Este martes, una pelea entre los camelleros que ofrecen servicios turísticos en las pirámides de Guiza, en Egipto, y los conductores de autobús que llevan a los turistas reveló las tensiones en la explotación de los monumentos entre las empresas concesionarias y los tradicionales y muy criticados propietarios de los animales explotados para pasear y tomarse fotos.

La bronca se produjo durante la inauguración de la nueva entrada al recinto turístico debido a la imposibilidad de que los camelleros pudieran trabajar libremente como han hecho hasta ahora. Con el argumento de que las rutas para los animales estaba todavía en construcción, se denegó el acceso al recinto a los camelleros y sus monturas y estos, en represalia, bloquearon la carretera de entrada y lanzaron agua a los autobuses turísticos, explicó a Efe Sohaila, una guía turística que presenció el conflicto.

Ultimátum a los camelleros: cumplir o "ser excluidos completamente"

La tensión revela el enfrentamiento entre estos camelleros turísticos, que han sido acusados en reiteradas ocasiones de maltrato y explotación animal, y las empresas que explotan y se están encargando de rehabilitar y mejorar el recinto. "La solución es que deben trasladarse a la zona peatonal tal como ha planeado el Estado, y mantenerse alejados del camino asfaltado destinado a los autobuses para no obstaculizar a los turistas. En caso de negativa deben ser excluidos completamente, con el fin de proteger esta zona histórica", sentenció hoy en su cuenta de X el empresario egipcio, Naguib Sawiris, uno de los hombres más ricos de Egipto y propietario de empresa que gestiona las pirámides.

Para los dueños de los animales no son beneficiosos los planes de la empresa Orascom Pyramids Entertainment Projects de reubicar sus actividades a una sola área designada dentro del recinto, que todavía está sin terminar, lo que ya se había anunciado hace meses con el objetivo de ofrecer "una experiencia más organizada y respetuosa con el medioambiente". En un comunicado sobre este asunto, la compañía afirmó que de no encontrarse una solución para todas las partes, el conflicto "podría tener un impacto muy negativo para la imagen y reputación de Egipto", además de "socavar todos los esfuerzos realizados por el Estado y el sector privado para representar uno de los mayores sitios de patrimonio mundial de una manera civilizada y segura".

Inacción de las autoridades

La empresa también protestó porque las autoridades allí presentes no "intervinieron" de forma "decisiva", lo que ocasionó mayores tensiones, y que se replicase el mismo incidente en varios puntos del recinto, por lo que "sistema quedó completamente paralizado" e incluso sus empleados "fueron agredidos e insultados". "El interés general está por encima de los 2.000 individuos que durante años han dañado la imagen de su país", criticó Sawiris en otro tuit.

Hasta el momento, los camelleros podían desplazarse libremente por el recinto, incluidas las carreteras, y captar clientes que quisieran darse un paseo o tomarse una fotografía, mientras que los nuevos planes los relegan a zonas concretas, con una ruta fija y solo una parada para recibir clientes.

Orascom, empresa privada bajo la supervisión del Ministerio de Antigüedades egipcio, anunció en diciembre del año pasado una inversión de más de 46 millones de euros para organizar el recinto, así como ofrecer más servicios al turista.

Entre sus compromisos existía el hecho de que todos los autobuses que circulan dentro del recinto debían ser eléctricos, aunque según la guía turística que consultó Efe, todos los autobuses que participaban en la inauguración "eran autobuses turísticos normales, por lo que los autobuses eléctricos todavía no funcionan o su número es insuficiente".

Según Orascom, en el primer día de prueba del nuevo sistema para visitar la Meseta de las Pirámides de Giza todo transcurrió de forma ordenada y fue un éxito, donde se recibieron "más de 45 autobuses" y "13.800 visitantes, un cifra mucho mayor de lo habitual".