Ha sido una pequeña alegría en una tristeza que se prolonga cinco lustros. No era la mejor opción, sólo la menos mala, pero al menos esta vez, Pablo Ibar ha visto cómo la amenaza de la pena de muerte se aleja. El jurado popular del tribunal de Fort Lauderdale en Florida (EEUU), que debía decidir la sentencia que se le imponía tras declararle culpable del asesinato de un empresario y dos modelos el verano de 1994, se ha decantado por imponer una pena de cadena perpetua en lugar de la pena capital, como solicitaba la Fiscalía. La decisión ha sido adoptada por los doce miembros del tribunal, siete hombres y cinco mujeres. Pese a que se trata de una pequeña victoria por parte de la defensa, dentro de la gravedad de la condena, los abogados de Ibar ya han anunciado que recurrirán la sentencia ante el Tribunal Supremo de Florida.
Esta alta instancia ya ordenó la repetición del juicio en 2016 por las irregularidades que detectó en todo el proceso. En caso de que el juicio se volviera a repetir, objetivo que ya se ha marcado la defensa para los próximos años, la Fiscalía ya no podría volver a reclamar la pena de muerte para él.
Los abogados de Ibar ya avanzaron que fuera cual fuera la decisión del jurado, cuyas únicas opciones eran la condena a cadena perpetua o la pena capital, iniciarían la apelación de todo el proceso con la esperanza de una nueva repetición. Fuentes del entorno de Ibar se habían mostrado pesimistas en los últimos días después de corroborar que la actitud del juez volvía a decantarse por respaldar las tesis de la Fiscalía, que solicitaba la pena de muerte, y había dificultado la presentación de testimonios de los abogados de Ibar para evitar la pena capital. El veredicto final del jurado supone, al menos, una victoria sobre el fiscal Chuck Morton, quien de modo incisivo se ha empeñado todos estos años no sólo en declarar culpable a Ibar sino también en que su sentencia fuera a muerte. Esta es una de las pocas derrotas en la trayectoria del veterano Morton.
La última sesión celebrada hoy ha sido especialmente dura. La tensión y los nervios de la familia Ibar eran evidentes, en especial después del varapalo que ya supuso la sentencia de culpabilidad. En estas circunstancias, lo mejor que le podía pasar a Ibar era una condena a cadena perpetua. El duro alegato de la Fiscalía ha vuelto a marcar la última sesión en un intento por volver a convencer al jurado, el mismo que ya lo declaró culpable. El ministerio público ha basado su justificación para solicitar la máxima pena en el vídeo del crimen y en duras imágenes del mismo, así como de las víctimas. La Fiscalía ha asegurado que fue Ibar uno de los autores que mató al empresario y las dos mujeres, "él fue uno de los que los mató, uno a uno", ha asegurado la representante de la fiscalía, Katya Palmiatto, "Ibar no es el buen hombre que nos ha descrito su familia".
La Fiscalía había realizado un duro alegato para solicitar la pena capital para Ibar, "él los mató uno a uno", ha llegado a asegurado ante el jurado.
La contraréplica al último alegato de la defensa ha corrido a cargo del fiscal Chuck Morton, de 75 años. Ha incidido en su petición de la pena capital en otra dura intervención. Morton abandonó la jubilación de la que disfrutaba para retomar este caso y volver a defender la pena capital para Pablo. En torno a las 21.20 horas (hora de España) ha comenzado la deliberación del jurado, que se ha prolongado durante casi dos horas hasta que en torno a las 23.30 horas de esta noche se ha conocido la sentencia.
La defensa considera que cuenta con argumentos de peso para poder lograr una nueva suspensión del juicio, si bien subraya que se trata de un proceso complicado y largo, que podría llevar al menos seis años para la apelación o dos más para, en su caso, organizar un nuevo juicio. En ese caso se trataría del quinto juicio por este caso.
No regresará al corredor de la muerte
Con la condena impuesta hoy, Ibar no tendrá que regresar al corredor de la muerte, donde ya permaneció 16 años encerrado y del que sólo salió después de que hace tres años se dictara la repetición del juicio.
A lo largo de esta segunda fase del proceso, la que tras el veredicto de culpabilidad emitido el pasado 19 de enero debía fijar la condena, la defensa había intentado llegar al corazón de los miembros del jurado. Bastaba con que sólo uno de sus integrantes se opusiera a la pena de muerte para que esta sentencia no pudiera prosperar, al no ser unánime, y se castigara a Ibar con la cadena perpetua. Parece que finalmente lo han logrado.
La defensa de Ibar ya ha anunciado que recurrirá la sentencia e intentará una nueva repetición del juicio. El proceso puede llevar 8 años.
Entre los testimonios que se han escuchado en los últimos días figuraban el de la esposa de Ibar, Tanya, el padre de Pablo, Cándido Urtain, y sus tres hermanos, así como el del embajador de España en EEUU, Santiago Cabanas. La tensión acumulada en este largo juicio hizo incluso que en una de las sesiones Pablo Ibar no aguantara más y se dirigiera directamente al juez, Dennis Bailey, para reprocharle con el dedo de falta de imparcialidad y de ir en su contra para favorecer “constantemente” a la Fiscalía.
Ibar ya estuvo condenado a la pena capital y pasó 16 años en el corredor de la muerte hasta que el Tribunal Superior de Justicia de Florida anuló el juicio y ordenó repetirlo. Tras esta decisión, Ibar abandonó el corredor e ingresó en una prisión ordinaria.
Un fiscal obsesionado con Ibar
Por ahora, Ibar, de 47 años y padre de dos hijos, acumula ya 24 años en prisión. En todos estos años se ha enfrentado a multitud de vicisitudes judiciales. La sentencia que ahora se ha conocido es la correspondiente al cuarto juicio que se ha celebrado contra él por estos hechos. La Fiscalía había vuelto a reclamar la pena de muerte contra Ibar. El fiscal Chuck Morton había mostrado una especial implicación en este caso. Pese a estar jubilado había regresado para volver a acusar a Ibar y pedir la pena de muerte contra él. Durante el juicio Morton lo hizo con vehemencia, en especial durante el último alegato ante el jurado al que pidió que no dejarán libre “a este asesino”, en referencia a Ibar, y logrando, visto el resultado, convencer al jurado de su acusación.
El fiscal Morton regresó de su jubilación sólo para retomar el caso y solicitar la pena capital para Ibar
Ahora las defensas han subrayado el perfil personal de Ibar, su condición de buen esposo y hermano, y el impacto que sentenciarlo a muerte tendría para su entorno. El embajador de España incluso solicitó al jurado “una segunda oportunidad” para Pablo.
Los tres juicios anteriores también estuvieron plagados de un cúmulo de vicisitudes y despropósitos. El primero celebrado en mayo de 1997 fue declarado nulo por no alcanzar el jurado un veredicto de unanimidad. El segundo, iniciado dos años más tarde, contó con una defensa ejercida por un abogado acusado de maltrato a una mujer y que terminó ingresad en la misma prisión que Pablo. El tercer juicio, el celebrado en 2000, fue el que le declaró culpable y lo condenó a muerte. Las compleja y larga apelación posterior no hicieron sino prolongar aún más el calvario. El otro acusado en este caso, Seth Peñalver, también apeló y logró que fuera puesto en cuestión todo el proceso y sus irregularidades. Él logró el veredicto de no culpable que ansiaba Pablo.
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