Mientras Egipto y Qatar tratan de revivir la tregua, Israel parece haber pasado página. La cifra de muertos desde que rompiera unilateralmente el alto el fuego hace justo una semana se aproxima al millar. Y el ejército, al mando de su nuevo jefe Eyal Zamir, se prepara para una operación terrestre a gran escala con el objetivo último de lograr lo que no consiguieron en 17 meses de una campaña que ha devastado la Franja -derrotar por completo a Hamás- y controlar el enclave.
El gabinete de Seguridad israelí ha aprobado la creación de “la Oficina de Emigración Voluntaria para los residentes de Gaza interesados en reubicarse en terceros países”. Según el ministro de Defensa, Israel Katz, la nueva entidad trabajará en coordinación con “las organizaciones internacionales y otros órganos de gobierno de acuerdo con las instrucciones del gobierno y coordinará la actividad de los ministerios pertinentes”. Su cometido, esbozó, es “preparar y facilitar el paso seguro y supervisado de los gazatíes para su salida voluntaria a terceros países”.
El plan se llevaría a cabo “estableciendo una carretera y controles de seguridad en los pasos designados de Gaza, así como coordinando el establecimiento de infraestructuras que permitan el paso por tierra, mar y aire a terceros países”. La cifra de muertos, incluida la de los desaparecidos bajo los escombros, supera las 62.000 víctimas.

Estrategia de desgaste
Un organismo de nuevo cuño que ha redoblado las denuncias de “limpieza étnica”. “Hay buenas razones para temer un nuevo intento israelí de despoblar permanentemente el norte de Gaza. Tras romper el alto el fuego, altos mandos de las Fuerzas de Defensa de Israel informaron 'estar consiguiendo desplazar a la población que regresó al norte para que se dirija de nuevo al sur"'. Las fuerzas israelíes han vuelto a cortar las arterias principales y a compartimentar Gaza, incluso retomando el corredor de Netzarim. Si esto continúa, cabe esperar que el objetivo de guerra declarado por Israel sea reocupar indefinidamente partes de Gaza y que la limpieza étnica se lleve a cabo mediante esta estrategia de desgaste”, denuncia Daniel Levy, quien fuera negociador del primer ministro israelí Ehud Barak.
Según el rotativo israelí Haaretz, “Trump está dispuesto a respaldar a Netanyahu si decide lanzar una operación terrestre a gran escala”. Su administración no tiene intención alguna de ejercer la presión que llevó a la firma de la tregua el pasado enero, en vísperas de su regreso al Despacho Oval. La ecuación de la nueva operación, bautizada "Fuerza y espada", es fiarlo todo a la estrategia militar. En los últimos días, el estamento castrense israelí ha celebrado la eliminación de varios dirigentes de Hamás en la Franja.
La misión es establecer un gobierno militar en Gaza -o al menos en grandes partes de ella-
Bajo la batuta de Zamir, partidario de avanzar en la ocupación de Gaza, la estrategia pasa ahora por movilizar varias divisiones, incluidas unidades de reserva, para una ofensiva terrestre a gran escala. El propósito vuelve a ser el que Netanyahu no ha logrado en 17 meses: destruir por completo la capacidad militar y gubernamental de Hamás. Según Haaretz, la misión es “establecer un gobierno militar en Gaza -o al menos en grandes partes de ella-, al tiempo que se transfiere a las Fuerzas de Defensa de Israel el control sobre la distribución de la ayuda humanitaria”. En esta ecuación, el ejército israelí ha preparado el establecimiento de una administración militar para fomentar la migración de los gazatíes.
El plan, aún pendiente de aprobación pero que cuenta con el apoyo entusiasta del ala más ultraderechista del Gobierno israelí, confinaría a a los dos millones de gazatíes en una pequeña zona, denominada humanitaria, a lo largo de la costa mediterránea sin más recursos que la ayuda internacional, detalla Financial Times. Esta administración del territorio reconciliaría a Gaza con la ocupación militar israelí. El Estado judío ocupó el enclave durante casi cuatro décadas hasta 2005, tras capturarlo en la guerra de 1967. El riesgo más evidente al que se exponen las tropas israelíes es una larga insurgencia. "La administración anterior quería que acabáramos la guerra. Trump quiere que ganemos la guerra. (...) Estados Unidos también tiene un interés supremo en derrotar a Hamás", alegó un funcionario israelí citado por el diario británico.
A juicio del periodista israelí Amit Segal, Netanyahu aspira a un “cambio completo de las reglas del juego”. “Lo que convenció al presidente más que nada para volver a la guerra fue en realidad su reunión con los rehenes liberados. (…) Vinieron a convencerle de que todos debían ser liberados ya, y le convencieron de que antes de eso había que acabar primero con Hamás”. “Una y otra vez, preguntó si había gente inocente o personas justas que les ayudaran [en Gaza], y le respondieron negativamente”, añadió el reportero, cercano al círculo de Netanyahu. El principal obstáculo es la creciente contestación popular a la que se enfrenta el primer ministro, con la negativa de un sector de los reservistas a regresar a Gaza y su cese del jefe del Shin Bet, Ronen Bar, con una batalla entre el ejecutivo y el Tribunal Supremo en el horizonte. El alto tribunal paralizó el despido de Bar después de que varios partidos políticos y el Movimiento por un Gobierno de Calidad presentaran peticiones contra la decisión.

"Crímenes de guerra mesiánicos"
Este lunes Hamás aceptó la nueva oferta presentada por Egipto, que sugiere la liberación de "cinco rehenes vivos" a cambio del regreso de la ayuda humanitaria, cortada hace tres semanas, y un alto el fuego de "varias semanas". Entre los liberados, figuraría Edan Alexander, el soldado israelí-estadounidense y último rehén norteamericano de los 59 que siguen en Gaza, más de la mitad de los cuales se cree que están muertos.
El plan también propone liberar a cinco rehenes cada semana una vez que el Gobierno israelí implemente la segunda fase del acuerdo de alto el fuego. De visita por Israel y Palestina, la alta representante de la Unión Europea (UE) para la Política Exterior, Kaja Kallas, señaló que "retomar las negociaciones es la única forma de poner fin al sufrimiento en ambos lados".
“La guerra genocida no se detuvo ni un día. El alto el fuego hizo una cosa: redujo el número de asesinatos; el ejército de ocupación respiró hondo y reanudó el plan para sacar a los gazatíes de Gaza, hicieron de Gaza un lugar inhabitable y terminaron con el desplazamiento, el hambre y la destrucción”, señala a El Independiente Raji Souriani, el abogado gazatí que lleva meses reuniendo pruebas para los casos que en la justicia internacional trata de dirimir si se está llevando a cabo un genocidio en el enclave palestino. “No hay ningún país en la tierra que les moleste. Estados Unidos y Europa les han dado todo el apoyo político y legal y las armas con las que nos matan”, agrega.
El temor de “la limpieza étnica” lleva desde el inicio del conflicto en las denuncias de los palestinos pero también de las organizaciones de derechos humanos. Amnistía Internacional lamentó la semana pasada la reanudación del conflicto armado. Su secretaria general Agnès Callamard, acusó a Israel de firmar “un genocidio y unos ataques aéreos ilegales que ya han causado un sufrimiento humanitario sin precedentes en Gaza”. “Desde el 2 de marzo, Israel ha vuelto a imponer un asedio total a Gaza bloqueando la entrada de toda la ayuda humanitaria, medicinas y suministros comerciales, incluidos combustible y alimentos, en flagrante violación del derecho internacional. Israel también ha cortado la electricidad a la principal planta desalinizadora de Gaza”. Human Rights Watch, por su parte, ha subrayado que “no existe justificación plausible para el desplazamiento forzoso y que ha sido intencionado, además de generalizado y sistemático, y parte de la política estatal, lo que equivale a crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, y al menos en algunas partes de Gaza, a limpieza étnica”.
Tras una breve pausa, de apenas dos meses, Israel se enfrenta de nuevo a un escenario que conduce a su descrédito internacional. En una columna en Haaretz, fechada el pasado diciembre, el ex ministro de Defensa israelí Moshe Ya'alon musitó el escenario de la limpieza étnica. “En las últimas semanas se han enviado tropas de las Fuerzas de Defensa de Israel para expulsar a los habitantes de Gaza de la parte norte de la Franja. Si se trata de una medida temporal que responde a necesidades justificadas de defensa, puede permitirse en determinadas circunstancias. Pero si se trata de un intento permanente de expulsión que dará lugar a la instalación de colonos, se trata de una limpieza étnica. Mientras los altos funcionarios del gobierno sigan hablando de la segunda opción, estarán precipitando la comisión de crímenes de guerra mesiánicos”, concluyó. La segunda es hoy la más plausible de las opciones para Netanyahu.
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5 Comentarios
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hace 2 horas
¿Limpieza étnica? ¡Ignorantes! Gaza en 1956 tenía 250.000 habitantes, hoy son 2.200.000, parece que las matemáticas fallan aquí , que hagan la cuenta y veremos dónde queda ese genocidio. Como el que hizo España en América como los indios, y en Bolivia el 95% son indios. La izquierda cambió de bando cuando los comunistas kibutz empezaron a ser empresas capitalistas. Eso no lo perdonan, antes se llamaban comunistas, ahora, sólo llegan a perroflautas y viven sin trabajar y ocupando viviendas. Menos sus jefes, que son burgueses y millonarios. Catetos.
hace 8 horas
Malditos bastardos…
hace 10 horas
Eso se veía venir desde el principio.
hace 10 horas
Quieren quedarse con todo
hace 12 horas
Sion barada nicto!