Las elecciones presidenciales en Polonia eran un examen para el primer ministro, el liberal Donald Tusk, y lo ha suspendido. La victoria del populista Karol Nawrocki, un historiador sin experiencia política al que apoya el partido Ley y Justicia (PiS), confirman que el electorado polaco está decepcionado con el actual gobierno, al que aún le quedan dos años de legislatura. La oleada populista global, alentada por la victoria de Donald Trump, alcanza así de nuevo a Polonia.

Karol Nawrocki, de 42 años, ha recibido un 50,89% de los votos y Trzaskowski un 49,11%. Les han distanciado 369.351 votos: los dos por encima de los diez millones de votos. Es el resultado más ajustado en las elecciones tras la caída del comunismo.

La participación ha llegado al 71,3%, la más alta en unas presidenciales pero lejos de la registrada en las legislativas del 15 de octubre de 2023, cuando una coalición encabezada por Donald Tusk, de Plataforma Cívica, pudo desbancar del poder a los nacionalpopulistas de Ley y Justicia. Llevaban ocho años en el poder.

Aún conservaban la Presidencia. Andrzej Duda, lo que ha dificultado que la coalición de Donald Tusk, en la que se integran Lewica (Izquierda) y Tercera Vía (centro) pusiera en marcha las reformas prometidas al electorado, como la ley del aborto. El presidente en Polonia tiene, sobre todo, poder de veto, y para salvarlo se precisan tres quintas partes del Sejm (Parlamento). La coalición gubernamental no tiene esa mayoría.

"Hay que decirlo claramente: estas elecciones presidenciales son, en la práctica, una tarjeta roja para el equipo de Donald Tusk", ha dicho el politólogo Antoni Dudek. "Si analizamos más detenidamente los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, queda claro que Polonia está girando hacia la derecha tras un año y medio de gobierno de Donald Tusk", argumenta.

En la primera vuelta el líder de Konfederacja, Sławomir Mentzen, rozó el 15% y el ultraderechista antisemita Grzegor Braun, superó el 6%. Aunque ninguno de ellos pidió el voto para el populista, la mayoría de sus votantes optó por Nawrocki. A eso se suma que la movilización ha sido mayor en el este, donde domina el PiS, y que muchos que eligieron a algún candidato de izquierdas o se abstuvieron por estar decepcionados con Tusk finalmente no han apoyado a Trzaskowski.

Según Dudek, esta tendencia hacia la derecha podría intensificarse. "Si esta política no cambia radicalmente, este giro hacia la derecha será aún más profundo dentro de dos años y medio". Y puede que el beneficiario no sea el PiS sino Konfedercja, anti imigración, euroescéptico también, pero liberal en economía.

Donald Tusk, pato cojo

Este choque entre el presidente y el Gobierno va a ser incluso más brutal porque Nawrocki es más batallador, llega más fresco y las legislativas están más cerca. Además, a Tusk le debilita que esta elección era un referéndum sobre su gestión y lo ha perdido. Va a convertirse en un pato cojo.

"Tenemos por delante dos años de peligrosa vida política, quizá menos. Nawrocki dijo que si llegaba a ser jefe de Estado buscaría convocar elecciones parlamentarias anticipadas. Si esto sucederá o no dependerá de lo que sea más rentable para el PiS. ¿Habrá un lento desangramiento del gobierno de Donald Tusk por parte del nuevo presidente, o de un cambio de alianzas y la caída del gobierno actual?", escribe Jacek Nizinkiewicz, que ha cubierto la campaña en el diario polaco Rzeczpospolita.

Esta victoria de Nawrocki tiene nombre y apellidos. Fue Jarosław Kaczyński, el hombre que mueve los hilos en el PiS, quien descubrió como "candidato ciudadano" a Nawrocki, desconocido para los polacos hace apenas unos meses. En lugar de elegir a un político del establishment conservador, ha optado por un outsider que para muchos encarna los valores tradicionales polacos. "Es el candidato del pueblo frente al que para muchos en el mundo rural representa la élite", Tzraskowski", decía Marcin Duma, director del instituto IBRiS. Trzaskowski ha ganado en las principales ciudades desde Varsovia, donde es alcalde, hasta Cracovia, Wrocław, Poznań y Gdańsk. Nawrocki se ha impuesto en el campo y en el este del país.

A pesar de los escándalos que han revelado los medios polacos, entre ellos sus tratos con prostitutas como proxeneta amateur o sus peleas con hooligans, los conservadores han visto en él un defensor del patriotismo que excluye al inmigrante y está arraigado en la historia del país. Lo resumía uno de sus votantes en Varsovia, Andrzej, un informático jubilado, de más de 80 años. "Quiero que Polonia regrese a las fuentes del cristianismo. A ello debemos el gran desarrollo del país. Tenemos mil años de tradición. Parece que el comunismo se acabó pero resiste en el gobierno. Deseo que los que gobiernan lo hicieran pensando en toda la nación".

Para Andrzej, Nawrocki como director del Instituto de la Memoria Nacional ha hecho una gran labor. "Conoce bien cómo es nuestra historia y como presidente va a enseñar lo que ha pasado realmente. Podremos respirar tranquilos".

Empuje al trumpismo global

El papel del presidente también tiene peso en política exterior y de defensa. Y Nawrocki mira sobre todo a Donald Trump, a quien fue a ver a principios de mayo. Trump le recibió en la Casa Blanca. En la celebración de la conferencia conservadora (CPAC) la semana pasada en Rzeszów estuvo la secretaria de Interior, Kristi Noem. Nawrocki lo convirtió en un acto de apoyo a su candidatura, también avalada or oros populistas como el rumano George Simion, el húngaro Viktor Orbán, y el eslovaco Robert Fico.

Nawrocki se alinea con los críticos a la UE, quienes quieren una Europa de naciones, en un momento en el que Donald Tusk había situado a Polonia como un país clave por su decidido apoyo a Ucrania. Nawrocki se opone a que Ucrania entre en la OTAN y reclama que cumpla con Polonia y pida perdón por las masacres en Volinia, donde los ucranianos masacraron a unos 100.000 polacos entre el verano y el otoño de 1943. Sigue el discurso anti alemán ideado por

A pesar de su conocido euroesceptiticsmo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha escrito en X que espera que la excelente coopración con Polonia. "Estoy convencido de que la UE seguirá manteniendo su excelente cooperación con Polonia. Juntos somos más fuertes en nuestra comunidad de paz, democracia y valores. Trabajemos, pues, para garantizar la seguridad y la prosperidad de nuestro hogar común".

Una noche de infarto

La noche empezó en Varsovia con un ganador, el liberal Rafał Trzaskowski, con el primer sondeo a pie de urna, y en la madrugada del lunes emergió como vencedor el historiador conservador, Karol Nawrocki, a quien daba la victoria el segundo sondeo.

"¡Ganamos!", clamó Trzaskowski poco después de las nueve de la noche, basándose en el primer sondeo de Ipsos en el que tenía sis décimas de ventaja sobre Nawrocki. Sus seguidores estallaron con júbilo, coreando su nombre: "Rafał, Rafał".

En el cuartel general de Nawrocki, las caras eran más largas, pero no se daban por vendidos. "Ganaremos y salvaremos Polonia", dijo convencido el candidato populista. Así fue tras una noche de infarto.

Hay quienes son muy pesimistas y ven riesgo de retroceso democrático, como el ex primer ministro Jerzy Buzek. Sin embargo, el artífice de las marchas de Solidarność, Bogdan Borusewicz, nos decía que en realidad es Donald Tusk quien sigue teniendo el poder. "Entiendo que queráis elevar el diapasón, pero la democracia no peligra".