Su elección fue una de las tantas sorpresas que el Papa Francisco introdujo en el Vaticano. Durante años Yoannis Lahzi Gaid ejerció como secretario personal del pontífice, a medias con el argentino Fabián Pedacchio Leániz. Su nombramiento fue en sí mismo un hito: Yoannis, egipcio, fue el primer representante de la rama oriental de la Iglesia católica en acceder a un puesto de tal trascendencia. Una declaración de intenciones por cuyas razones últimas el sacerdote sigue interrogándose mientras llora la pérdida del hombre con el que trabajó hasta sus últimos instantes de vida.

“Se lo pregunté muchas veces, y también me lo he preguntado a mí mismo. Creo que mi nombramiento fue otro gesto único e inesperado del Papa, que quería abrazar al mundo entero y buscaba tender puentes entre Oriente y Occidente, entre la Iglesia romana y las Iglesias orientales, entre el mundo cristiano y el mundo islámico. Creo que el Santo Padre quería enviar un mensaje de paz, apertura y diálogo”, explica Yoannis en una entrevista con El Independiente, aún con la conmoción de su muerte y cuando la curia prepara el funeral de Jorge Mario Bergoglio que se celebrará este próximo sábado en la Basílica de Santa María la Mayor.

En la distancia corta el Papa Francisco era idéntico al que se proyectaba en público: un hombre auténtico, lleno de bondad, misericordia, seriedad y calidez

"Me quedé sin palabras ante su sencillez"

Lahzi Gaid (El Cairo, 1975) fue nombrado secretario personal segundo del Papa en abril de 2014. Sustituyó al maltés Alfred Xuereb, heredado de Benedicto XVI. Compartió tarea con Pedacchio Leániz en una división de tareas que Francisco estableció rompiendo con la tradición de sus predecesores y reivindicando los tiempos de Pío XII. Tanto Lahzi Gaid como Pedacchio Leániz conservaron otros trabajos a tiempo parcial en la Santa Sede y, a diferencia de los secretarios personales de Benedicto y Juan Pablo II -Georg Ganswein  y Stanislaw Dziwisz-, evitaron el foco público y no desempeñaron el papel de guardianes del Papa. En el caso del egipcio, sus apariciones públicas son contadas. Acompañó a Francisco en sus históricos periplos por El Cairo y Emiratos Árabes Unidos y ha concedido contadas entrevistas.

Ahora, en conversación con este diario, el prelado copto recuerda algunos de los pasajes que compartió con el sucesor de San Pedro. El más inolvidable, rememora, fue el primer encuentro, el que allanó el camino hacia su oficina. “Cuando, tras la decisión del Santo Padre de permanecer en la Casa Santa Marta, llamó a todos los sacerdotes residentes para que volvieran a la vida normal con él y, después de la Santa Misa, me saludó en árabe y me preguntó cómo estaba. Me quedé sin palabras ante su sencillez, cordialidad y gran capacidad para hacer sentir a los demás a gusto” evoca. “Era un pastor cercano al pueblo y capaz de comunicarse con palabras y gestos muy sencillos y muy significativos”, desliza.

Su idea fundamental es que todos somos hermanos. Venimos de las manos del Dios único que nos creó no para odiarnos, sino para convivir

A sus cincuenta años, el secretario personal segundo de Francisco representa a una iglesia, la católica copta que sigue el rito de Roma y que es una pequeña minoría dentro la minoría cristiana egipcia. Apenas unos 180.000 fieles en una comunidad dominada por la Iglesia Ortodoxa Copta, que profesa alrededor del 8% de los 100 millones de egipcios. “Tuve el privilegio de trabajar estrechamente con Francisco durante más de seis años, aprendiendo de su escuela y nutriéndome de su gran capacidad para manejar incluso los temas más difíciles con serenidad y sin perder nunca la sonrisa ni el ánimo hacia los que le rodeaban”, comenta el sacerdote, formado en la Academia Eclesiástica Pontificia y enrolado desde 2007 en el servicio diplomático de la Santa Sede. Trabajó en las nunciaturas del Congo, Jordania e Irak antes de convertirse en la sombra del Pontífice. En Bagdad fue testigo de la masacre contra una iglesia católica que en 2010 segó la vida de 58 cristianos y del rápido éxodo de la comunidad cristiana.

El Papa Francisco y su secretario personal en un encuentro con el presidente palestino Mahmud Abbás.

“En la distancia corta el Papa Francisco era idéntico al que se proyectaba en público: un hombre auténtico, lleno de bondad, misericordia, seriedad y calidez”, esboza quien fuera una de las piezas clave de la apuesta de Bergoglio por el diálogo interreligioso, por ese abrazo con el islam en un mundo marcado por el radicalismo y el fanatismo. “Creía firmemente en ese diálogo y solía decir: 'O construimos el futuro juntos o no habrá futuro'. El Santo Padre creía que la única forma de abordar la intolerancia es la tolerancia, el fundamentalismo es el diálogo, el terrorismo es la libertad religiosa. El Documento sobre la Fraternidad Humana sigue siendo un faro del pontificado del papa Francisco y una piedra angular de su pensamiento y su obra”. Inspirado en la invitación de San Francisco de Asís a vivir un amor que va más allá de las barreras de la geografía y del espacio, el Papá dejó en Fratelli Tutti su legado de tolerancia religiosa frente a “las políticas de integrismo y división”.

Y en ese apostolado el cura copto hizo de traductor al árabe, cicerone y socio imprescindible del primer Papa latinoamericano de la Historia. “Su idea fundamental es que todos somos hermanos. Venimos de las manos del Dios único que nos creó no para odiarnos, sino para convivir y ver la riqueza en la diferencia. La violencia religiosa, según el papa Francisco, es la prueba de la falsedad de quienes la promueven. No se puede unir a Dios con la violencia, la fe con el odio, la religiosidad con la brutalidad”, esgrime Lahzi Gaid en la entrevista con este diario.

El Papa Francisco con Ahmed el Tayeb, Gran Imam de Al Azhar. | EP

"Un hombre incansable"

De su larga singladura juntos recuerda con especial emoción su viaje a El Cairo y el primer desembarco de un patriarca católico en la península Arábiga, la cuna del islam. “La visita a Egipto, mi patria, en 2017, y a los Emiratos Árabes Unidos y, por supuesto, el momento de la firma del Documento sobre la Fraternidad Humana, el 4 de febrero de 2019”, replica. También mantiene intacta la memoria de los 21 migrantes cistianos egipcios que fueron decapitados por la rama libia del autodenominado Estado Islámico en una playa de Sirte, la ciudad natal de Muamar Gadafi. “Cuando me vio llorar tras la noticia de los coptos asesinados y decapitados en Libia, me abrazó diciendo: 'Estoy muy cerca de ti… ¡Llama inmediatamente al papa Teodoro II [el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Copta] porque debo darle el pésame!'; cuando en Egipto, después de la misa, volvió para abrazar a mis padres… Miles y miles de recuerdos que permanecerán indelebles en mi corazón”, desliza.

El Papa Francisco y su secretario personal con el presidente egipcio Abdelfatah al Sisi. | Presidencia de Egipto

El sacerdote copto considera que “el Jubileo, es decir, el actual Año Santo, es su mejor legado, el que representa una invitación a la Iglesia peregrina en el mundo a seguir anunciando a Cristo con alegría, fuerza, convicción y fidelidad a su misión salvífica”.  A su juicio, la mayor conquista de Bergoglio fue “anunciar una Iglesia cercana al pueblo de Dios con palabras sencillas y gestos ricos en profundidad, espiritualidad y fe”. “Era un hombre que trabajaba incansablemente, sin quejarse, sin pensar en sí mismo, sin olvidar los detalles más remotos y minuciosos. Era un gran trabajador en la viña del Señor. Prácticamente desconocía las palabras 'aplazar', 'basta' o 'déjalo estar'”.

Lahzi Gaid, que dirige la Asociación Bambino Gesù de El Cairo dedicada a la construcción de un orfanato y un hospital pediátrico en la nueva capital administrativa que Egipto construye en pleno desierto, siguió viviendo junto al Papa Francisco hasta sus últimos días. “Al vivir todavía con él en la Casa Santa Marta, lo vi antes de que fuera al Hospital Gemelli y a su regreso”, admite. “De él he recibido muchas lecciones de vida y fe. Pero la lección más importante será seguir su ejemplo de trabajar día y noche por la Iglesia y ayudar a los necesitados. Todas las actividades de nuestra Asociación Bambino Gesù de El Cairo y de nuestra Fundación Fraternidad Humana se basan en la convicción de que es necesario transformar la Fraternidad Humana en acciones concretas de fraternidad, cercanía, solidaridad y humanidad. El mundo no necesita palabras bonitas, sino acciones concretas. Necesita testigos y no solo discursos”, alega.

A su sucesor, quien fuera su secretario personal le pide que “lleve adelante el mensaje de la Fraternidad y siga los pasos de Cristo a través del ejemplo del Papa Francisco”. No alberga dudas de cómo la Historia recordará al argentino para quien trabajó: “Fue un papa que se mantuvo fiel a sus convicciones y costumbres. Un papa capaz de conectar con todos y de ser comprendido por todos. Un papa valiente a la hora de avanzar y de pedir perdón y dar marcha atrás cuando se daba cuenta de que había tomado la decisión menos acertada. Un jesuita convencido e incansable”.