Donald Trump y Vladimir Putin comparten la visión del mundo en la que son las superpotencias (Rusia sobre todo por su arsenal nuclear, más que por su peso económico) las que se sientan a la mesa y el resto forma parte del menú. Sin embargo, Europa se está plantando y exige un puesto en la mesa para negociar el futuro de Ucrania. Los líderes europeos más activos, como Macron y Starmer, han impulsado una doble dinámica: por un lado, mantienen el lazo con Trump a pesar de sus desplantes, con la esperanza de desenmascarar finalmente a Putin; y por otro, con el impulso a un plan alternativo para seguir ayudando a Ucrania.

Las negociaciones entre EEUU y Rusia, por un lado, y Ucrania, por otro, se han encontrado con un escollo: Vladimir Putin. En la reunión celebrada en París este jueves, tanto el presidente francés como el premier británico destacaron que Ucrania aceptó el alto el fuego incondicional, mientras que Putin recurre al engaño una y otra vez. Cuando se divulgan los comunicados de la Casa Blanca sobre la Iniciativa del Mar Negro, el Kremlin sorprende con unas condiciones que implican a los europeos porque se refieren al sistema SWIFT, que facilita los pagos entre bancos. Y, mientras tanto, Putin sigue bombardeado poblaciones: Kiev, Sumy, Dnipro, Odesa.

"El presidente Trump está esperando una respuesta clara de los rusos», dijo el jueves Macron. "Si tiene el mensaje claro de que los rusos no vienen [a la mesa], se sentirá engañado, traicionado. Y tendría que reaccionar".

En el balance del encuentro de los 31 jefes de gobierno, entre ellos 25 de la UE, más el vicepresidente de Turquía y representantes de Canadá y Australia, el presidente Macron dejó claro que la "coalición de voluntarios" será comandada por británicos y franceses, y otros países se unirán. Rusia ha dicho una y otra vez que no acepta el despliegue de tropas extranjeras en Ucrania, y el ministro Lavrov calificó de "ilusos" a los defensores de este plan, pero Macron insistió en que no le corresponde a Putin decidir eso. Hay que destacar que si a Lavrov no le gusta la idea, probablemente sea el camino adecuado para que Ucrania cuente con garantías de seguridad.

El Kremlin también pretende que la OTAN retire tropas del flanco oriental y lo relaciona con las negociaciones sobre Ucrania. En una conferencia en Varsovia el miércoles, el secretario general de la Alianza Atlántica, Mark Rutte, dijo que Putin no iba a decidir sobre cómo se organizan los aliados. Uno de los objetivos de Rusia es transformar la arquitectura de seguridad europea.

La carta de las sanciones

Además, los asistentes a la cumbre de París mostraron su oposición al levantamiento de sanciones a Rusia. Dado que no se ha comprometido al alto el fuego incondicional de 30 días, que sí aceptó Ucrania, no hay motivos para premiar su actitud. Al contrario, Macron y Starmer, que se han erigido en los líderes del grupo de voluntarios, aboga por incrementar la presión económica sobre Rusia. Incluso Macron aludió a la recomendación de Trump de negociar desde una posición de fuerza.

Europa tiene aquí cartas fuertes. Antes de la guerra, su comercio con Rusia ascendía a 258.000 millones de euros al año, frente a los 35.000 millones del comercio entre Estados Unidos y Rusia. También es imposible restablecer el acceso de los bancos rusos al sistema de transferencias Swift sin el acuerdo de Bruselas. Es dudoso que los inversores internacionales acepten invertir en Rusia o comprar bonos rusos si siguen sujetos a las sanciones europeas. 

Una paz duradera

A ello se suma que los europeos tienen claro que hay que lograr una paz duradera y que solo será posible si Ucrania termina la guerra con un Ejército fuerte. Es el primer puntal de las garantías de seguridad. Por ello, lo primero que va a hacer los jefes militares enviados a Kiev desde París y Londres en breve será ver cuál son las debilidades de las Fuerzas Armadas ucranianas. Todo lo contrario de lo que buscan los rusos: un Ejército jibarizado para terminar su trabajo en Ucrania en un futuro cercano.

Quieran o no Trump y Putin han de contar con Ucrania. Si los ucranianos se niegan a aceptar una capitulación como la que quiere imponer Putin, con ayuda de Trump, no habrá manera de acabar los combates. Y también han de escuchar a los europeos que están dispuestos a mantener las sanciones, fortalecer el Ejército ucraniano, desplegarse en su territorio y mejorar sus propias defensas.

"Es un momento histórico", ha dicho Macron. "Esperamos lo mejor, pero debemos prepararnos para lo peor. Esperamos que Estados Unidos se una a la misión militar en Ucrania, pero si no lo hace, debemos actuar solos. Tenemos intereses distintos a los de los estadounidenses, nos separa un océano. Por primera vez en muchas décadas, Europa debe actuar sola".