El Partido Demócrata estadounidense ha decidido dejar de lado el asunto palestino durante la convención que está celebrando esta semana en Chicago (Illinois). Pese a las miles de personas que se están congregando cada día a las puertas del evento, los miembros de la formación están pasando de puntillas por la guerra de Gaza cada vez que toman el escenario, posiblemente a la espera de que su nueva candidata, la vicepresidenta Kamala Harris, se posicione al respecto. En cambio, los demócratas sí condenaron el antisemitismo y mostraron su solidaridad con los rehenes israelíes en poder de Hamás, sobre todo tras la intervención de los padres de uno de los secuestrados.

"Al igual que debemos honrar a los rehenes, también es imprescindible que nos centremos en los 40.000 palestinos asesinados en bombardeos israelís. Negarlos es participar en la deshumanización de los palestinos. El Partido Demócrata debe cambiar de rumbo", tuiteaba la pasada noche la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, en respuesta a un artículo crítico sobre la falta de palestinos en el escenario de la convención. Sin embargo, la representante del Bronx evitó hacer ningún tipo de petición sobre el tema durante los minutos en los que tomó el atril el martes, siendo esta su única frase al respecto: "[Kamala Harris] está trabajando sin descanso para conseguir un alto el fuego en Gaza y traer a los rehenes a casa".

Lo cierto es que la de Harris es ahora una posición complicada electoralmente hablando. Muchos de sus potenciales votantes le exigen que sea más dura con Israel, que exija un alto el fuego, que termine con la matanza, y la hacen responsable de una situación que nunca debió llegar a los 40.000 palestinos asesinados. Pero si la vicepresidenta cambia la discreta postura que viene manteniendo hasta el momento para ganarse a esos electores, podría perder a otros, y si algo los demócratas tienen claro es que gran parte de su electorado son judíos que exigen mano dura con Hamás.

Este miércoles, el secretario de Estado Anthony Blinken abandonaba Oriente Próximo sin un acuerdo para el alto el fuego entre Israel y Hamás, y durante la noche, Israel bombardeó una zona del Líbano en la que, asegura, Hizbulá guardaba armas. 

Precisamente para movilizar a ese electorado el marido de Harris, el judío Doug Emhoff, se subió al escenario el martes. En medio de un divertido discurso en el que entremezcló anécdotas sobre cómo se conocieron ambos en una cita a ciegas y bromas sobre la suerte que tiene ella de estar casada con él, el ahora segundo caballero del país -será el primer caballero, FGTUS o first gentleman of the United States si ella llega a presidenta- recordó que estudió en un colegio hebreo, que va a la sinagoga y que está comprometido contra el antisemitismo, aunque no haya criado a sus hijos en la misma religión.

"Me encanta ser judío. Me gusta todo lo que tiene que ver con ser judío. Lo proclamaré donde haga falta. No voy a decir que nadie me diga cómo hay que ser judío". La defensa de su religión es la postura que Emhoff viene manteniendo sobre todo después de los ataques perpetrados por Hamás el 7 de octubre en Israel. Cuatro días después de aquella sangría, el marido de la vicepresidenta declaró en la Casa Blanca: "Hemos sido testigos de un asesinato masivo de civiles inocentes. Esto ha sido un ataque terrorista. El terrorismo nunca tiene justificación". Después, en enero de 2023, visitó el campo de concentración nazi de Auschwitz-Birkenau, a pocos kilómetros de Cracovia y este verano estuvo en París, en la conmemoración del atentado en una tienda de delicatessen judía en 1982.

Pero sin duda el momento más vinculado con el conflicto israelopalestino de toda la convención fue la intervención de Jon Polin y Rachel Goldberg-Polin, los padres de Hersh Goldberg-Polin, un israeloestadounidense que fue secuestrado por Hamás mientras asistía al festival de música Nova. Tras su discurso, el auditorio entero coreó Bring them home (Traedlos de vuelta a casa) mientras muchos de los asistentes se enjuagaban las lágrimas, horrorizados con el relato.

"En este momento 109 personas humanas están siendo retenidas por Hamás en Gaza. Son cristianos, budistas, hindús, judíos, budistas. El más joven tiene un año, y el mayor es un señor de 86 años. Entre ellos hay ocho ciudadanos americanos. Uno de ellos es nuestro único hijo. Se llama Hersh, tiene 23 años y como la vicepresidenta Harris nació en Oakland, California. Hersh es una persona feliz, relajada, respetuosa y curiosa. Es un ciudadano. Le gusta el fútbol, le alucina la música y los festivales, y está obsesionad con la geografía. El 7 de octubre fue con un amigo a un festival en el sur de Israel (...) pero terroristas empezaron a tirar bombas. Murieron 367 jóvenes. Solo quienes son padres pueden imaginarse la inmensa angustia que estamos atravesando", dijo la madre, Rachel Goldberg-Polin.

A las puertas del pabellón donde se celebraba la convención, un grupo de delegados demócratas protagonizaron una sentada en protesta por la falta de representación de ningún palestino en el evento. Alrededor de 40 personas pasaron la noche en el cemento, asegurando que esperaban que la líder del partido les dijese que permitiría a algún portavoz propalestino intervenir en la Convención, pero al menos cuando se escribían estas líneas eso no había sucedido. "Es inaceptable, porque, como Demócratas, somos el partido de la representación, el partido de la inclusión", aseguró ante las cámaras el delegado de Michigan Abbas Alawieh. "Este nivel de silencio y de exclusión es profundamente ofensivo para nosotros y no vamos a movernos de aquí".

Los manifestantes se topan con el férreo control policial

Mientras, los cientos de manifestantes que ondeaban banderas palestinas en la entrada de la convención pedían un alto el fuego e intentaban acercarse al recinto, pero un enorme cordón policial se lo impedía. Las fuerzas de seguridad no cuentan con una estimación de asistencia, pero posiblemente podía ser una de las mayores protestas en lo que va de semana. Multitud de manifestantes han venido realizando el mismo recorrido desde que comenzó la reunión de los demócratas, con escaso resultado, puesto que la seguridad que rodea al evento es tal que les resulta imposible aproximarse siquiera al perímetro de seguridad que rodea el United Center, el pabellón donde esta noche hablará Kamala Harris.

"Vosotros los medios tenéis mucho que ver en esto", espetaba un joven presente en la manifestación, que como tantos portaba bandera y pañuelo palestino. En las pancartas de los presentes podían leerse mensajes como “Los demócratas financian el genocidio palestino”, “Israel mata a niños” o "Joe: ya tendrás tiempo de tomar helado en noviembre". La marcha la integraban niños, jóvenes y mayores, todos portando mensajes o simbología palestina como sandías y banderas y mientras entonaban cánticos contra el Partido Demócrata. Para la mayoría de ellos, el miedo al regreso de Trump no es suficiente para votar por Harris: debe ganárselo tomando parte en el conflicto.

La policía insistía en que se trataba de una manifestación pacífica y en que el elevado número de efectivos solo buscaba asegurar que todo se mantuviese bajo control, pero en las cabezas de los asistentes está muy presente la imagen de los disturbios que tuvieron lugar en 1968, durante la Guerra de Vietnam, cuando las protestas terminaron en una brutal represión policial en mitad de la convención del mismo partido. Es algo que podría suceder en la noche de este jueves si la situación se descontrola, un extremo que los demócratas buscan evitar para no robar protagonismo a su nueva líder. Hay quienes piensan que los manifestantes serán los primeros interesados en evitar dar esa imagen. Lo sabremos en unas horas.