"La situación en los mercados internacionales de renta variable y renta fija es dramática y amenaza con empeorar. Por ello, es más urgente que nunca que Alemania recupere cuanto antes su competitividad internacional. Esta cuestión debe estar ahora en el centro de las negociaciones de la coalición". Son palabras de Friedrich Merz, el futuro canciller alemán, bajo presión debido a la guerra comercial desencadenada por Donald Trump, para llegar a un acuerdo con los socialdemócratas y formar gobierno cuanto antes. Su objetivo era, antes de que Trump sacudiera el tablero del comercio internacional, que antes de Semana Santa hubiera gobierno. No hay tiempo que perder.

"Necesitamos recortes fiscales para las empresas y los ciudadanos, una notable reducción de la agobiante burocracia, una reducción de los precios de la energía y una estabilización de los costes de los sistemas de seguridad social", ha dicho a Reuters, en unas declaraciones que él mismo ha divulgado en su cuenta de X. Merz y sus socios bávaros de la CSU insiste en la necesidad de reformas para favorecer la competitividad. Los socialdemócratas, con los que formarán gobierno, tratan de que no sea a costa de desmontar el estado del bienestar.

Alemania es uno de los países de la Unión Europea más expuestos a los aranceles que ha anunciado Donald Trump, debido a que es una potencia exportadora. El 4% del PIB alemán depende de las exportaciones a Estados Unidos. Por ello, Alemania, al igual que España, defiende una vía negociada con Trump, mientras otros países como Francia insisten en aplicar medidas duras: el presidente Macron aludió en una reunión con empresarios franceses a que deberían congelar de momento sus planes de inversión en EEUU.

Según el Instituto de Investigación Económica de Colonia, el perjuicio económico total para la economía alemana durante los cuatro años de mandato de Trump podría ascender a 200.000 millones de euros, lo que llevaría a un nivel de PIB 1,5 puntos porcentuales inferior en 2028.

Última fase de las negociaciones

Esta tormenta en los mercados, con el Dax perdiendo más del 4% solo el lunes, tiene lugar justo cuando se está desarrollando la última fase de las negociaciones entre la Unión, cuyo candidato a canciller fue Friedrich Merz, y los socialdemócratas. En las elecciones del 23 de febrero la Unión fue la coalición ganadora con un 28,5% de los votos.

Merz descartó negociar con la ultraderechista Alternativa para Alemania, en segunda posición, con el 20,8% y ofreció a los socialdemócratas formar parte del nuevo gobierno. Formarán una coalición rojinegra por los colores de sus partidos. Como fechas para que Merz sea canciller se barajan el 23 de abril y el 7 de mayo. Merz está en contacto con el todavía canciller, el socialdemócrata Olaf Scholz.

Tras las elecciones, Merz logró, con el apoyo de la Unión , el SPD y los Verdes, que el Bundestag saliente aprobara una reforma histórica para levantar el freno de la deuda y así hacer posible una inversión masiva en defensa y en infraestructuras. El plan de inversiones incluye un fondo especial de 500.000 millones para infraestructuras en los 12 próximos años. De ellos, 100.000 euros serán para el medioambiente, tras la presión de los Verdes. Cuando el gasto militar supere el 1% del PIB se excluirá de las normas del freno constitucional a la deuda.

El momento ya era complicado antes de que Trump anunciara la implantación de aranceles del 20% a todos los productos procedentes de la Unión Europea. Alemania lleva ya dos años consecutivos en recesión debido al impacto de la guerra rusa en Ucrania y la mayor competitividad de China en sectores como el automóvil. Volkswagen es una de las empresas que han sido el emblema del desarrollo industrial de Alemania y que ahora sufren una crisis que comporta pérdidas de empleos.

Empate en los sondeos de Unión y AfD

La que fuera locomotora europa renquea. Sufre de exceso de burocracia y de un atraso en digitalización que sigue sorprendiendo a los menos familiarizados con la idiosincrasia alemana. Hay quienes consideran que su modelo industrial ha quedado obsoleto y requiere una actualización que será muy costosa, como es el caso de Wolfgang Münchau, autor de Kaput.

La inseguridad económica y geopolítica ha sido aprovechada por la ultraderecha para divulgar su narrativa contra los partidos establecidos y en demanda de soluciones fáciles para problemas complejos. A ello se suma que existe la percepción de que Friedrich Merz está cediendo en exceso a las demandas de los socialdemócratas, dado que le urge asumir como canciller y que no tiene más opciones para formar gobierno.

Los temas que eran apuestas de la campaña de los conservadores, como limitar la migración al máximo y rebajar los impuestos, se van descafeinando. Por primera vez la última encuesta divulgada por el diario Bild daba un empate en el 24% para la Unión y Alternativa para Alemania. Merz corre el riesgo de quemarse antes de llegar siquiera a la Cancillería.