La directora del Servicio Secreto estadounidense, Kimberly Cheatle, ha dimitido este martes, poco más de una semana después del intento de asesinato del expresidente Donald Trump y después de que congresistas tanto republicanos como demócratas pidieran su cese. Así lo han publicado varios medios de comunicación del país, citando fuentes cercanas con la decisión.

En su comparecencia en el Congreso, Cheatle reconoció este lunes que el intento de asesinato de Donald Trump ha sido "el mayor fallo" de la agencia en décadas y enfadó a los representantes de ambos partidos al no responder a muchas de sus preguntas, escudándose en que hay una investigación en marcha.

La máxima responsable de la agencia que debe proteger a los líderes políticos de Estados Unidos había insistido en que no dimitiría, pero ha terminado cediendo a la presión tras lo que pasó en el mitin de Trump en Butler, Pensilvania, donde un joven de 20 años disparó contra el expresidente intentando matarlo, lo hirió en una oreja y mató a un asistente, dejando graves a dos personas más.

"La misión del Servicio Secreto es proteger a los líderes de nuestra nación. Y el 13 de julio fallamos", declaró Cheatle ante un comité del Congreso. "Como directora del Servicio Secreto de Estados Unidos, asumo toda responsabilidad por cualquier fallo de seguridad. Estamos cooperando con las investigaciones que hay abiertas. Necesitamos saber qué pasó".

Cheatle también prometió que movería "cielo y tierra" para asegurarse de que lo que ocurrió no vuelva a suceder. "Nuestra misión no es política. Es literalmente una cuestión de vida o muerte, como los trágicos eventos del 13 de julio nos lo recuerdan. Tengo confianza total en los hombres y mujeres del Servicio Secreto. Se merecen nuestro apoyo".

Se les avisó hasta cinco veces del asesino

La duda a día de hoy es cómo un chico de 20 años pudo escalar hasta el tejado de un edificio cercano al atril donde Trump hablaba, armado con un rifle semiautomático, y cómo pudo disparar sin que los agentes del Gobierno lo evitasen. Y por qué ese edificio no estaba dentro del perímetro de seguridad que se estableció. Según la declaración de la directora del Servicio Secreto, se les avisó "entre dos y cinco veces" de que había alguien sospechoso en la zona, antes de que Trump subiera al escenario.

Cheatle se escudó este lunes en que sabían que había alguien sospechoso, pero no que supusiera una amenaza real ni tampoco para la seguridad del expresidente. Pero lo que para la agencia fue un fallo de comunicación entre policías de diferentes cuerpos, para Trump fue un riesgo mortal, y por eso los congresistas entendían que la Servicio Secreto no hizo todo lo que estaba en su mano y que por tanto había que tomar responsabilidades.