La mayoría de ciudadanos de Michigan votaron en noviembre por el ahora presidente estadounidense, Donald Trump. Lo hicieron también en 2016, pese a que la tradición de los últimos 20 años había sido votar demócrata. La diferencia de votos con Hillary Clinton fue entonces de solo un 0,2%, convirtiéndose en el estado en el que las elecciones estuvieron más ajustadas ese año. En esta ocasión, la partida no estuvo tan igualada y Trump ganó con un 1,4% de los votos.
Los michiguenses eligieron a Trump al considerar que su situación económica es ahora peor que hace cuatro años. El porcentaje de quienes creen que su economía se ha deteriorado se disparó del 15% al 45% entre 2020 y 2024. Pero su población no solo escogió al republicano por motivos económicos: el enfado de los demócratas y en concreto de su población musulmana con Kamala Harris por su apoyo a Israel en mitad de la guerra en Gaza también influyó. En Dearborn, el Partido Verde y su candidata Jill Stein se llevaron un 18% de los votos en noviembre, frente al menos del 1% que consiguió a nivel nacional.
Hoy, los trabajadores de Michigan afrontan miles de despidos por los aranceles de Trump.

El presidente detuvo el miércoles los aranceles recíprocos que habían entrado en vigor apenas horas antes, y que suponían un recargo a los vigentes desde el sábado. En sustitución, aprobó un gravamen universal del 10% que aplica a todos los productos que entren de cualquier país del mundo, con la excepción de Rusia, Bielorrusia, Corea del Norte y Cuba. Pero el presidente no frenó ni pausó los fuertes aranceles (del 25%) que impuso al sector del automóvil, en vigor desde el 3 de abril, ni parece que planee hacerlo, lo que repercutirá directamente en la economía de Michigan, un estado cuyo 20% de la población trabaja en la industria del automóvil.
México y Canadá también se enfrentan a esos aranceles, con la salvedad de que los fabricantes que cumplen con los términos del acuerdo de libre comercio entre los tres países (el TMEC o USMCA, en inglés) pueden deducirse el valor de las piezas estadounidenses. Los aranceles a las partes de los automóviles está previsto que entren en vigor el próximo 3 de mayo. Algunas partes de los automóviles cruzan la frontera hasta siete veces hasta que se ensamblan del todo, y esa es la razón por la que el precio de los vehículos puede subir miles de dólares con los aranceles.
Por este motivo, la gobernadora de Michigan, la demócrata Gretchen Whitmer, visitó el miércoles la Casa Blanca junto con una delegación compuesta por demócratas y republicanos para pedirle ayuda en varios asuntos relacionados con su estado, entre ellos los aranceles.
“Tenemos el placer de tener a Gretchen Whitmer de Michigan, el gran estado de Michigan, quien realmente ha hecho un trabajo excelente, es muy buena persona”, dijo Trump, unos elogios que no le vienen nada bien a Whitmer teniendo en cuenta que el suyo es uno de los nombres más sonados para presentarse a presidenta del país en 2028, y en un momento en el que los votantes parecen estar pidiéndoles que reaccionen ante Trump.

“Entiendo el motivo que hay detrás de los aranceles, y puedo deciros que en esto es donde el presidente Trump y yo estamos de acuerdo: necesitamos fabricar más cosas en América, más coches y barcos, más acero y barcos”, dijo Whitmer. “Necesitamos un comercio justo”. La gobernadora dijo que no está en contra de los aranceles, pero que cree que deben ser usados como una herramienta. Y en ese contexto pidió que ambos partidos se acerquen a los para “conseguir entrar en, como dice el presidente Trump, la Era Dorada de la industria Estadounidense”.
La de Whitmer es una posición difícil porque aunque las empresas fabricantes de automóviles de Michigan están en contra de los aranceles, conscientes del daño que les harán, muchos trabajadores no los rechazan en general, porque sí creen en la idea de impulsar la industria estadounidense y proteger el empleo a nivel nacional. O al menos así lo creían en noviembre.
Esta semana, la Cámara Regional de Detroit y MichAuto, una asociación de empresas fabricantes de vehículos y de movilidad, han pedido a Trump que deje de lado los aranceles antes de que conduzca a “subidas de precios dramáticas, rupturas en las cadenas de suministro” y dolor en el estado que tanto depende del automóvil, insistiendo en que proteja su industria y cadena de suministro internacional de una fragmentación que dañaría su competitividad.
“La mítica industria de Míchigan y las cadenas de suministro y los empleados que la sostienen continuarán soportando la incertidumbre y la disrupción de estas políticas comerciales tan cambiantes”, han dicho en un comunicado después de advertir ya el mes pasado que los aranceles harán daño a los fabricantes de vehículos.
A la industria no solo le perjudican los aranceles de Trump a los coches, también los del aluminio y el acero (del 25%), que tampoco ha pausado ni levantado esta semana. También pasa lo mismo con los aranceles a la electricidad. “Dejemos fuera a los automóviles y a la energía, ambos son críticos para los fabricantes y tienen un impacto directo en el bolsillo de la gente”, ha dicho la gobernadora de Michigan.
Uno de cada cinco empleos en Míchigan depende del sector del automóvil. “El dolor que sentirán los ciudadanos de la clase trabajadora será profundo”, han pronosticado las dos organizaciones. El sector del automóvil contribuye a la economía de Michigan con 300.000 millones de dólares anuales, según la Cámara de Comercio de Detroit.
El presidente estadounidense ha dicho que está valorando conceder excepciones a algunas empresas o productos, pero no está claro a cuáles. “Hay algunos que han sido golpeados muy duro”, dijo el miércoles. “Hay algunos que, por la naturaleza de la compañía, han sido golpeados un poco más fuerte. Vamos a mirarlo”.

Esta semana, una consultora de Detroit ha calculado que las ventas de coches de Estados Unidos y Canadá podrían caer en 1,8 millones de vehículos este año y que el sector podría estancarse durante la próxima década si la guerra comercial escala.
Stellantis, matriz de la marca Chrysler, ya anunció la semana pasada que va a parar la producción en dos plantas en México y Canadá, lo que repercutirá en otras cinco que están conectadas a ellas, y que despedirá de forma temporal a 900 trabajadores estadounidenses. Otros fabricantes están limitando las importaciones de vehículos americanos para reducir el impacto de los aranceles.
En respuesta, la Casa Blanca ha dicho que otros fabricantes como Hyundai han anunciado nuevas inversiones en Estados Unidos y que esas inversiones, junto con las bajadas de impuestos que Trump llevará a cabo gracias a los aranceles, “continuarán impulsando el histórico crecimiento de la industria y del empleo”.
De su lado, un grupo que representa a General Motors, a Ford, Toyota, Stellantis y otros fabricantes ha advertido también de las subidas de precios y la propia Hyundai ha dicho a los concesionarios que tendrán que cambiar los precios si los aranceles entran en vigor.
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hace 5 horas
Tiene razón «nadie» la culpa no es de los inútiles que votasteis a Nerón Sánchez, para que sea un servidor del prófugo del maletero, simplemente ya se veía que era capaz de vender su alma por estar en la moncloa.
hace 10 horas
Entonces la actual situación económica es consecuencia de la población de Michigan que votó al presidente naranja.
Culpable el que vota y no él que gobierna.
Curioso y simplista enfoque
hace 10 horas
Imaginemos que el loco tiene razón.
Que los fabricantes fabrican en EEUU.
Como conseguirá que el dinero, léase todos los beneficios, se queden en su país?
Sucederá eso o volarán a Corea, a Japón o a Europa?
Este Sr. Está como una regadera.