fronteras o la ciberseguridad.

Italia, según ha dicho Meloni, considera que "la cuestión de la seguridad no está ligada solo al rearme" sino que es un concepto "más amplio" y así se lo ha hecho saber a Von der Leyen "para tener la certeza de que los recursos que estamos poniendo a disposición se puedan emplear en la defensa de las fronteras, para la ciberseguridad, para las infraestructuras estratégicas, para las materias primas". Para Meloni, "son cuestiones fundamentales".

Horas antes, a su llegada a Bruselas, el presidente del gobierno español decía: "El término rearme no me gusta en absoluto. No comparto ese término en absoluto. Creo que debemos de hablar de otra manera cuando hablamos de mejorar las capacidades de defensa europeas", porque para España va más allá de lo militar. Ha insistido en que la definición de defensa debe ser lo suficientemente amplia como para incluir las amenazas a las que se enfrentan los países del sur de Europa, como la inestabilidad en el Mediterráneo, los ataques de ciberseguridad, el cambio climático, la IA y el terrorismo.

Para replantear el gasto en defensa, el primer ministro insiste en que el dinero debería poder destinarse a tecnología de doble uso, como los drones, que pueden utilizarse en combate, pero también en incendios forestales.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, se ha mostrado dispuesta a cambiar el nombre del plan Rearme 2030 por Readiness 2030 (Preparación).

Cinco años para un cambio radical

No es de extrañar que si todavía no hay acuerdo entre los Veintisiete sobre qué supone rearmarse y para qué se hace el rearme las conclusiones del Consejo Europeo hayan sido poco más que un brindis al sol. El Consejo Europeo "insta a que se acelere el trabajo en todos los ámbitos para aumentar de forma decisiva la preparación de Europa en materia de defensa en los próximos cinco años". De momento, plantean que lo financie cada país en sus presupuestos pero hay quienes aboga por hacer una emisión de deuda común, como en pandemia. Seguirán tratando la cuestión.

A su vez, el Consejo Europeo recuerda que "una Unión Europea más fuerte y más capaz en el ámbito de la seguridad y la defensa contribuirá positivamente a la seguridad mundial y transatlántica y es complementaria de la OTAN, que sigue siendo, para los Estados que son miembros de ella, el fundamento de su defensa colectiva". Hay una alusión específica a que se tendrán en cuenta "los intereses de seguridad y defensa de todos los Estados miembros, de conformidad con los Tratados". Una concesión al flanco sur, que demanda atención, cuando la amenaza inmediata está claro de dónde viene.

Declaración sobre Ucrania a 26

La declaración sobre Ucrania se ha adoptado sin tener en cuenta a Hungría. Va a ser un modus operandi habitual salvo cuando se requiera una unanimidad. Pero han sido Francia, y de nuevo Italia y España los países que han hecho imposible que saliera adelante el plan inicial de Kaja Kallas, Alta Representante para la Política Exterior y de Seguridad, de dedicar 40.000 millones de ayuda militar urgente a Ucrania. Con aportaciones voluntarias de los países, pero no había voluntad en estos tres países. En sus conclusiones sobre Ucrania, el Consejo Europeo valora positivamente la iniciativa pero quiere evitar todo aquello que no cuenta con consenso.

Los Veintisiete hacen un llamamiento a los Estados miembros "para que redoblen urgentemente sus esfuerzos para hacer frente a las acuciantes necesidades militares y de defensa de Ucrania". Kaja Kallas sabe que el fracaso de su demanda tiene que ver con la economía. "Sabemos que los déficits presupuestarios de la mayoría de los países europeos son preocupantes".

La Alta Representante ha pedido 5.000 millones de euros en municiones para Ucrania, algo que ha agradecido el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, que ha participado en la cumbre por videoconferencia. 

Kaja Kallas presentó el miércoles el Libro Blanco para la Defensa de la UE y dejó claro que la UE ha de invertir en defensa ahora de forma clara porque dentro de tres años pude ser demasiado tarde. Pero Meloni y Sánchez quieren que se amplíe el concepto de defensa y se incluya el control de fronteras o la ciberseguridad. Pues habrá menos para "cañones" y la guerra de Ucrania se libra con "cañones".

En el texto, los Veintiséis respaldan a Ucrania y su voluntad de paz, confirmada al aceptar un alto el fuego incondicional en la cumbre de Yeda, a la vez que instan a Rusia a que muestre "realmente que tiene voluntad política de acabar la guerra".

La Unión Europea mantiene su planteamiento de "la paz a través de la fuerza", que requiere que Ucrania se encuentre en la posición más fuerte posible, con sus propias y sólidas capacidades militares y de defensa como componente esencial.

"En consonancia con este planteamiento, la Unión Europea sigue comprometida, en coordinación con socios y aliados afines, a seguir prestando un apoyo global a Ucrania y a su pueblo, en el ejercicio de su derecho inherente a la autodefensa frente a la guerra de agresión de Rusia", dice el texto, en lo que parece una respuesta a la demanda del líder ruso, Vladimir Putin, a que Ucrania de de recibir ayuda del exterior para alanzar un alto el fuego incondicional.

En su conversación telefónica con Trump el lunes, Putin se limitó a aceptar un alto el fuego limitado a las infraestructuras energéticas y poco después Rusia lanzó ataques sobre varias ciudades ucranianas. La Unión Europea va a continuar presionando a Rusia y no descarta más sanciones "con el fin de debilitar su capacidad de seguir librando su guerra de agresión".

Sin palabra sobre el envío de tropas

El Consejo Europeo no menciona la posibilidad de enviar tropas de paz en caso de que se alcance una tregua, aunque los jefes militares de una treintena de países europeos y afines se reunía simultáneamente en Londres. En el texto sí se dice que cualquier acuerdo de paz justo y duradero "debe ir acompañada de garantías de seguridad sólidas y creíbles para Ucrania que disuadan de futuras agresiones rusas.

El Consejo Europeo se congratula de los esfuerzos que se han iniciado en este sentido junto con socios afines y de la OTAN". En París volverán a verse los participantes en la "coalición de voluntarios", liderados por Reino Unido y Francia.

A su vez, al contrario de lo que pretende Putin, el Consejo Europeo "reitera el derecho inherente de Ucrania a elegir su propio destino, basado en la Carta de las Naciones Unidas y en el Derecho internacional". Añade que" intensificará su apoyo a los esfuerzos de reforma de Ucrania en su camino hacia la adhesión a la UE".